Ť Presentan La tequilera, documental sobre la diva mexicana
Astrid Haddad ayuda a entender a los mexicanos, afirma Pierre Favre
ARTURO CRUZ BARCENAS
"Astrid Haddad ayuda por medio de su trabajo a entender a los mexicanos, desde un punto de vista crítico y con sentido del humor", afirmó Pierre Favre, quien junto con Aurelie Semichon dirigió el documental La tequilera, sobre la diva mexicana, la madre Teresa de la canción ranchera, la fusionadora del heavy nopal, la mujer que grita y se flagela en cada show, "nomás por ti; ¡pégame, pero no me dejes!"
En la sala Moliére del Instituto Francés para América Latina (IFAL), el pasado lunes, los invitados llegaron con frío, abrigados, pero el elíxir de las verdes matas se distribuyó entre cada uno, en caballitos de plástico. Algunos se sentaron en el suelo. Llegó Astrid, repartiendo risas, contenta.
-¿Cómo estás?
-Movida... bien movida ?comentó la sensual ojigrande,
de origen libanés, pero chetumaleña de corazón, clima
y decisión.
El documental da contexto a la propuesta artística
de Astrid. Muestra la forma en que va diseñando su vestuario, mucho
de papel de china; la manera en que va "descomponiendo" una canción.
La cinta da cuenta del origen del show, de cada una de las rutinas, de
los parlamentos, del guión, de los chistes.
El representante de la embajada de Francia en México expuso que el documental presenta al espectáculo de cabaret con una fuerza que ya no tiene el de Francia.
Aurelie estaba contenta y señaló que Haddad les permitió ?a ella y a Pierre? hacer algo lúdico: "Fue un placer, algo divertido. Nos hizo reír, y el documental hará reír a todos, por la forma en que se editó. Hay fragmentos de películas. Es un retrato barroco y creo que todos se van a reconocer. México es un país colorido".
Quien ha ido a La Bodega, antro de la Condesa, pudo apreciar en el documental una síntesis de los shows de Astrid, quien señala que es admiradora de Lucha Reyes, "la primera mujer que se atrevió a cantar como los hombres".
Inevitable fue que varios se desternillaran en su asiento. De las entrevistas que se intercalan destaca la opinión de Cristina Pacheco, quien resaltó el efecto de las presentaciones de Haddad en las mujeres, a quienes hace asumir una postura diferente, crítica, respecto de lo que han hecho de su vida.
Hay escenas en que la artista aparece con su mamá, en Chetumal, donde se subrayan los consejos de la progenitora, morales y religiosos, y la rebeldía e ironía en el escenario, ya sin rebelde. Camina por un mercado, colocando adornos de papel en su cabello, en la cintura. Los atuendos, frágiles e imaginativos, son parte de un todo, de una idea de color y movimiento que se aúna al canto y al baile. Es el sentido chusco, guarro, burlón, del mexicano.
Los franceses hallaron una idea y la trabajaron para presentar su discurso sobre Astrid, quien aclara que su labor no es individual, sino colectiva y de amigos. El show es un hipérbaton visual, que pasa de la tragedia a la sorna de sí misma. Juega con las canciones, con las letras, une un tema con otro.
Brilla la falda con sagrados corazones. Relata el miedo que sentía de niña al ver al Cristo sangrante, martirizado. Las pesadillas que eso le provocó, la imagen indeleble en el alma infantil. El documental da cuenta de que lo que se muestra en el escenario es resultado de un proceso de creación colectiva. Rara vez se han unido en un show los dos extremos: el drama y lo cómico. Tal es el caso en que Astrid se viste de monumento nacional y se dice "cagada por las palomas", "vivo retrato de la República Mexicana: toda jodida".
El trabajo será exhibido en festivales de cine nacionales y extranjeros, el primero será el de Mazatlán, dentro de la sección dedicada al documental; esperan que se exhiba en breve en la televisión francesa.