JUEVES Ť 8 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Endurecer candados impuestos en su pasado congreso, una de sus estrategias
Militantes agraviados buscarían una segunda revancha
ENRIQUE MENDEZ Y RENATO DAVALOS
En la 18 Asamblea Nacional los priístas agraviados irán por una segunda revancha y han propuesto endurecer los candados que se impusieron en el congreso pasado, así como abrir la elección directa desde la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional de candidatos a cargos de elección popular, e incluso los dirigentes de los estados, municipios, comités seccionales e integrantes del Consejo Político Nacional, además de los consejos políticos estatales.
La mayoría de los delegados electos han propuesto que el presidente del CEN y el secretario general, que se elegirán en febrero, permanezcan en el cargo por tres años -uno menos que lo establecido actualmente en los estatutos-, con posibilidad de relección por una sola vez. El organismo nacional de mujeres priístas y las corrientes disidentes han sugerido que el resto de las carteras se distribuyan a propuesta de los sectores y los organismos, por lo que además del documento en que se concentre la propuesta con más respaldo, también se incluirán apartados con sugerencias de la minoría para que sean debatidas por los delegados.
Al iniciarse ayer los trabajos de las cinco mesas temáticas y de las 23 tribunas para la 18 Asamblea, la comisión nacional electa de dictamen encontró que las propuestas hechas durante las asambleas municipales y estatales reflejan un sentimiento de rencor hacia las decisiones que se tomaron en el pasado desde el CEN y la Presidencia de la República.
Así, la mayoría de las propuestas que se incluirán en los predictámenes que se enviarán a la asamblea se encaminan hacia la ampliación de los candados para cargos de elección popular y para desplazar a una clase política que durante años ha ido pasando del Senado de la República a la Cámara de Diputados, de ésta a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, a candidatos a gobernador y en el sentido inverso.
Las sugerencias hechas por los delegados plantean que para candidato a gobernador, además de los requisitos establecidos en la Constitución, los aspirantes deben contar cuando menos con 15 años de militancia comprobada, y la forma en que se quiere ceñir la postulación de candidatos y de cuadros dirigentes va al extremo de exigir cinco años para aspirar a coordinar un comité seccional.
También se plantea que se eliminen los cargos dobles, esto es, que quienes sean diputados, senadores o asambleístas no puedan ser presidente o secretario general del partido o bien ocupar una cartera en la estructura del tricolor. La animadversión de la base hacia los cuadros dirigentes se extiende a la petición de que quienes ya ocuparon una diputación federal o local o una senaduría, ya no sean postulados nuevamente, y se expresa además un abierto rechazo a aquellos priístas que perdieron elecciones ante la oposición y que hoy pretenden manejar al partido o ser postulados nuevamente.
En el caso del relevo del Comité Ejecutivo, los delegados miembros de la comisión de estatutos reconocieron que la asamblea ''no podrá darle la vuelta'' al reclamo de que la elección de dirigentes en todos los niveles y candidatos tendrá que hacerse por voto directo y secreto, aunque en las discusiones tendrá que definirse si la elección es sólo entre militantes y simpatizantes o se amplía a la sociedad, como en el proceso interno de noviembre de 1999, aunque todavía hay reticencias porque en esa ocasión el ensayo de democracia le restó votos por la fractura que se produjo entre las corrientes priístas.
Abrir la elección implicaría constituir un padrón en tan sólo tres meses, ya que no existe, y además desde la 16 asamblea nacional se eliminó la cartilla de militantes, en la que se incluía un breve currículum así como sellos que acreditaban el pago de las cuotas.
Sin embargo, los integrantes de esta mesa, que se integra por las tribunas de revisión estatutaria, elección de candidatos y elección de dirigentes, admitieron que se debe encontrar un mecanismo intermedio que al mismo tiempo reconozca la carrera de partido, pero que también permita al tricolor definir una política de alianzas, sobre todo en los estados donde no hay un gobernador priísta, y que funcionaría especialmente en municipios y entidades donde se es incluso tercera fuerza. Informaron que además de la corriente mayoritaria que pretende endurecer los candados hay otra que quiere desaparecerlos con el argumento de que finalmente no funcionaron en noviembre de 1999, cuando ''se impuso la línea'' desde Los Pinos para designar a Francisco Labastida candidato presidencial del tricolor.
No obstante, directivos del partido señalaron que a pesar de esta imposición los priístas ''se la cobraron'' a Zedillo y al PRI votando en contra del propio Labastida. En ese sentido, plantearon que además del sentimiento de revancha hay otro de que la democracia interna estuvo mal orientado y que debe corregirse.
Al resumir todas estas propuestas un dirigente priísta expresó: ''Vienen más duros que los talibanes''.