VIERNES Ť 9 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť A partir del próximo martes se exhibirán en Los Angeles 108 obras del fotógrafo

Con magna muestra, el Museo Getty festeja el centenario de Alvarez Bravo

Ť Nunca ha perdido el rigor formal del estilo modernista de sus años iniciales, dice la curadora

Ť Parábolas ópticas se trasladará del recinto estadunidense al Munal del Distrito Federal

MERRY MAC MASTERS

En vísperas del cumpleaños 100 del decano de la fotografía en México, que ocurrirá el 4 de febrero de 2002, el Museo J. Paul Getty de Los Angeles abrirá al público el martes 13 la exposición Manuel Alvarez Bravo: parábolas ópticas, integrada por 108 imágenes, la mayoría pertenecientes a la colección de ese recinto (cerca de 98), aunque también hay algunas de donación reciente. La muestra itinerará en el Museo Nacional de Arte (Munal) a mediados de marzo próximo. Asimismo, es posible que viaje a otra urbe de Estados Unidos o Europa.

SOLPara la exhibición se editó un libro dentro de la serie del Getty In Focus, que incluye fotógrafos del siglo XX como Eugene Atget, August Sander, André Kertész, László Moholy-Nagy, Man Ray, Alfred Stieglitz y Doris Ulmann. El volumen, que servirá de catálogo de la muestra de Alvarez Bravo, contiene un texto introductorio de Roberto Tejada, cocurador de la exposición con Mikka Gee Conway; una selección de 48 imágenes con sus respectivos comentarios; la transcripción del coloquio acerca de la vida y el trabajo del artista mexicano de la lente, realizado por el museo hace un año.

Además, se espera la presencia de don Manuel para la recepción del lunes 12.

A diferencia de la exposición organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1997, la del Getty no es una retrospectiva. Ofrece un ''número limitado'' de fotografías organizadas más por temas que de forma cronológica, explica desde Los Angeles Gee Conway, asistente de conservación del departamento de fotografía del Getty. El grueso de la obra es de los años treinta y cuarenta, aunque se incluye un par de imágenes de los años veinte y testimonios de su producción hasta los setenta.

La idea curatorial consiste en resaltar ''algunas de las contradicciones'' en la obra de Alvarez Bravo. Por un lado está ''su sensibilidad modernista internacional, muy urbana, influenciada por todo lo que pasaba en la ciudad de México después de la Revolución y este clima muy internacional de intercambio entre artistas que iban allí. Por el otro está su conexión profunda con México, que se convirtió en el tema principal de su obra al madurar como artista y viajar por el país de manera profundamente indígena.

Múltiples lecturas

''Alvarez Bravo -prosigue Conway- nunca ha perdido el rigor formal del estilo modernista de sus primeros años, cuando estaba en la ciudad de México.'' Luego está ''el impulso documental social que produce imágenes como Obrero en huelga asesinado, que contrastan con el modo enigmático y surrealista de La buena fama durmiendo, y cómo estas tendencias coexisten en su obra. No es como si parte de ésta pueda ser clasificada como documental social o fantástica, surrealista o poética. Estos elementos están en cada una de sus piezas.''

Para la curadora, a primera vista las fotografías de Alvarez Bravo no son ''pegajosas o llamativas; no saltan desde el muro. No obstante, mientras más se ven, se advierte su complejidad y la cantidad de capas de significados que encierran. En eso consistió mi experiencia de aprendizaje al estudiar sus fotografías y revelar su significado''.

MUCHACHALas ''múltiples lecturas'' de las imágenes de Alvarez Bravo es algo que quedó claro a raíz del coloquio, anota Tejada, ponente junto con Weston Naef, Susan Kismaric, Charles Merewether, Pablo Ortiz Monasterio, Cristina Cuevas-Wolf, David Featherstone y Colette Alvarez Urbajtel, esposa del maestro y también fotógrafa. ''Parte de la gran aportación de Alvarez Bravo es que son imágenes que construyen una ambigüedad y apertura. No se prestan a una lectura contundente o concluyente. Siguen una riqueza de residuos que tienen nuevos contenidos según el contexto en el que se interpreten.''

Respecto de su acercamiento a la obra del maestro, el curador independiente expresa: ''Hemos visto las imágenes de Alvarez Bravo una y otra vez. Me interesa ubicar la especie de modernidad que él forjaba en medio de las tendencias de vanguardia de los años veinte y treinta en México y en lugares como Estados Unidos''.

De las diferentes etapas de Alvarez Bravo, Tejada dice que sus primeros años estaban involucrados de manera directa con la abstracción fotográfica que fue el vocabulario de la modernidad expresado por otros fotógrafos como Edward Weston y Tina Modotti. El maestro, no obstante, ''traduce ese vocabulario a la realidad cultural de México, que utiliza mucho de las técnicas para crear imágenes que escapan a la interpretación total''. En su ''etapa clásica'' de los años treinta y cuarenta, Alvarez Bravo ''comenta sobre las contradicciones sociales y culturales de México con imágenes que no son definitivas''.

En los últimos 40 años, Alvarez Bravo sigue creando imágenes y muchas veces regresa ?apunta Tejada? a negativos que dejó sin imprimir por mucho tiempo. A finales de los años ochenta y principios de los noventa empezó a revisarlos e imprimir de nuevo imágenes olvidadas, digamos, a propósito. O regresa a temas anteriores con una visión contemporánea.