miercoles Ť 14 Ť noviembre Ť 2001

Carlos Martínez García

Fox y el Episcopado

Los frecuentes traspiés de Vicente Fox y su consecuente caída en los índices de aprobación en la opinión pública son leídos en el Episcopado mexicano como una oportunidad para presionar al Presidente y obtener concesiones para el proyecto de recatolizar al país. Los pronunciamientos de los eclesiásticos el lunes en la sesión de apertura de la 72 asamblea ordinaria de la alta jerarquía católica nos muestra claramente que obispos, arzobispos y cardenales saben a la perfección cuándo es tiempo de apretar para avanzar en lo que llaman la inculturación del Evangelio en la cultura. Inculturación que buscan lograr con una ayudadita gubernamental.

Antes de analizar brevemente las moderadas críticas del Episcopado a Fox, creo necesario recordar que el año pasado la mayoría de los prelados impulsó decididamente la candidatura del abanderado panista a la Presidencia de la República. La consonancia entre las reivindicaciones históricas sostenidas por el Episcopado a partir de que Juárez secularizó el Estado y las promesas de Vicente Fox, en el sentido de hacer en México una revolución ética, no fueron coincidencias gratuitas ni propuestas independientes que se encuentran en determinado punto del camino. La convergencia entre los jerarcas católicos y el primer círculo foxista queda documentada en el libro de Guillermo H. Cantú (Asalto a Palacio, las entrañas de una guerra).

El autor, partidario a ultranza de Fox, devela los entretelones de las concordancias epistemológicas -no las llama así, pero considero válido echar mano de la expresión- que permearon los acuerdos de la dirigencia episcopal y el equipo de relaciones eclesiásticas que dirigió Alberto Ortega Venzor.

Un personaje clave para darle expresión programática a esas concordancias fue el sacerdote Alberto Athié Gallo, quien, a decir de Cantú, "resultó un acierto providencial, de ésos que manda Dios y que hasta los agnósticos creen".

Athié fue el principal redactor de un documento que analizó el pasado de la Iglesia católica en México, su realidad presente y tareas futuras. En ese trabajo la lectura episcopal del papel desarrollado por la Iglesia hegemónica oculta los estragos que significó para el desarrollo del país la imposición del régimen colonial en simbiosis con la fe católica, de la misma manera que simplifica convenencieramente al régimen liberal juarista y el contexto político de su lucha. Athié fue asesor clave en la confección del Decálogo de Fox, listado de promesas que el entonces candidato panista hizo a las Iglesias, pero cuyo interlocutor principal era el Episcopado católico.

Regresemos a la asamblea inaugurada el lunes. De acuerdo con la nota de José Antonio Román (La Jornada, 13/11/01), el Episcopado mostró preocupación porque las expectativas y compromisos ofrecido por Fox no se han cumplido. En este sentido el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Abelardo Alvarado Alcántara, hizo referencia a que en la actual coyuntura "hace falta una voz serena y autorizada que llame a la concordia". De su intervención se desprende que ni el Presidente ni el Congreso y menos los medios, a causa de las recriminaciones o enjuiciamientos que se hacen tripartidamente, pueden ser en estos momentos la voz que guíe a la sociedad mexicana. Por eliminación, esa guía demandada sería la institución que la pide, es decir, la Iglesia católica.

Por su parte el presidente de la CEM, el arzobispo de San Luis Potosí Luis Morales Reyes, reiteró las críticas al laicismo en los ámbitos educativos públicos. Se refirió al "laicismo mal comprendido", que excluye a Dios de los recintos escolares y resulta en una "escasa presencia evangelizadora" de la Iglesia católica. Se condolió de que "salvo honrosas excepciones, hemos estado ausentes en la educación media superior y superior, casi con un sentimiento de inferioridad, como si no tuviéramos un mensaje de verdad y vida". Insistió en que sean los padres de familia, y no el Estado, quienes decidan si desean que a sus hijos(as) se les impartan clases de religión en las escuelas públicas. Luis Morales olvida que en múltiples encuestas de opinión la ciudadanía se ha pronunciado contra la intervención de las Iglesias en el proceso educativo público. Pero insiste, particularmente cuando una exigencia como la suya puede hacer más impacto en una Presidencia de la República urgida de apoyos de sectores que al actual titular del Ejecutivo le son muy significativos. Uno de esos sectores es sin duda para Fox, por la vulnerabilidad política que gracias a sus frecuentes disparates experimenta y por su irregular situación matrimonial (a ojos de su propia Iglesia), el Episcopado, y en su interior lo saben.

No nos engañemos: las críticas de la jerarquía católica a Fox no apuntan a ensanchar los caminos de la democratización integral del país. Aunque en sectores de la CEM pueden existir ánimos auténticamente democráticos, la posición que domina claramente es la de empujar para obtener privilegios perdidos con la instauración del laicismo en la vida pública mexicana. Esa posición pudiera tener las concesiones añoradas, vía un presidente como Fox, quien se siente agobiado por los medios críticos y su propio estatus marital.

La armada foto del beso con Marta Sahagún, con el Vaticano como fondo, responde a esa necesidad personal de obtener la bendición sacerdotal a su matrimonio. ƑSerá que en el Episcopado están aquilatando responder positivamente a esa necesidad (previa anulación del respectivo matrimonio anterior de Vicente y Marta), pero antes esperan señales de que las cosas van a cambiar en el sistema educativo público? ƑPor eso la CEM se endurece ante Fox, para después tener mayor margen de operación ante un Presidente al que se le está diluyendo su capital político?