JUEVES Ť 15 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť El especialista abordó el nexo sentimental entre ambas, en su conferencia magistral
Sor Juana no sería la que es sin su relación con la virreina María Luisa Manrique: Alatorre
Ť Que cada quien lea sus versos y opine, pero no se le deben imponer etiquetas, sugiere
Ť Afirma que la poeta no ignoró el amor humano, pues lo conoció en el claustro
ANGEL VARGAS
Una voz femenina irrumpió de entre la audiencia: ''Sólo quiero agradecerle que haya destapado a Sor Juana".
El espontáneo comentario despertó una ligera sonrisa en Antonio Alatorre, quien dio así por concluida su conferencia magistral acerca de la relación amorosa que la Décima Musa sostuvo con la virreina María Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes.
El académico, considerado uno de los más connotados sorjuanistas del mundo, aclaró que ese lazo sentimental no es asunto nuevo y aceptó que si acaso alguna novedad había tenido su exposición era haber presentado la información mediante un recuento cronológico basado en los textos escritos por la monja.
Al término del acto, ocurrido la tarde-noche del martes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM como parte de los festejos por el 350 aniversario del natalicio de la poeta, Alatorre se manifestó en contra de cualquier calificativo o etiqueta que se le quiera imponer a Sor Juana, pues, en el caso específico de su conferencia, no fueron pocos quienes encontraron en la jerónima conductas y comportamientos lésbicos:
''ƑAcaso no existen circunstancias donde dos mujeres se adoren una a otra pero nunca se van a la cama? No estoy sicoanalizando a Sor Juana, nomás estoy leyendo sus versos. Lo malo es imponer etiquetas, mejor que cada quien lea los versos de Sor Juana y si alguien la considera lesbiana, pues que lo diga; si otro dice que es lesbianismo pero de corte intelectual, que hable también; y si alguien más señala que se trata de amor platónico, es su opinión. Ponerle a priori una etiqueta hecha o un calificativo no ayuda para el conocimiento del personaje, al contrario le estorba mucho", subrayó el especialista.
''ƑNo es escandaloso que una monja escriba poesías amorosas?", se preguntó Alatorre para iniciar su conferencia y subrayó que no fue gratuito el amor de Sor Juana por la virreina, luego de que ésta le sugirió la ruptura con el padre Núñez, su confesor, y con ello la sacó de su ''angosto corralito" intelectual para llevarla a los temas y las formas de actualidad de la poesía y la comedia de la época:
''María Luisa, gran aficionada, fue quien le dio a conocer todo esto y asimismo la primera persona con la que Sor Juana pudo platicar de poesía y de teatro. Si la monja hubiera seguido atada al padre Núñez, nada de esto habría ocurrido. Sor Juana sería recordada hoy, y eso por los especialistas en literatura colonial, como autora de muy lindos villancicos, varias loas hechas según las reglas y poco más. En una palabra, sin María Luisa no sería Sor Juana la que es."
El testimonio de Francisco de las Heras
Alatorre subrayó que si alguien se percató de la conciencia que tuvo Sor Juana de ese amor desde los inicios de la relación, fue el secretario de la virreina, Francisco de las Heras, pues fue él quien se encargó de reunir y prologar en el libro Inundación castálida los textos escritos a su patrona por la religiosa.
Y como argumento, refirió una advertencia hecha por ese siervo en el mencionado volumen: ''El agradecimiento de favorecida y celebrada, el conocimiento que tenía de las relevantes prendas que a la señora virreina dio el cielo o aquel secreto influjo hasta hoy nadie lo ha podido apurar de los humores o los astros que llaman simpatía o todo junto, causó en la poetisa un amar a su excelencia -o sea a María Luisa-, con ardor tan puro como en el contexto de todo el libro lo irá viendo el lector".
Los ejemplos fueron desgranándose y creando la historia de ese amor que más tarde pusiera nervioso al editor de la jerónima, el padre Alfonso Méndez Plancarte.
La declaración de amor, según Alatorre, fue mediante este verso: ''rompa pues mi amante afecto/ las prisiones del retiro,/ no siempre tenga el silencio/ el estanco -el monopolio- de lo fino... No es ya cuestión de etiqueta o buenos modales,/ cogióme sin prevención amor astuto y tirano,/ con capa de cortesano se me entró en el corazón./ Aquí yace un alma troya, victoria por el amor".
La Décima Musa, según el especialista, admitió perder el libre albedrío por el sentimiento que desató en ella la virreina, la cual no era indiferente y no fueron pocas sus muestras de correspondencia, pues hubo intercambios de cartas, regalos y retratos.
La relación entre Sor Juana y la virreina María Luisa tuvo encuentros y desencuentros, algo normal entre enamorados, indicó Alatorre, y subrayó el gran dolor que se produjo en la poeta cuando la condesa de Paredes regresó a España
Fue una situación que la escritora vivió y revivió durante varios meses y que posteriormente traduciría ''metamorfoseando y trasladando al nivel intemporal" sus poemas, masculinizándolos, en un segundo libro, cuyo tema es ''la ausencia, la separación de los amantes".
Rubricó el sorjuanista: ''No creo que sea descabellado ni dogmático decir que Sor Juana no ignoró el amor humano... lo conoció cuando vivía en el claustro. Lo que dice Francisco de las Heras no tiene vuelta de hoja, será por esto, será por lo otro pero ella estaba enamorada de María Luisa. Fue su relación con ella lo que le dio, y muy agudamente, la experiencia del amor. Cuando dijo: 'amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos, crece con riesgos, lances y recelos, susténtase de llantos y de ruego', sabía de qué hablaba".