ENTREVISTA
"El artista debe ejercer la crítica, aunque le intenten tapar la boca''
PABLO ESPINOSA
Ute Lemper presentó anoche el primero de dos conciertos en el Teatro Julio Castillo como un retorno consecuente con el amor a primera vista que resultó de su primera visita, en febrero del año pasado. En una época de consumo, valores relativizados y marketing vil, en la cual pareciera que ya no existen referentes, modelos, figuras verdaderas, las palabras, la presencia escénica, la honesta persona de ella comprueban que no todo está perdido aún.
-Su dos conciertos en México se han anunciado "contra la discriminación y la intolerancia", ¿estaría de acuerdo en que persisten formas de esos males que no son evidentes y por lo tanto se entrampan las posibilidades de defensa?
-Antes que todo, debo subrayar que no estoy haciendo esta noche nada nuevo, pues mis conciertos, por naturaleza, siempre han estado ubicados en el terreno de los derechos humanos. Respecto de la pregunta, estoy perfectamente de acuerdo: persisten muchos aspectos que no son considerados, quizá porque algunos de ellos incumben a la vida privada, o socialmente pudieran parecer indetectables desde el momento en que conciernen a todo aquello que sucede en cuanto una puerta se cierra detrás de las personas. Y respecto del concierto de esta noche, no me siento nunca obligada a hacer discursos, enarbolar consignas. Simplemente fui invitada a dar un concierto bajo este rubro y lo hago con mucho gusto.
''Además, porque tiene que ver con mis convicciones más profundas. Me preocupa, por ejemplo, la situación de tantas mujeres bajo distintas formas, inclusive soterradas, de violencia. Por ejemplo, las mujeres que padecen sometimiento en el matrimonio o insatisfacción, y no pueden escapar de ello, no tienen ni siquiera la opción del divorcio, pero tienen maneras de elección, como el de ser madres.
''De acuerdo con la convicción de tu pregunta, entre las muchas formas de discriminación y de intolerancia no admitidas están las condiciones de sometimiento cultural y económico de países enteros, como el tuyo, donde la manera más burda de someter es no dando educación, lo cual permite un sometimiento mayor. En el caso de las mujeres en matrimonio que mencionaba antes, les es negada así la mera posibilidad de emprender una nueva vida después del matrimonio.
''Pero eso persiste inclusive en las sociedades más desarrolladas, donde el matrimonio puede convertirse en una prisión, en contraste con las situaciones inclusive románticas de antes del matrimonio. Y entonces no hay opciones para ellas, porque no tienen el dinero para financiarse vidas propias y ser madres al mismo tiempo. De hecho, ser madre y trabajar es una de las situaciones más difíciles que existen. Yo misma la padezco a veces: me siento mala madre cuando me tengo que ausentar de casa por salir a trabajar. Pero lo tengo que hacer, porque me gusta mi trabajo. Y en el caso de muchas mujeres ese sentimiento es más fuerte porque tienen que salir a trabajar sencillamente porque nadie más lo hace en la familia que ellas. Yo viajo alrededor del mundo haciendo mi trabajo, que amo, pero aun así persiste un conflicto en mí como madre.''
-Por supuesto que usted no necesita hacer discursos en escena para manifestar certezas y convicciones, ¿se asume entonces como una artista que imprime intención social en su manera de plantarse en público, su manera de cantar, su puesta en práctica de un concepto de dramaturgia?
-Así es. En eso consiste mi trabajo. Mediante situaciones escénicas, teatrales, puedo decir muchas cosas en escena que estén ligadas con la naturaleza humana y con la situación social al mismo tiempo.
-Hace unos días Tariq Ali fue detenido en el aeropuerto de Munich por portar un libro de Marx acerca del suicidio. Susan Sontag, Noam Chomsky, un compatriota de usted, Gunther Grass, son algunas de las pocas voces críticas ante el actual comportamiento de la clase dominante y han recibido como respuesta acoso, intolerancia. Usted como alemana qué vive en Nueva York ¿considera posible el ejercicio de la crítica aún en tiempos como los actuales?
-Es deber de uno como artista hablar todo lo que puedas aunque intenten taparte la boca. Yo me siento con muchas dudas acerca del comportamiento del gobierno de Estados Unidos aventando todas estas bombas en Afganistán. De ninguna manera puede aparecer como algo justo. Porque están atacando a un país que no es un enemigo, aunque consideren que su régimen de gobierno deba cambiar. Pero eso no sirve de nada, bombardear donde sea. Como si no supieran lo que están haciendo. Como si no supieran de las altas posibilidades de secuestro de aviones, de situaciones estúpidas como los pilotos dejando las puertas de sus cabinas abiertas. Cada vez que vuelo por alguna línea estadunidense me parece evidente que se trata de un pueblo que no está preparado para ningún tipo de guerra, mucho menos para una guerra biológica. Así es que se comportan como si no supieran lo que hacen.
''Y manipulan la información. Ayer veía las imágenes de niños y mujeres muertas por los bombardeos en Afganistán y los locutores insistiendo a los televidentes que no debemos olvidar que en las Torres Gemelas había 6 mil personas. ¿Tienen que decirnos en la televisión esas cosas para que los perdonemos por matar inocentes? ''El
mundo sabe que se trata de una guerra muy ambigua y que quienes la conducen hacen esfuerzos que no siempre logran por presentarla como quieren. Así que en cuanto a tu pregunta, yo no tengo inconveniente en emitir estas críticas. Porque se trata simplemente de una opinión, que además comparten muchos estadunidenses, quizá no muchos en Texas pero sí en Nueva York. Hay muchos ciudadanos estadunidenses que mantienen un espíritu crítico, son conscientes de que se trata de una injusticia el ataque masivo contra el World Trade Center y el ataque masivo contra Afganistán.''
-Vemos desde entonces conciertos magnos "por la paz" y graves close up en rostros de heroicidad o abatimiento en las transmisiones deportivas desde Estados Unidos, gente agitando banderitas, como si clamasen venganza y nos quisieran contagiar de sus urgencias, ¿qué le parece eso, como artista, como una persona que puede tener influencia sobre el público?
-Me parece que es bastante ridículo. Quizá porque nunca he agitado ninguna bandera en mi vida. No lo hice con la bandera alemana. No tengo sentido del nacionalismo, por completo. Soy muy crítica con mi propio país, mucho, porque crecí en Alemania y durante los años sesenta y setenta adquirí consciencia clara de la irresponsabilidad e inconsciencia acerca de su conducta en la segunda guerra mundial y presencié también la imposibilidad de muchos alemanes de enfrentar el sentido de responsabilidad respecto de haber cometido el peor de los crímenes del siglo XX, el holocausto, lo cual sigue siendo un tema muy delicado para Alemania, muchos ni siquiera quieren hablar de eso.
''El nacionalismo es nocivo. Crea enemigos, genera arrogancia, alienta la intolerancia. El patriotismo debería ser evitado. Muchos estadunidenses deberían reflexionar en lo que significa enarbolar banderas. Agitar. "America under attack", dice la televisión. No fue ningún ataque al mundo occidental, a una civilización, ponerlo así es bastante ridículo.''
-¿Qué pueden hacer entonces los artistas en estos casos?
-Pues por lo pronto me parece bastante estúpido de parte de los artistas pop que vayan a Afganistán a cantar para los soldados. No puedo creerlo. Vaya, es algo hasta de mal gusto. ¿Quieres cantar para los soldados? Para qué, si simplemente están cumpliendo órdenes y están muy aplicados tirando bombas sobre hospitales. Por supuesto que yo no iría a cantarles. Prefiero quedarme atrás. Y observo: ¡oh, Dios, qué está pasando! Algo está muy mal aquí, y no puedes hacer nada. Pero lo que es sensato es que no puedes ir a echarle porras a los soldados.
-¿Concentra en consecuencia su lucha en sus esfuerzos en escena, en llegar más rápido al corazón y a la cabeza de quienes ocupan las butacas?
-Exacto, porque no puedo separar mi trabajo de la realidad, es decir, no puedo dedicar mi trabajo a cosas superficiales, como eso de ir a cantarle a los soldados que están matando gente inocente. Eso que lo hagan otros si quieren. Lo que yo prefiero es no separarme de las cosas de lo interior, de los aspectos humanos de la vida, como el amor, la soledad, la muerte, la desesperación, la añoranza, la cosa humana que en determinado contexto, sea este el de la guerra o del terrorismo o de lo que quieras, son cosas verdaderas porque provienen del interior, y puestas en un contexto determinado adquieren sentidos diferentes. Y eso es lo que hago. No me preocupa andar dando discursos, lo que me interesa es hacer bien mi trabajo. Lo que me corresponde es reflexionar, y hacer mi trabajo.
-Entiendo que tiene en manos el proyecto de un nuevo álbum, ¿qué contiene?, ¿cuándo podremos escucharlo?
-Está inspirado en mi disco anterior, Punishing Kiss, que reúne música contemporánea escrita para mí por Nick Cave, Tom Waits, Philip Glass, Elvis Costello. El nuevo álbum contiene algunas de las muchas historias que guardo en mi cabeza y en mi corazón. Es la poesía, las palabras y las historias que atesoro. Era solamente cuestión de ponerles música, más contemporánea sin perder el sentido teatral de mi repertorio. Estamos en la etapa de producción, justo en medio y por eso no puedo decirte más al respecto sino hasta dentro de dos o tres meses, en cuanto esté ya terminado el disco. Lo que sí puedo decir es que es un álbum que tiene un origen y consecuencia muy naturales. Es el resultado de mi evolución musical. Refrenda, también, que nunca renunciaré a mis versiones de Brecht y Weill ni al repertorio de cabaret ni a la canción francesa. Mi evolución musical, entonces, puedo resumirla en la capacidad de hacer versiones contemporáneas de mi repertorio clásico, así como de recibir música de autores contemporáneos y de poder escribir, también, yo misma una buena parte de mi repertorio.
¿Hay manera más amorosa de comenzar un recital que aquella que consiste en incitar con una gimnopedia de Erick Satie?
Las hay y muchas. De entre ellas, Ute Lemper eligió la caricia satiana para iniciar su concierto del sábado en México. Here's to life, la canción de Butler y Molinary, siguió a manera de saludo y de salud, de brindis "por la vida, el amor, los niños, la justicia, las mujeres".
Y a esa serie de enunciados, a ese medio recitativo respirado a media luz, la señora Lemper encadenó, a la manera de los fundidos-encadenados de Ingmar Bergman, la siguiente compuerta de su hermoso recital de una hora y media: Alabama song, con uno de los amores de su vida: el repertorio social fundado por Bertolt Brecht, "un político", y Kurt Weill, "un músico en busca de verdades", de acuerdo con la definición que rindió ella misma durante las pausas en escena de su intensa, voluptuosa manera de hacer que estallen las vísceras humanas -corazón y cerebro incluidos- y que adquieren belleza cuando atestiguan la dignidad soberana, la crispada epifanía de una artista verdadera, en recital.
Colmadas las butacas del Teatro Julio Castillo en su totalidad, las almas que las habitaron fueron testigos, confirmaron nuevamente muchas buenas cosas, entre ellas que la grandeza de Ute Lemper es en realidad una cascada interminable, una cadena sinfín colmada de abalorios, entre ellos la certeza de que Ute Lemper no solamente canta, su elevado arte va más allá de las palabras porque está fincado en sus significados más profundos.
Así, enuncia, dice, convence, pone en escena las canciones. She performs, como dicen los ingleses. Porque cada sílaba que respira Ute es un vuelo en alfombra persa, cada palabra que deja caer como un copo de nieve sobre nuestras cabezas es un tratado de hermenéutica simplificado, cada verso que escancia con su canto, su encanto, su decir y hacer, equivale a medio tomo entero de las obras completas de William Shakespeare. Porque el arte de Ute Lemper es dramaturgia en estado químicamente puro, físicamente hermoso, matemáticamente prodigioso.
Hela allí, arcángel delgadísimo y sinuoso entre la gloriosa oscuridad del escenario. La blancura de su piel, el trigo de su cabellera, el misterio serpentino de la luz que circula en su silueta, cubierta por un vestido más rojo que la pasión más encendida, zapatillas y sonrisa que hacen juego, todo eso hace más que fascinante todas y cada una de sus canciones que son en realidad una manera de hilvanar los sueños: Amsterdam, de Jacques Brel; Nannas Lied, de Brecht y Weill; Munch Hausen, de Friedrich Hollaender, la satírica I´m a vamp, la divertidísima Lola ( con todo y su pianola) y el estreno mundial de "una canción muy especial: Lena, inspirada por la hermosa amistad, su persona y su familia, de quien me trajo a México: Orly Beigel. Es una canción que habla acerca de ella y de la historia de su vida y habla también de México, de las experiencias que viví durante mi primera visita, el año pasado".
El retorno de Ute Lemper nos regresa la esperanza: todavía hay artistas verdaderas.
Porque ella actúa en escena pero nunca engaña, hace teatro pero lo suyo no es ficción, guiña pero no trampea, seduce. Es el gran teatro del mundo, el ideal calderoniano, las tablas de la escena clavadas con clavículas, falanges, fémures, caderas, es decir con huesos de a deveras porque esas tablas son de carne y sangre, porque quien está en escena no está cantando, está poniendo en vida sentimientos y certezas. Cosas verdaderas.
Hela allí, en escena, ondulante como una cantante negra no importa que sea en verdad rubia en un óleo de Miguel Covarrubias. Deleitáos, mortales, con su fina figura y su finísimo sentido del humor. Flaca Fabulosa. El intersticio perfecto entre la Borolas y Molly Bloom, la reina Lola del scat, la señora y soberana de la República de Weimar rediviva, la contrariedad del discurso machín, el mentís a la frase normanmaleriana que pone epíteto de la Monroe de "rubia debilidad".
La nívea y rubia fortaleza de Ute Lemper, esa criatura que redime y cura y festeja y enaltece a Mahagonny, ese Angel Azul que toma y se ofrece en todos los colores, esa cómplice de Tom Waits que eleva la poesía aguardientosa a la categoría de una de las bellas artes y la pone junto a Leonard Cohen y Paul Celan y junta a todos los poetas malditos que mientras más malditos son más bellos.
De regreso a México, la señora Ute Lemper se elevó en crispada epifanía durante la hora y media que duró su recital y nos devolvió entonces la esperanza.
Es una persona verdadera. PABLO ESPINOSA