Ť El estado retrocedió en todos los indicadores económicos: investigaciones universitarias
Con Tinoco, Michoacán se convirtió en la tercera entidad más pobre de México
Ť Con 4 millones viviendo en su territorio y 2 más en EU, es una entidad expulsora de mano de obra
ROSA E. VARGAS Y MIREYA CUELLAR ENVIADAS
Morelia, Mich., 9 de noviembre. Los números y las evidencias no dan lugar a engaño. Durante el sexenio de Víctor Manuel Tinoco Rubí Michoacán retrocedió prácticamente en todos los indicadores y hoy es, de acuerdo con investigaciones universitarias, la tercera entidad más pobre de México después de Oaxaca y Chiapas.
Con cuatro millones -en números cerrados- de personas viviendo en su territorio, Michoacán tiene a otros dos millones de los hijos de su tierra en Estados Unidos, con lo que se coloca como una de las principales entidades expulsoras de mano de obra.
Es tan fuerte la presencia de los paisanos michoacanos y sus organizaciones en el país del norte, que los tres candidatos al gobierno del estado viajaron durante su campaña a diversas ciudades estadunidenses para persuadir por el llamado voto ausente, esto es, convencer desde allá a los familiares que permanecen en México para sufragar por determinada opción.
Francisco Garcioadueñas, vocero de residentes en California, comentó que no obstante la recesión económica agudizada luego de los atentados del 11 de septiembre, no se ha dado el retorno masivo a México que algunos señalan. La razón es que aquí hay todavía menos posibilidades de encontrar trabajo.
"Sí hay desempleo masivo; la situación es grave pero no se están regresando", indicó uno de de los migrantes que envían en conjunto alrededor de mil millones de dólares anuales a sus familias y, de paso, sostener buena parte de la economía local.
En el pomposamente llamado Plan de Desarrollo Integral 1996-2000, Tinoco Rubí trazó metas que incluían transformar la estructura productiva y el empleo, incrementar a 3.5 por ciento la participación del valor de la producción estatal en el producto interno, crear 500 mil puestos de trabajo formales, combatir la marginación y la pobreza mediante el incremento en la asistencia social y disminuir el analfabetismo en un porcentaje inferior a 5 por ciento, así como elevar el promedio de escolaridad en siete grados.
A simple vista -si se sigue sólo la estrategia de propaganda oficial- tales objetivos se habrán cumplido al terminar la presente administración. Y se muestran tan ufanos de ello los actuales funcionarios que incluso se ha querido "vender" que "Michoacán es un modelo".
Pero desde la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo el investigador Guillermo Vargas Uribe se ha encargado de desmitificar los logros de que se ufana el gobierno tinoquista. Conocedor de la piel tan delgada de quienes conforman el gobierno local, el académico aclara, en uno de los artículos que ha elaborado para dar la exacta dimensión del desarrollo del estado:
"Las promesas de política económica de los candidatos y luego gobernantes deben ser evaluadas socialmente en los hechos económicos reales. Esa es nuestra labor como investigadores de las ciencias sociales; para eso nos paga la sociedad... Si nuestro análisis puede llegar a molestar es porque se apoya en los hechos y no en los discursos."
Documenta puntual la situación de marcados contrastes económicos y ejemplifica el del puerto de Lázaro Cárdenas, donde existen industrias líderes en su ramo como Sicartsa y NKS, del ramo acerero, que si bien generan gran número de empleos, no alcanzan a cubrir la demanda de la zona porque su infraestructura portuaria está subutilizada.
De ese modo, al lado de los grandes desarrollos fabriles están la prostitución, la pobreza extrema, la delincuencia y el vicio.
De acuerdo con los estudios de Uribe Vargas, es medible que en cada uno de los sectores de Michoacán -sociales y económicos- no hubo prácticamente avances en este sexenio, aunque al mismo tiempo y de forma paradójica fenómenos como el narcotráfico sí tuvieron en ese lapso un literal florecimiento.
De este modo y basado en diversas fuentes -Inegi, Conapo, Julio Boltvinik, entre otras- establece que cerca de la tercera parte de las familias michoacanas no cuentan con condiciones dignas de vivienda y presentan un grado de hacinamiento superior a 16 por ciento; 15 por ciento de la población mayor de 15 años es analfabeta, dos terceras partes de los habitantes no cubren el mínimo de instrucción elemental obligatoria y 55 por ciento de las mujeres indígenas monolingües no saben leer ni escribir.
De igual modo, en Michoacán más de 33 por ciento de la población considerada como de "extrema pobreza" no obtiene ingresos suficientes para adquirir la llamada canasta básica y en cuanto a condiciones de salud, más de la tercera parte de sus habitantes -en un conglomerado constituido principalmente por campesinos, indígenas y pobres urbanos- se encuentra casi en los mismos niveles que hace 25 años.
En un comparativo entre los años 1970 y 2000, resulta que de los 113 municipios que conforman la entidad 7 están considerados como de muy alta marginación, 28 como de alta marginación, 54 de media, 19 de baja y sólo 5 como de muy baja marginación. Para el periodo sexenal que se analiza el académico Vargas Uribe concluye entonces que "en buena parte del Michoacán rural hubo un deterioro que nos llevó a una situación de veinte años de retroceso en calidad de vida".
Establece categórico que "en disminución de la marginación, el gobierno de Tinoco Rubí está reprobado".
Michoacán tiene una de las tasas de crecimiento demográfico más altas del país (2 por ciento), de nuevo sólo superado por Chiapas y Oaxaca, lo que en términos sociales tiene sus efectos más severos en la zona indígena del estado, donde las marcas de la pobreza, el rezago y la insuficiencia de servicios públicos como agua potable, drenaje, salud y educación se advierten por doquier.
En materia educativa, esta entidad ocupa casi en todos los rubros el lugar número 29 entre las 32 que conforman el país. El analfabetismo entre los hombres es de 13.5 por ciento y 13.8 por ciento entre las mujeres. Los niveles de deserción escolar son muy superiores a la media nacional: 4.5 por ciento contra 2.7 por ciento.
Otro sector en el que Vargas Uribe ha centrado sus investigaciones en el narcotráfico, donde asegura que la mariguana y la amapola (principales cultivos locales) representan la quinta parte del producto interno de la entidad y "se mantiene como eje de la economía en varios puntos de la entidad".
De hecho, asegura, forma parte de la cultura de algunos grupos que se prestan a delinquir como acción de sobrevivencia en un estado donde "si la crisis no la ha golpeado aún más es precisamente por la bonanza proveniente del narcotráfico y lavado de dinero".
Con el uso de dos metodologías el investigador ha concluido que en las dos últimas décadas la entidad ha recibido una derrama económica que puede ser de 6 mil 626 millones de pesos o de 2 mil 992 millones de pesos, de acuerdo con el precio promedio de un kilogramo de mariguana y que tan sólo en 1996 el valor de la producción del estupefaciente se estimó en mil 500 millones de pesos, por cierto apenas la tercera parte de toda la producción agropecuaria de Michoacán.
En ese análisis se incluye además que el dinero del narco equivale a la mitad de la captación total tradicional de la banca comercial y la pregunta que le surge de inmediato es ¿cuántos narcodólares se lavan en Michoacán?