LUNES Ť 12 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Carta a unos empresarios preocupados

SEÑORES: ME ENTERO a través de un diario deportivo que el pasado jueves tuvieron a bien reunirse destacados hombres de empresa, "entre otros muchos" Alberto Bailleres, Emilio Azcárraga Jean, Xavier Sordo Bringas, Carlos Orozco y Juan Arturo Torres Landa.

LA CONMOVEDORA NOTA, sobre todo por su redacción, agrega que el objeto de la reunión fue "ver la problemática que ataca (sic) a la fiesta, la valorización de ellos (resic), las posibles soluciones y lo que se aportará para ponerla a funcionar... para que sea un espectáculo rentable y tenga el esplendor que siempre (sicazo) ha tenido".

NO ES ESTA LA primera vez que la afición, esa que continúa preocupándose por los rumbos del espectáculo una vez que concluye la temporada grande o una feria nacional, sabe de este tipo de reuniones, si bien sólo a nivel de empresarios taurinos, es decir, de empleados de confianza o socios menores de algunos de ustedes, y que periódicamente se comprometen a dar más y mejores oportunidades a jóvenes valores, sin obtener resultados económicos o artísticos.

EL PROBLEMA QUE amenaza con desaparecer a la fiesta de toros en México es más grave que la tremenda carencia de toreros nacionales con imán de taquilla o que la notable disminución de bravura en las reses de lidia, con el pretexto de un toreo bonito y sin emoción, una vez que sus gerentes han sustituido ésta con diversión, desvirtuando el sentido de la tauromaquia y sacando a la gente de los cosos.

LA CRISIS DE FONDO de la fiesta brava en México reside en que como patrocinadores -son ustedes, junto con Slim, Peralta y Alemán Magnani, los empresarios más ricos en la historia del espectáculo taurino, aunque no los más sensibles- se niegan a preguntarse: ƑQué ofrecemos a cambio de lo que cobramos por un boleto? Por eso las plazas, sus plazas, sólo por excepción registran buenas entradas.

ESTE FEUDALISMO taurino, de espaldas a la afición y a la mejor tradición tauromáquica del país, confunde a los públicos con vasallos y ha convertido a la crítica especializada en súbditos incondicionales, reduciendo el otrora apasionante espectáculo a fiesta particular, en sus propios feudos, con sus propias reses y sus propias autoridades.

POR ANTEPONER EL amiguismo y la importación anual de dos o tres llenaplazas, durante los últimos 30 años se han olvidado del inmenso potencial torero y ganadero de México, volviéndoseles ciencia cómo llenar los tendidos cada ocho días, no una vez al año, entre otras causas por la falta de competencia -y de coordinación inteligente- entre las dos principales empresas, así como por la escasa visión empresarial y filosofía de servicio de sus gerentes.

POR UN MINUTO imaginen que sus importantes consorcios se manejaran con criterios similares a los aplicados al espectáculo taurino. Por ello, porque la fiesta brava pertenece a la cultura de algunos pueblos y no a quienes mal destinan dinero para promoverla, ojalá que en próximas reuniones decidan, con planes imaginativos, fundamentados y coordinados, cómo recuperar, cuanto antes, el interés masivo por la fiesta brava de México. Tienen una oportunidad histórica e irrepetible. Atentamente.