Lunes en la Ciencia, 5 de noviembre del 2001


 

En Oaxaca se vive una situación de crisis por el cultivo de semillas resistentes a insectos

Contaminación con maíz transgénico

Yolanda C. Massieu Trigo

Se han encontrado indicios de contaminación con maíz transgénico en variedades criollas de Oaxaca. Para los investigadores, productores, ambientalistas y organizaciones civiles relacionadas con el agro y la alimentación, esto era previsible y así se lo hicimos saber a las autoridades correspondientes por diversas vías. Gracias a los esfuerzos y conciencia de lo valioso de la biodiversidad del maíz por parte de los organismos encargados de autorizar pruebas y cultivo de transgénicos, el país no importa semilla de maíz de este tipo; sin embargo, se sabía que desde hace unos tres años estaba entrando en las importaciones autorizadas para uso industrial dentro del cual se considera a la tortilla.

El riesgo era (y es) que no había garantía de que este grano importado para consumo no se desviaría para semilla. La respuesta de las autoridades era que no había riesgo, pues las importaciones eran para consumo y las moléculas del ADN modificado se desintegran debido a las altas temperaturas a las que se somete el maíz durante su procesamiento para convertirlo en alimento.

Esta respuesta es cuestionable, pues implícitamente sólo se estaban tomando medidas para cuidar la biodiversidad del maíz y no se consideraban los riegos para la salud del consumidor y el derecho que éste tiene a estar informado de lo que come. Ahora resulta que tampoco la biodiversidad del maíz en México está a salvo, y que actualmente se mezcla el maíz transgénico con las variedades nativas. El asunto es grave porque ahora se están diseminando los transgenes sin ningún control, en parcelas en las que pervive una alta diversidad de variedades criollas. Hay que considerar dos tipos de riesgos: para la salud del consumidor y para el medio ambiente.

A la fecha no se ha demostrado que consumir maíz transgénico haga daño, pero hay que recordar que los aditivos cancerígenos en los alimentos fueron detectados como tales después de décadas de estar siendo consumidos.

Mientras esto sucede, el debate sobre la etiquetación o no de los productos transgénicos sigue pendiente en México y los consumidores estamos ingiriendo alimentos que contienen estos productos, principalmente por dos vías: la soya, que se importa mayoritariamente de países como Argentina y EU, y es componente de un sinnúmero de alimentos procesados; y el maíz, puesto que importamos cuantiosas cantidades y un porcentaje significativo de la superficie sembrada de maíz en EU es transgénico.

El riesgo que representa más cercanamente la reciente contaminación detectada en Oaxaca es ambiental. El doctor Ignacio Chapela y su hermano Francisco, ambos científicos mexicanos interesados en la diversidad del maíz, hicieron un muestreo de variedades sembradas en la sierra norte de Oaxaca y encontraron trazas de maíz transgénico. Si bien es necesario aun analizar el alcance de esta contaminación, el hecho es que provino de la siembra del maíz para consumo vendido por Diconsa, seguramente importado de EU y seguramente transgénico. México es centro de origen y diversidad del maíz, lo que significa que aquí existen tanto variedades criollas con una gran riqueza genética como parientes silvestres del maíz, concretamente el teocintle y el tripsacum.

ƑBondades de los transgénicos?

La mayor parte del maíz transgénico sembrado en EU es maíz Bt resistente a insectos. Algunos de los riesgos posibles son los siguientes:

ųAl estar presentes los genes de resistencia a insectos en sembradíos de maíz y dado que ésta es una planta de polinización abierta, los transgenes se cruzan con los parientes silvestres, transformándolos en una plaga difícil de controlar, por la resistencia adquirida.

ųAl cruzarse sin ningún control plantas que tienen resistencia a insectos con otras que no la tienen en las parcelas campesinas, las variedades con resistencia pronto se vuelven dominantes y desaparecen aquellas que no hayan adquirido el transgene.

ųLos campesinos mexicanos, descendientes de agricultores milenarios y domesticadores del maíz, tradicionalmente hacen mejoramiento en sus parcelas: siembran distintas variedades y observan su comportamiento ante factores ambientales adversos, como la sequía o las plagas. Al haber introducido, sin su conocimiento, resistencia a insectos en sus sembradíos, un factor externo les ha quitado autonomía para hacer mejoramiento. Esto es un atentado a la seguridad alimentaria de estos campesinos, que consumen lo que siembran y a la preservación de la diversidad del maíz en territorio mexicano.

Si, como demuestra esta experiencia, en el maíz que distribuye Diconsa para consumo hay maíz Bt y éste se está sembrando, es previsible que en otras regiones del país, que no se han muestreado, está sucediendo lo mismo.

La producción campesina de subsistencia sobrevive en condiciones cada vez más precarias. Estos productores, víctimas de la teoría de las ventajas comparativas aplicada a raja tabla por los regímenes recientes, son también importantes mejoradores y conservadores de la biodiversidad del maíz. Cumplen esta función bajo la lógica de la supervivencia y nada se les compensa por el servicio ambiental que prestan. Ahora, con genes ajenos mezclados en sus parcelas, sus funciones de mejoramiento se ven complicadas sin su conocimiento.

Las prevenciones de México

Parece ser que en México no hacemos nada para resolver los problemas hasta que éstos llegan a un grado en que es difícil la solución. A tiempo se dio la voz de alarma de que entraba maíz transgénico en las importaciones para consumo y que no había seguridad de que éste no se usaba para siembra. Greenpeace ha demandado que se suspendan las importaciones hasta que las compañías estadunidenses que exportan maíz a México separen el transgénico del que no lo es. Esto traería un problema de costos que haría que se encarecieran los alimentos, dada nuestra fuerte dependencia de estas importaciones. Pero esto no tenía que significar no hacer nada. Una posible medida podría ser que Diconsa distribuyera este maíz especificando que no es para siembra.

Ahora, ya que el problema se presenta, es de lamentarse que no se hayan tomado medidas para decidir, en primer lugar, si a la agricultura mexicana conviene o no sembrar transgénicos. Si bien el país cuenta con experiencia para evaluar las solicitudes de siembra y pruebas, pues existe un Comité de Bioseguridad Agrícola desde 1988 y desde el año 2000 la Comisión Intersecretarial respectiva (CIBIOGEM), ha sido notoria la pasividad de las autoridades correspondientes, principalmente las de comercio (hoy economía), salud y agricultura, respecto a las importaciones de transgénicos estadunidenses.

La posibilidad de desarrollar variedades transgénicas propias, adecuadas a los problemas productivos y ambientales de México, está fuertemente limitada por los ínfimos recursos dedicados a la investigación agropecuaria (mayoritariamente pública), fruto también de las políticas económicas recientes. Si no se destinan fondos a esto, difícilmente podremos dejar de repetir problemas como esta reciente contaminación, que nos haya mal equipados como país para resolverla y controlarla.

La autora es profesora-investigadora del Departamento de Sociología de la UAM-Azcapotzalco

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FeggoMaiz contaminado


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