Música y danza de Corea, en Bellas Artes
CARLOS PAUL
''La tierra de la calma matutina", Corea, presentó la noche del martes en el Palacio de Bellas Artes una muestra de su música y danza tradicionales, de sus ritmos y creencias amalgamadas con la naturaleza para dar a conocer el espíritu de ese país y como parte de una serie de actividades organizadas por ese gobierno en el contexto de los preparativos para la Copa Mundial de Futbol 2002 Corea-Japón.
Más de 40 músicos y bailarines del Centro Nacional de Expresiones Artísticas Tradicionales de Corea, institución con más de mil 400 años de historia, dirigidos por Yoom Miyong, ofrecieron un espec-táculo que se inició con la pieza instrumental, lenta y elegante Sujecheon (música cortesana) a cargo de 12 intérpretes, en la que distintos tipos de flautas, dos violines, tambores (uno en forma de reloj de arena), una cítara de arco y un bak (tablas de madera), parecían armonizar con la respiración lánguida de cada uno de los músicos, quienes al finalizar dejaron el espacio para la ejecución de Cheoyongmu, ''única danza de máscaras interpretada en las festividades de la corte para la familia real y para honrar a enviados extranjeros". Ataviados con distintas máscaras y con trajes de colores que simbolizan las cinco direcciones de la filosofía coreana: azul (este), blanco (oeste), rojo (sur), negro (norte) y amarillo (centro), los desplazamientos rectos y sólidos de los bailarines, poco a poco y aunados a los movimientos de los brazos y manos con mascadas blancas, fueron aumentando su ritmo sin perder solidez para formar distintas figuras geométricas.
Luego vendrían 17 sonrisas femeninas con vistosos y enormes abanicos, bailarinas que con su danza -de las más tradicionales de Corea- formaron distintas y ondulantes imágenes.
Música chamánica
Un cuarteto de percusiones interpretó Samullori, trepidante pieza en la que se unen los sonidos terrenales y fantasmagóricos de los gongs con los distintos latidos de los tambores para embriagar los sentidos y hacer soñar al pensamiento.
Una danza más, Salpuri, cuyos movimientos de la bailarina vestida de blanco para exorcizar espíritus diabólicos o hacer desaparecer las calamidades son acompañados por una de las más cautivantes músicas folclóricas de conjunto de Corea, llamada Sinawi, ''música chamánica de la región de Nambo (sur)".
Con la interpretación de una obra moderna, Chimhyangmu, compuesta en 1974 por Hwang Byung-ki para ser ejecutada por cuatro gayogeum (cítara de 12 cuerdas) y el Pungmullori, fiesta tradicional estilizada en la que se combinan distintas danzas y músicas, de las que resalta el uso del sangno (sombrero con una cinta cuyos movimientos hacen que resalte el espectáculo), cerró esta muestra de la tradición coreana.