JUEVES Ť 15 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Autor de La eternidad..., redición corregida y disminuida
Eliseo Alberto: adoro los circos que no piden permiso ni perdón
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
La mayoría de las veces los autores revisan alguna edición de sus libros publicados con la intención de corregirlos y aumentarlos. Este no es el caso de Eliseo Alberto, quien retomó La eternidad por fin comienza un lunes pero con la meta de corregirlo y reducirlo.
Eliseo Alberto (Cuba, 1951) explica a La Jornada que se trata de la misma novela publicada por primera vez hace varios años en Ediciones El Equilibrista, sólo que la edición que relanza Alfaguara ''es un poquito más ligerita". Y agrega: ''Son puras palabras lo que he quitado, pero no hay ningún episodio que falte. Es la misma novela" cuya trama transcurre en un circo paupérrimo.
La presentación del libro se realizó el martes pasado en el Mamá Rumba, para darle ese sabor cubano; allí Eliseo Alberto estuvo acompañado por el primer editor de la novela, Diego García Elio, y la escritora Laura Esquivel, quien señaló que el escritor cubano ''es un mago y La eternidad... su manual de alquimia".
Quedó así, dijo, porque la editorial ''me la arrebató, si no, hubiera quedado el cartel del circo", y es que ahora ''me ha dado por esa, por ser muy severo conmigo mismo; y quite y quite y quite. Pero (con La eternidad...) ya paré''.
Antes de leer el episodio que explica el segundo título de la novela -El grande viaje del cisne negro sobre los lagos de hielo de Irlanda- se descubrió como amante de los circos ''de mala muerte".
''Esos circos que yo adoro porque van por nuestros pueblos sin darse cuenta de que pasan fronteras. Nadie le pregunta a un malabarista ruso si tiene en regla su FM3, sino sólo si sabe hacer bien el truco", y los trapecistas, domadores de leones y hombres fuertes ''van por el mundo como yo quisiera: sin pedir permiso ni perdón".
El título de la novela fue tomado de un verso de su padre, el poeta Eliseo Diego, y que su hijo recitó de memoria ante el público:
''La eternidad por fin comienza un lunes,/ al día siguiente doy el nombre tuyo,/ y con la punta del cigarro escribo,/ en plena oscuridad, aquí he vivido."