SABADO Ť 10 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

TIEMPO DE BLUES

Raúl de la Rosa

Las dos Mónicas

Primera llamada


EN LAS DOS últimas semanas, el que escribe tuvo dos interlocuciones importantes y diferentes, ambas con mujeres de nombre Mónica: una, cantante de blues; la otra, apasionada del blues. La cantante reside en California, EU, la otra en La Paz, B.C. Mi relación con la primera ha sido de trabajo y con la segunda ha sido epistolar, esto es, a través del correo electrónico.

LA PRIMERA, LA Leona del Blues, no deja de sorprenderme con esa enorme capacidad de involucrar al público en sus actuaciones; la otra también me sorprende con sus comentarios inteligentes de lo que en este espacio se escribe. Mónica (la de La Paz) nos ha sugerido escribir sobre un aspecto pocas veces abordado: el erotismo en el blues. "Me parece que el blues es de los pocos géneros que producen introyecciones y proyecciones muy subjetivas", comenta.

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Segunda llamada


POCOS GENEROS MUSICALES son motivo de tanta nostalgia como el blues. Existe casi un culto por el pasado; las cantantes del llamado blues clásico siguen siendo motivo de análisis. Lo irónico es que en el blues, considerado como expresión masculina ?por no decir machista?, las cantantes femeninas (valga la redundancia) son las que mantienen la tradición y manejan la misma temática que las primeras cantantes en la década de los años veinte.

EN DOS ARTICULOS publicados en esta sección (03/03/2001 y 10/03/2001) se habló acerca de esas primeras intérpretes que cantaban al amor, los hombres y el sexo. Las letras de las canciones estaban cargadas de dobles significados: ''Si no te gustan mis duraznos, no sacudas mi árbol'', cantaba Bessie Smith.
 

Tercera llamada


CREO QUE UNA de las maravillas de la música popular es que la manera en que cada quien la siente depende de la propia experiencia. El tango o el bolero tienen también esa virtud: son arquetipos de los sentimientos, de la vida amorosa, de la decepción y la pérdida del ser amado. Esta cultura vernácula se transmite de generación en generación, poco a poco se va modificando ?o mejor dicho, adaptando? a su época, pero los elementos principales permanecen. A algunos les sorprendería saber que la tradición del blues continúa en el rap; finalmente, la discriminación, el machismo y la pobreza son constantes para estos ritmos. Las terminologías pueden variar (rythm & blues, hip-hop, rap, etc.) pero ambas generaciones expresan sus circunstancias, que son similares tanto en la década de los años veinte como en el blues contemporáneo o el rap. La cantante negra no representa a la ama de casa, a la mujer sumisa y fiel. Es todo lo opuesto: agresiva, glamorosa, gritona, capaz de expresar su sexualidad y su independencia a través de la música.

AUNQUE SU IMAGEN era ?y es? la de la mujer vistosamente arreglada, objeto de deseo y convincente con lo que canta, la cama vacía, que mencionaba Bessie Smith, es la otra realidad. Son las dos caras de la misma moneda. El escenario, las luces, los aplausos, los autógrafos, son la parte luminosa, envidiable. La soledad de los cuartos de hotel, viajar de ciudad en ciudad, descansando apenas lo necesario para el siguiente show, y la presión del público son el reverso de la moneda. Pero gracias a ellas podemos disfrutar del rito colectivo que, a través de su canto, nos otorga la magia de la música y el sentir que somos parte de un todo, hoy día tan fragmentado.

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