Espejo en Estados Unidos México, D.F. sábado 10 de noviembre de 2001
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Editorial
 
AYUDA HUMANITARIA A CUBA

SOLLas imágenes de los devastadores daños ocasionados por el huracán Michelle sobre Cuba son sólo parte del doloroso retrato de un pueblo que durante 42 años ha sido objeto de un cruel embargo económico, financiero y comercial por parte de Estados Unidos, mismo que ha sido mayoritariamente rechazado por la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU. 

El desastre, además de los cuantiosos daños materiales y la pérdida lamentable de vidas, asestó un duro golpe a una economía que apenas comenzaba a repuntar desde la desaparición de la URSS, y cuya principal fuente de ingresos, el turismo, se ha visto afectada por la caída en el flujo de paseantes tras los atentados del 11 de septiembre. 

Si bien el pueblo cubano ha destacado por su fortaleza interna y unidad para sobreponerse a los problemas, ya sean desastres naturales o embargo estadunidense, la situación que hoy enfrenta merece el mayor respaldo y la solidaridad de la comunidad internacional, como cualquier otro país del mundo.

Y es necesario mencionarlo porque las complicadas relaciones entre los gobiernos de EU y Cuba, y el actual contexto de histeria provocado por la guerra contra el terrorismo, puede ser un desafortunado motivo de cautela en la posición que adopten los países que se han alineado con Washington en este conflicto.

La solidaridad internacional con la isla debe entenderse estrictamente en la lógica de la ayuda humanitaria a un pueblo que acaba de sufrir uno de los peores desastres naturales de su historia y que necesita urgentemente reactivar su economía. Hablamos de miles de personas que tras el paso del huracán han perdido cosechas y viviendas, y cuyos pueblos quedaron parcialmente devastados y sin servicios públicos. 

Sería en verdad reprobable que, influidos por la inercia anticubana de EU y por el maniqueísmo del discurso bélico de Bush, países que por tradición han mantenido una política solidaria con Cuba restrinjan ahora ese respaldo, pues la ayuda humanitaria debe estar al margen de cualquier ideología. 

En principio, el gobierno de EU ofreció, en una nota diplomática, prestar ayuda humanitaria pertinente, en lo que puede considerarse la primera vez en más de cuarenta años de tensas relaciones entre ambos países, durante los cuales nunca se produjo un gesto de esta índole. 

El canciller cubano Felipe Pérez Roque, respondió que lo útil para Cuba sería que, de forma excepcional, teniendo en cuenta las innumerables leyes y regulaciones específicas que lo prohíben, se permitiera a empresas públicas cubanas adquirir de forma expedita determinadas cantidades de alimentos, medicinas y materias primas para producirlas, a fin de restablecer las reservas de recursos. 

En México, el Congreso de la Unión demandó al presidente Vicente Fox disponer la ayuda humanitaria necesaria para apoyar al gobierno y pueblo cubanos. Cabe esperar que, en ambos casos, impere el sentido de solidaridad con un país que, sin duda, saldrá adelante en su reconstrucción.
 

 

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