MELON
El Gran Combo
Ť Luis Angel Silva
TODO UN REGALO fue la invitación que me hizo Ernesto García, el popular Charro, propietario de la Maraka, a la presentación de los Nenes de Borinquen, los cuales ya se encuentran en plena madurez y acercándose a la vejentud (sic), para comprobar, como los buenos vinos, que están tocando mejor que siempre.
LA DEDICATORIA QUE me hizo Rafael Ithier, a nombre del Gran Combo, hizo la noche inolvidable. Además, me trajo recuerdos que a través de mi trayectoria sonera he podido guardar en mi arcón del saoco y me llevaré en el viaje sin retorno para que me sirvan de pase inmediato a la guerrilla celestial.
SUPE DE ESTE gran exponente del sabor, antes de llamarse como se ha hecho popular, cuando en compañía de Eddie Pérez, formaba parte del combo de Cortijo, otro fuera de serie que dejó una huella imborrable. Fiesta boricua, un álbum que mi compadre Juanito Nery me regaló, fue la puerta de entrada para mi admiración que hasta hoy perdura a pesar de los cambios de personal que ha tenido esta notable agrupación.
POR RAZONES QUE no viene al caso mencionar, la mayoría dejó a Cortijo para emprender una ruta llena de éxitos a partir del álbum El Gran Combo de siempre con Andy y Pellín, a los cuales conocí en 1965 en Panamá en unos carnavales que pasé de maravilla.
LOS COMPROMISOS DE Lobo y Melón con su grupo estaban tupiditos -bailes, programas de televisión-, que me impedían visitar a estos geniales soneros. Pero, después de un programa televisivo, Chengue Valdés, hijo de Miguelito, me dijo que El Gran Combo tocaría en el toldo del Ferrocarril posterior a la matinée dedicada a los niños de Panamá. Nuestro siguiente actuación sería hasta las doce de la noche en el toldo de Vía España donde actuábamos en compañía de la Santanera y una orquesta panameña.
SALI CUAL BOLIDO al hotel para cambiarme de ropa y dirigirme al lugar donde actuarían los Nenes de Borinquen. Ya me estaban esperando para sorpresa mía los demás miembros del grupo en compañía de dos santaneros, Silvestre Mercado y Armando Espinoza.
LOS EMPRESARIOS AL reconocernos nos permitieron la entrada. El lugar lucía no sólo vacío, sino desolado. Los pocos niños que había, en compañía de sus padres, salían del local. Me aposté frente a la tarima esperando el arribo del Gran Combo cuando de pronto Roberto Roena apareció delante de mí; ambos al mismo tiempo exclamamos un ¿tú eres? Sin terminar la frase nos fundimos en un abrazo fraternal.
RAFAEL ITHIER NOS invitó a subir a la tarima donde ya estaban dispuestas sillas a un lado de ésta y una mesita con bebidas espirituosas, hielo y refrescos, para agasajarnos el paladar, el oído y los ojos. Aquello fue un banquete. La forma en que se afinaron fue sui generis. Ithier inició con una melodía y cada uno en su momento la fue interpretando hasta encontrar la afinación en su instrumento.
ANTES DEL CARNAVAL de Panamá habíamos actuado en Nueva York y Chicago donde estos abusivos tenían colocados en el Hit Parade 11 números de 12 que conformaban el álbum Ojos chinos-Jala Jala. En Panamá el Caballo pelotero era un home-run, tremendo palo, que los tenía convertidos en los consentidos del país del canal.
NO PUDE CONOCER al combo original ya que Kito Vélez había dejado al grupo, pero su lugar lo ocupaba Elías Lopés (sic), trompetista extraordinario. También estaban: Miguelito Cruz en el bajo, Milton Correa, timbalero, Martín Quiñones en los tambores, con Andy Montañez y Pellín Rodríguez cantando. No recuerdo los nombres de los demás elementos, pero sí su calidad musical que, con Roberto Roena, bongocero y bailarín non, me puso a gozar.
CADA NUMERO TENIA su propia rutina de baile. Las cañas y los metales en la parte posterior, y Andy, Pellín y Roberto en la delantera, me tenían con un ojo al gato y otro al garabato; con mis oídos abiertos a su máxima capacidad hasta que llegó primero Jala Jala y más tarde La rareza, donde el público que ya atiborraba el local, participaba en dichos números. En el segundo, Roberto y Pellín escenificaban una cacería en que la audiencia ayudaba a escapar a uno del otro al coro de "a que no lo coje".
AL REGRESAR A México grabamos Jala Jala y La rareza como un reconocimiento a ese grupo que ha hecho historia y dejado escuela.
YA EN 1975, Pellín Rodríguez había renunciado al combo y sin dejar de reconocer la calidad de éste, Rafael encontró al sustituto adecuado: Charlie Aponte, que hasta la fecha sigue en esta institución. Pero en 1977, con la salida de Andy Montañez, el paquete parecía insalvable para Jerry Rivas. Hace unos días pude comprobar que Charlie y Jerry están convertidos en una pareja sonera de muchos quilates.
PARA RAFAEL ITHIER y Eddie Pérez, únicos supervivientes de un Gran Combo que ha salvado vicisitudes, mares embravecidas, el cariño y admiración de siempre. También el agradecimiento por una amistad que me han brindado a través de muchos años que se ha refrendado en muchos lugares: Nueva York, Los Angeles y más aún haber celebrado en Puerto Rico un aniversario de esta agrupación en compañía de Mr. Bird, Papo Luca y su Sonora Ponceña, Batacumbele y el público de Borinquen que los tiene aún como los Nenes.
ITHIER ANUNCIO QUE México está entre los lugares donde se celebrarán los 40 años del Gran Combo que fue fundado el 26 de mayo de 1962