JUEVES Ť 15 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Convierte en música los fenómenos meteorológicos
El Resonador Espectral Armónico, nueva invención de Ariel Guzik
ANGEL VARGAS
Hace exactamente un lustro se le definió en estas páginas como un ''alquimista en una época cibernética", pues tras 16 años de trabajo había logrado dar vida al Espejo plasmath, máquina capaz de ''hacer sonar el corazón, el cerebro, las biznagas, los sonidos de la vida".
Ariel Guzik ahora reafirma ese concepto al culminar una invención más: el Resonador Espectral Armónico (REA), instrumento que transforma en música las señales más sutiles del planeta, como las del movimiento del sol, el viento y las nubes.
''El resonador es un instrumento formado por un grupo de sensores metereólogicos y un descriptor armónico de señales sutiles. Esta máquina convierte las variaciones de señales simples, como los movimientos relativos del sol y el viento detectadas por lo sensores meteorológicos, en las curvaturas que las forman y la proyecta de regreso al ambiente por medio de sonoridades armónicas directamente asociadas a dichas curvaturas a través de un proceso al que denominamos de resonancia armónica inversa", explica.
''De esta forma, señales provenientes de esferas lejanas provocan efectos sobre receptores ubicados en la superficie de la Tierra, que responden expresando cantos. Al producir columnas de aire portadoras de vibraciones armónicas, el REA busca entablar un diálogo con la atmósfera terrestre.''
La plática del músico, dibujante, iridiólogo, matemático, físico y herbolario resulta fascinante, más aún si se sabe que gran parte de su conocimiento es autodidacta.
Ni científico ni artista
Las palabras de Guzik sobre cómo funciona su ''máquina" suenan a relato de ciencia ficción, como lo es ver in situ al artefacto, integrado por válvulas y columnas plateadas interconectadas por un cableado. El inventor lo compara, en broma, con los que pueden verse en los laboratorios de alguna película del Santo.
Cuando se escucha el instrumento -merced al disco compacto REA Resonador Espectral Armónico, que por cierto será presentado mañana a las 19 horas en el Museo de Historia Natural-, el instrumento, la música que de él se desprende, resulta indiscriptible y en coherencia con la forma física de la máquina.
Lo más cercano será quizá una mezcla entre el canto de ballenas, el susurro de una canción de cuna, las campanas de una iglesia, los sonidos propios del alba y el tranquilizante fluir del líquido amniótico del vientre materno.
Ya lo dijo alguna vez nuestro compañero Pablo Espinosa: la propuesta de Guzik ''es un viajesote, una música que no necesita definición porque rebasa deliciosamente los parámetros para sumergirnos en la delicia de la música libre, con vuelo propio. Magia, éxtasis, encantamiento. Lúcida alucinación".
La experiencia visual y auditiva invitan a pensar si se trata de una experiencia musical o científica. Para el creador, la frontera entre ambas disciplinas no es trascendente. Además, es un asunto que no se detiene a discutir, porque ''no me asumo ni como científico ni como artista, sino como una persona en el ejercicio de su libre albedrío de expresarse y construir herramientas para hacerlo".
Su atención está más bien dirigida a sus investigaciones para continuar desarrollando instrumentos. Es un afán lúdico que proviene desde la niñez, cuenta, al grado que su laboratorio y sus invenciones representan una prolongación de su cuarto de juegos.
Ariel Guzik, quien hizo posible el REA y otros proyectos gracias a su condición de residente creativo del Museo de Historia Natural, subraya que al final de cuentas su quehacer, su justificación para hacer música, no tiene otra finalidad que compartir otros lenguajes mediante la música y crear reacciones emotivas más que intelectuales.
''Siento que mi trabajo tiene una raíz mexicana que a su vez se remite a una pasión por la música de corte místico o cósmico, lo cual no necesariamente tiene que ver con la antigüedad y cabe muy bien en cuestiones más contemporáneas."