LUNES Ť 12 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Desde hora temprana se instaló operativo de seguridad alrededor del Angel
Deja el festejo tres lesionados y 59 detenidos
Ť Celebración entre bebidas alcohólicas e insultos y agresiones a uniformados
SUSANA GONZALEZ G.
Se quedaron con ganas de estar presentes en el Estadio Azteca debido al precio de los boletos, pero no desaprovecharon la oportunidad de celebrar en el Ángel el pase de la Selección Mexicana al Mundial de Futbol.
Más de 6 mil personas, en su mayoría jóvenes, se concentraron durante cuatro horas en la glorieta de la Columna de la Independencia, pero al término del festejo sumaron 59 personas detenidas por la policía y remitidas ante los juzgados cívicos localizados en la delegación Cuauhtémoc por alterar el orden, ingerir bebidas embriagantes en la vía pública e incluso por vender latas de espuma en aerosol.
Entre los detenidos también hubo jóvenes que protagonizaron al menos dos conatos de enfrentamiento con los granaderos y les arrojaron diversos objetos cuando fueron invitados a retirarse.
El más grave fue cuando la policía se apoderó de un balón que durante una hora sirvió para que decenas de personas participaran, más que a patadas a manotazos, en una cascarita colectiva alrededor del Angel, que arrasaba a su paso con el resto de los presentes y generaba una nube de proyectiles.
Otros dos sujetos fueron llevados ante el Ministerio Público: uno por hacer explotar dos cohetones en medio de la multitud y el segundo por vender latas de solvente para drogarse.
En total hubo tres personas lesionadas: dos por un accidente de tránsito y un descalabrado a causa de un botellazo. Ello sin contar a quienes, en medio de las guerritas de espuma, sufrieron irritación de los ojos como los mismos granaderos apostados alrededor del Angel o algunos fotógrafos de prensa.
Fuera de lo anterior, la SSP reportó que el festejo futbolístico transcurrió en calma tanto en el Estadio Azteca como en el Angel de la Independencia.
Apenas el equipo nacional anotó el primer gol contra su similar de Honduras a la una y media de la tarde, la policía capitalina cerró la circulación de Paseo de la Reforma, Florencia, Río Tíber, Sevilla y Río Mississippi. Al mismo tiempo, se reforzó la formación de granaderos alrededor de la glorieta del Angel, donde fueron instaladas vallas metálicas para impedir que los aficionados subieran las escalinatas de la columna.
En cuestión de minutos, y conforme dos goles más entraron en la portería hondureña, el grupo de veinte jóvenes que con banderas de México en alto y porras a la selección realizaron la primera carrera de la tarde alrededor del monumento, comenzó a nutrirse con la llegada de familias, compadres, amigos e incluso trabajadores de la Zona Rosa, como fue el caso de varios meseros vestidos con mandil y filipina blanca, que dejaron momentáneamente su trabajo.
Leonel Godoy coordinó operativo
Entre los primeros en llegar estuvo el secretario de Seguridad Pública, Leonel Godoy Rangel, quien en medio de un séquito de subalternos y jefes policiacos, también dio una vuelta a la Columna de la Independencia, pero para verificar el dispositivo de seguridad puesto en marcha desde las ocho de la mañana.
Casi 700 policías sectoriales y metropolitanos participaron en el operativo del Angel, mientras dos helicópteros de la dependencia sobrevolaron la zona y una veintena de caballos y 16 perros de los agrupamientos especiales se mantuvieron frente a la Bolsa Mexicana de Valores.
El funcionario permaneció en el lugar durante casi dos horas mientras los uniformados comenzaban a realizar las primeras detenciones de personas sorprendidos en estado de ebriedad o con cervezas en la mano. Incluso seis motociclistas particulares que daban vueltas alrededor del Angel fueron obligados por los motopatrulleros a abandonar la glorieta "para evitar que atropellaran a alguien".
Decenas de aficionados no pudieron sumarse al festejo. Varios grupos fueron interceptados en distintos puntos de la ciudad, como la estación Chabacano del Metro, pues según ordenó Godoy Rangel a Marco Antonio del Prado, jefe de la Policía Metropolitana, tenía que impedirse el arribo de vándalos para que la celebración transcurriera en calma.
No obstante, en lata o botella -incluida la presentación caguama- la cerveza no escaseó entre la concurrencia y pese a las detenciones, muchos escondieron los envases entre las cachuchas y gorros tricolores, ropa e incluso entre las banderas.
Cerrado el paso a automóviles y peseros, la mayoría de la gente utilizó el Metro para trasladarse, en especial las estaciones Insurgentes, Sevilla y Chapultepec de la línea uno.
Alrededor de las cuatro de la tarde, cuando Godoy Rangel abandonó el lugar y la gente se concentraba en el lado oriente de Paseo de la Reforma, se escucharon dos detonaciones. En medio de la rechifla e insultos de la gente, la policía capturó a Guillermo Díaz, quien detonó dos de los 15 cohetones y 20 palomas que tenía en su poder. Otro par de explosiones se escucharon más tarde.
Los ataques con espuma, latas e insultos arreciaban contra la policía cada vez que alguien era detenido, pero quizá el momento de mayor tensión fue cuando los uniformados se quedaron con el balón que sirvió a la muchedumbre de seguidores de la selección lucirse ante la multitud con una patada, manotazo o cabecita.
Entre empujones y gritos, los aficionados exigieron a una decena de policías que les devolviera el balón respaldados por la multitud: "Queremos el balón, cabrones. Culeros".
Pese a la tensión, la pelota no fue devuelta y cuando la gente comenzó a dispersarse, los granaderos sujetaron a dos de los hombres que habían encabezado la protesta -"šora sí, hijo de tu madre!"- para meterlos a una de las paneles estacionadas sobre Florencia.
El entusiasmo decreció a partir de ese momento y muchos, sobre todo quienes iban en familia, comenzaron a emigrar.
A las seis de la tarde, Marco Antonio del Prado dio la orden a todas las patrullas, motocicletas, paneles y camionetas para que con las torretas, sirenas y altavoces encendidos abrieran el tránsito y pidieran a la gente retirarse a sus hogares.
Varios jóvenes se inconformaron con el fin del festejo y otra vez llovieron latas y botellas contra los policías, quienes en grupos de cinco corretearon y capturaron a cuando menos cuatro personas -"ya se acabó la fiesta, cabrones", les dijeron- para subirlas en vilo a la camioneta GO317 del grupo Guerreros, entre otros vehículos.