VIERNES Ť 9 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
JAZZ
One O'Clock Jazz Band
Ť Antonio Malacara
MARTES 6. FALTABAN cinco minutos para las cinco y éramos apenas una veintena de fuereños los que esperábamos a las puertas del Auditorio Blas Galindo, anexo a la Escuela Superior de Música (ESM). No era de extrañar. A pesar de la gratuidad del evento, su difusión había sido casi nula y ya nos imaginábamos el concierto de la One O'Clock Jazz Band con más gente en el escenario que en las butacas. Pero poco a poco se dejaron caer unos 200 estudiantes de la ESM, rompiendo así las retorcidas expectativas de la mente.
LA ONE O'CLOCK Jazz Band está integrada por 21 estudiantes de la Facultad de Música de la Universidad de Texas en Brownsville, y aunque en esta ocasión no llegaron a la cita un trompetista y un baterista, no creemos que esto haya alterado en gran forma su sonido. El director es Terry Tomlin, experimentado músico que ha militado en las orquestas de Jimmy Dorsey y Russ Morgan, que por más de una década fungió como director de esta Facultad de Música y que desde que fundó la banda de jazz a su cargo ha le ha llevado a obtener varios premios a nivel regional, estatal y nacional.
EL CONCIERTO DE esta tarde se inició con dos números fuera de programa, dos duetos (piano-saxofón y piano-flauta) bastante deshilachados que nos hicieron temer la más agüevante de las catástrofes. Pero no. Una vez instalada la banda en pleno, las muestras de su poder y su contundencia fueron evidentes, a pesar de un arranque trastabillante donde uno de los cuatro trombones pifiaba como gallo de palenque.
DESDE EL PRIMER tema, Samba de ultra brite, Noé Sánchez justificó con amplitud por qué se le ha elegido como único trompetista solista; a lo largo de todo el concierto sus intervenciones derramaron una técnica excelente, una sensibilidad francamente inclinada a los sonidos latinos y un don innato de líder que lo mismo corregía al atarantado presentador que motivaba el groove de la base rítmica.
OTRO SOLISTA SOBRESALIENTE fue Charles Hearn, sax tenor que mantenía un discurso virtualmente ajeno al resto de la banda, pero que lo sabía integrar a la perfección para dotar al conjunto de un sabrosísimo toque blusero. Terry Tomlin, por su lado, no se comportaba como un director tradicional: casi nunca marcaba los compases a los integrantes de la banda, se "limitaba" a modular intensidades, a indicar entradas o a bromear con algunos músicos para minimizar su nerviosismo.
UNA VOCALISTA APARECIO en dos ocasiones, para cantar Here's that rainy day y Desafinado, mostrando que en definitiva es una mujer afinada, pero que dista mucho todavía de ser una buena intérprete; tal vez cuando encuentre los secretos de la intención y el feeling su papel será mucho más decoroso. Fue precisamente en Desafinado que Terry Tomlin se animó a tocar un solo de flauta, tan débil y desdibujado que él mismo medio se incomodó ante el incondicional aplauso de los chavos.
PERO EN GENERAL el concierto gustó, a algunos estudiantes incluso les pareció muy bueno, o al menos eso mostraban con los aplausos y los bravos. En cuanto la banda sonaba entera, con trompetas, saxos, trombones, bajo, guitarra y batería dando el máximo, de veras que estallaba una emoción auténtica y avasalladora; pero llegaban tristes momentos en que las imágenes se caían para ser retomadas, rescatadas una y mil veces por la fuerza y la técnica de los metales. El piano eléctrico y las percusiones "latinas" pasaron desapercibidos. Pero los chavos seguían aplaudiendo.