EL ATAQUE
Ť Un dirigente del régimen talibán desmiente la ocupación, a través de Al Jazeera
Estaría Mazar-e-Sharif bajo control de la Alianza del Norte
Ť Crucial para el avance de los ataques terrestres de Estados Unidos, la toma de la ciudad
JUAN PABLO DUCH ENVIADO
Tashkent, 9 de noviembre. Tras varias semanas de infructuoso asedio las tropas del general Rashid Dostum, integradas por afganos de origen uzbeko, entraron la noche de este viernes en Mazar-e-Sharif y, pocas horas después, portavoces de la opositora Alianza del Norte afirmaron que ya está bajo su control esta ciudad clave del norte de Afganistán.
El propio Dostum, en declaraciones al canal estadunidense CNN aseguró: "Tenemos completo control sobre la ciudad. El aeropuerto también está en nuestras manos. Los únicos talibanes que quedan por acá son los heridos y prisioneros que hicimos. Tomamos Mazar-e-Sharif".
La agencia noticiosa Afghan Islamic Press, considerada cercana al régimen de Kabul, admitió en un breve despacho la entrada de los hombres de Dostum en la llamada "capital septentrional" del vecino país, pero un dirigente de los talibanes, citado desde Kandahar por el canal de televisión Al Jazeera, desmintió que hayan perdido Mazar-e-Sharif, calificando de "mentira" el éxito militar que se atribuye la oposición.
Un vuelco en la guerra
Más allá de que comenzó la batalla decisiva por Mazar-e-Sharif, no es claro todavía hasta qué punto los sucesos de este viernes representan un vuelco en la guerra contra Afganistán, en la medida en que la toma por la Alianza del Norte de esta crucial plaza allanaría el camino al despliegue de tropas estadunidenses para lanzar su operación terrestre.
Una versión apunta a que las fuerzas de los talibanes que defendían Mazar-e-Sharif, superiores en número, se desmoralizaron por los intensos bombardeos estadunidenses que precedieron el ataque de hoy y por ese motivo se replegaron a la provincia de Namangán. Los bombardeos de hoy fueron muy duros, ciertamente, pero no más que los días anteriores. No parece razón para que "salieran corriendo", como aseveró la Alianza del Norte.
Otra hipótesis sugiere que el abandono de la ciudad de una parte de los combatientes del talibán es una suerte de trampa. En este sentido, no debe descartarse que la entrega de Mazar-e-Sharif haya sido una estratagema para rodear a los soldados de Dostum y trasladar los combates a las calles, este sábado, quitándoles el vital apoyo de la aviación de Estados Unidos, que pensaría dos veces lanzar bombas sobre una ciudad con 200 mil habitantes.
Llama la atención que la milicia talibán esté concentrando fuerzas en los alrededores de Mazar-e-Sharif, incluidos los 5 mil combatientes de refuerzo que llegaron esta mañana ahí, sin participar de hecho en la defensa de la ciudad.
Las tropas de Dostum, en cambio, no pueden esperar refuerzos toda vez que el grueso de la facción tadjika de la Alianza del Norte se ha volcado en el frente de Kabul, encontrándose ya a 50 kilómetros de esa ciudad, y se dispone a empezar su propia ofensiva, con lo cual rompería el acuerdo de no emprender el asalto de la capital hasta que se logre consenso en torno a la composición del futuro gobierno postalibán.
Pese a la euforia mostrada por la Alianza del Norte ante lo que califica de su primer gran triunfo contra el régimen talibán, lo más prudente ahora es no sacar conclusiones definitivas hasta comprobar que las tropas de Dostum tienen la capacidad para retener Mazar-e-Sharif, sin la ayuda de los aviones de Estados Unidos.
La toma de esta ciudad, ubicada a sólo 60 kilómetros de la frontera con Uzbekistán, ha sido la apuesta de Estados Unidos para sacar del pantano su campaña en Afganistán, que en su primer mes y dos días de duración registró resultados cuestionables que en todo caso no se corresponden con la magnitud del gasto realizado, del orden de mil millones de dólares.
Ante la negativa de Uzbekistán a permitir que se use su territorio para lanzar una operación terrestre, y la imposibilidad de encontrar otro país limítrofe dispuesto a lo mismo, Estados Unidos, con la cooperación encubierta del gobierno de Islam Karimov, incrementó sustancialmente el apoyo a la facción de la Alianza del Norte encabezada por Dostum.
Desde la visita a Tashkent, el pasado 30 de octubre, del general Tommy Franks, a cargo de la campaña en Afganistán como titular del comando central del ejército estadunidense, se hizo claro que se volvió prioridad facilitar el avance de las tropas de Dostum.
Los detalles fueron acordados durante la entrevista que sostuvo aquí con Karimov, el pasado domingo, el secretario estadunidense de Defensa, Donald Rumsfeld, quien además consiguió luz verde para usar otras bases militares, además de la de Hanabad, la única reconocida públicamente, así como tres aeródromos de Tadjikistán.
Rinde frutos el apoyo
Gracias al apoyo de los bombardeos estadunidenses, que adquirieron especial intensidad a partir del martes pasado, cuando se empleó por primera vez la bomba BLU-82, la más potente del arsenal de Estados Unidos, después de la atómica, las tropas de Dostum lograron avanzar entre 60 y 100 kilómetros, según diversas estimaciones, hasta entrar hoy en Mazar-e-Sharif.
Si no es una trampa del régimen de Kabul y los soldados de Dostum logran retener la ciudad, Estados Unidos habrá dado el primer paso para instalarse en el norte de Afganistán, toda vez que tendría a su disposición el primer aeropuerto importante en suelo de ese país.
Ahí, Estados Unidos podría desembarcar tropas propias y empezar a concentrar aviones y helicópteros de combate para misiones en otras regiones afganas y para crear la cabeza de puente que necesita.
En los próximos días hará falta tomar la ciudad afgana de Jairaton, separada de la ciudad uzbeka de Termez por el río Amudaria, para abrir un corredor entre Uzbekistán y Mazar-e-Sharif.
Esto permitiría usar la carretera que construyeron los soviéticos durante los tiempos de su invasión, como ruta más directa y eficaz para los suministros terrestres de armamento y comenzar, por fin, el envío de ayuda humanitaria a los cientos de miles de refugiados afganos que la requieren con urgencia ante la cercanía del invierno.
Duro impacto militar
Para los talibanes perder Mazar-e-Sharif significaría un duro golpe, no sólo por ser su primera derrota en esta guerra. En realidad tendría un impacto militar mucho mayor por cuanto miles de milicianos, que todavía ocupan amplias extensiones del norte de Afganistán, quedarían aislados de este importante centro de abastecimiento.
Además, con Mazar-e-Sharif bajo control de la oposición y Estados Unidos a punto de establecerse en suelo afgano, dependiendo de cómo evolucionen los acontecimientos en el resto del país, incluso después de una eventual toma de Kabul, cobraría fuerza la tentación de aplicar el plan extremo de partir Afganistán en dos.
Se comenta aquí en Tashkent, de modo extraoficial, que en caso de que los talibanes logren consolidarse en el sur de Afganistán, donde tienen su mayor base de apoyo entre los pashtunes, y la operación Libertad Duradera vuelva a empantanarse, no debería excluirse que Estados Unidos busque instalar un gobierno provisional en la parte norte.
Pero, para eso, es indispensable que se alcance primero un acuerdo sobre la integración del futuro gobierno de transición. Algo que, en este momento, se perfila como complicado y distante.