LUNES Ť 12 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Frei Betto
Interesantes lazos de familia Ť
Prescott Bush integraba, en 1918, la asociación estudiantil Skull & Bones (Cráneo y Huesos). Desafiado por sus colegas, invadió un cementerio apache y robó la cabellera con la piel del legendario cacique Jerónimo.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial, Prescott Bush, socio de una compañía petrolera de Texas, fue sancionado por el gobierno de Estados Unidos por negociar combustible con la empresa nazi Luftwaffe. El tribunal admitió que violaba el Trading with Enemy Act.
Despierto, después de la guerra, Prescott se aproximó a los hombres del poder para usufructuar de la inmunidad y la impunidad. Se convirtió en íntimo de los hermanos Allen y John Foster Dulles. Este último dirigía la CIA por motivo del asesinato de John Kennedy, en 1963. Convenció al viejo Bush a tener un gesto magnánimo y devolver a los apaches la cabellera de Jerónimo. Bush lo hizo, mas al poco tiempo los indígenas descubrieron que la reliquia restituida era falsa.
La amistad con Dulles garantizó al hijo mayor de Prescott, George H. Bush, ejecutivo de la industria petrolera, el empleo de agente de la CIA. George se destacó al punto de coordinar, en 1961, la invasión a Bahía de Cochinos, en Cuba, para derrocar el régimen implantado por la guerrilla de Sierra Maestra.
Fiel a sus raíces texanas, George bautizó las embarcaciones que conducirían a los mercenarios hasta la isla de Fidel de Zapata (nombre de su empresa petrolífera), Bárbara (su mujer) y Houston. La invasión fracasó, mil 500 mercenarios fueron detenidos y, más tarde, liberados a cambio de 10 millones de dólares en alimentos y medicinas para los niños. (No obstante la derrota, George H. Bush se convirtió en director de la CIA en 1976.)
Triste con el mal desempeño de su primogénito como 007, Prescott Bush se consolaba con el éxito que tenía en los negocios petroleros. Y aplaudió la amplitud de visión de su hijo cuando George, a mediados de los años sesenta, se hizo amigo de un contratista árabe que viajaba con frecuencia a Texas, presentándose al poco tiempo en la sociedad local: Muhammad Bin Laden. En 1968, al sobrevolar los pozos de petróleo de Bush, Bin Laden murió en un accidente aéreo en Texas. Los lazos de familia, sin embargo, estaban creados.
George Bush no lloró la muerte del amigo. Andaba más preocupado con las dificultades escolares de su hijo George W. Bush, quien sólo obtenía un promedio de C. La guerra de Vietnam se exacerbó y, para evitar que el hijo fuese convocado, trató de enlistarlo en la fuerza aérea de la Guardia Nacional. La bebida, sin embargo, impidió que el nieto de Prescott se convirtiese en buen piloto.
Papá George lo incentivó, entonces, a fundar, a mediados de los años setenta, su propia empresa petrolera, la Arbusto (bush, en inglés) Energy. Gracias a los contactos internacionales que el padre mantenía desde los tiempos de la CIA, George hijo buscó las inversiones de Khaled Bin Mafouz y Salem Bin Laden, el mayor de los 52 hijos que dejó el fallecido Muhammad. Mafouz era banquero de la familia real saudita y casado con una de las hermanas de Salem. Esos vínculos familiares permitieron que Mafouz se convierta en el presidente de la Blessed Relief, la ONG árabe en la cual trabajaba uno de los hermanos de Salem, Osama Bin Laden.
La Arbusto pidió un concordato y renació bajo el nombre de Bush Exploration y, más tarde, Spectrum 7. Tales cambios fueron suficientes para impedir que la bancarrota amenazase al joven George W. Bush. Salem Bin Laden, fiel a los lazos de familia, vino en socorro del amigo, comprando 600 mil dólares en acciones de la Herken Energy, que asumió el control de la Spectrum 7. Y firmó un contrato de importación de petróleo por valor de 120 mil dólares anuales. Las cosas mejoraron para el nieto del viejo Prescott, que luego se embolsó un millón de dólares y obtuvo un contrato con el emirato de Bahrein, que dejó a la Esso muriéndose de envidia.
En diciembre de 1979, George H. Bush viajó a París a un encuentro entre republicanos y partidarios moderados de Khomeini, en el cual trataron de la liberación de los 64 rehenes estadunidenses secuestrados, en noviembre, en la embajada de Estados Unidos en Teherán. Se buscaba evitar que el presidente Jimmy Carter se valiese del episodio, a punto de perjudicar las pretensiones presidenciales de Ronald Reagan. Papa George hizo el recorrido hasta la capital francesa a bordo del yate de Salem Bin Laden, que le facilitaba el contacto con el mundo islámico. (En 1988 Salem falleció, como el papá, en un desastre de avión.)
En aquel mismo año, los soviéticos invadieron Afganistán. Papá George, que coordinaba operaciones de la CIA, recurrió a Osama, uno de los hermanos de Salem, que aceptó infiltrarse en Afganistán para, monitoreado por la Agencia de Inteligencia, fortalecer la resistencia afgana contra los invasores comunistas.
Los datos anteriores son del analista italiano Francesco Piccioni. Más detalles se encuentran en el libro A fortunate son: George W. Bush and the making of an American President, de Steve Hatfield. Tan sintomático en tanto la actual censura consentida por los medios en Estados Unidos, y la omisión en la prensa de la historia de cómo la CIA creó al general Noriega, de Panamá; Saddam Hussein, de Irak; y Osama Bin Laden, del circuito Arabia Saudita/Afganistán.
Ahora, el nieto de Prescott Bush demuestra su fidelidad a la vena del abuelo: invade Afganistán para obtener, aunque a costa del sacrificio de la población civil, la cabellera de Osama Bin Laden.
Tomado de: Sodepaz