DOMINGO Ť 4 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Plagiaba canciones e ideas y simpatizaba con el franquismo, afirma el historiador

Pavel Granados se lanza a la desmitificación de Agustín Lara, pero sin hacer mella en la leyenda

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Veracruz, Ver., 3 de noviembre. Nuevas verdades sobre el mito emergen, se confirman, se avizoran o se dicen ya de manera abierta, pero sin hacer mella en la leyenda.

Agustín Lara sí plagiaba canciones e ideas y compraba composiciones al Chamaco Sandoval; su cicatriz en la cara al parecer se la hizo una mujer por un asunto de infidelidad y hasta simpatizaba con el franquismo, pues en su música criticaba "los crímenes de los republicanos".

"Si él viviera me despediría de este Festival Internacional en su honor", dice en broma el musicólogo e historiador Pavel Granados, quien adelanta pormenores y reflexiones de su próxima biografía sobre el músico poeta.

Incluso, destaca que Lara era estéril o por lo menos tenía problemas para engendrar hijos, y precisa: "Hay dos hijos suyos registrados: Armando Lara Rivas, que tuvo con Esther Rivas y que nació en 1917, aunque murió a los seis meses".

Señala el investigador que Raquel Ríos de León cuenta en sus memorias que, ante la infidelidad de Agustín con María Félix, decidió abortar y luego se lo informó al compositor. "Fue uno de los mayores golpes que sufrió Lara", asegura.

Recuerda que los dos hijos a los que Lara heredó parte de su herencia, junto con cuatro de las ocho esposas que tuvo, fueron adoptados por el autor de Granada.

Lara mismo construyó los misterios en torno suyo. "Se cuidaba de no revelar mucho de su pasado porque con eso alimentaba la leyenda", señala Granados, y agrega que el enigma era un elemento fundamental para las capacidades seductoras del autor de Mujer.

El Chamaco y don Joaquín M. Lara

En una carta de Agustín Lara al Chamaco Sandoval, indica Granados, se evidencia que al parecer el compositor sí le pagaba por trabajos hechos para él, "pero sólo suites españolas".

Carlos Monsiváis, dice el biógrafo, considera que Lara sin el Chamaco Sandoval es cursi. Pero Granados rechaza esa afiLARArmación y plantea que las cualidades de Sandoval no son muchas. En cambio, reafirma las capacidades de Lara y recuerda que incluso improvisaba letras en público.

Sin embargo, menciona casos como el de Azul y afirma que proviene de una composición de Joaquín M. Lara, padre del mismo Agustín y con quien mantuvo una relación no cordial.

De una de las cicatrices faciales más famosas y misteriosas del mundo artístico, Granados asegura que se la hizo a Lara una de sus amantes al enterarse de que el músico le era infiel.

Y tras contar una historia en la que una botella rota corta la cara del Flaco de Oro, en el barrio de La Merced, el investigador reconoce: "Hay muchas versiones y muchas cosas que no se podrán aclarar nunca. Nos tendremos que conformar con las leyendas". Liberador y unificador nacional Entre los años 1928-33, reflexiona Granados, Lara irrumpe en la escena mexicana del espectáculo para fungir como un "unificador nacional" y representar el deseo de modernidad de una ciudad de México de 2 millones de habitantes.

Gracias a la radio, explica, Lara se convierte en un interlocutor e intérprete de "las señoritas" de una parte enclaustrada de la sociedad mexicana, quienes se convierten en su primer auditorio al descubrir la existencia de toda una vida exterior con frases como "frívolo mirar" o ideas como "te quiero aunque te llamen pervertida".

Por la noche del viernes, en el teatro Reforma, la intérprete Chavela Vargas y el compositor Manuel Esperón recibieron la Medalla Agustín Lara. Y en un espectáculo entonado en "género tv", conducido por Yuri y César Costa, se realizó la final del primer Concurso de la Composición Romántica Larista.

El primer lugar, con un premio de "12 mil 500 dólares", fue para Miguel Angel Delgado y su canción Trovador de veras, homenaje que recrea letras de Lara y que fue interpretado por Tere Aranda, quien además ganó el premio a esa categoría.