Margo Glantz
La Malinche
La Malinche, figura fundacional de la historia de México, ha sido investida con el halo de la sospecha que envolvió a Eva a partir de su expulsión del paraíso; condenada al silencio y convertida en uno de los personajes más frecuentados de la escritura criolla. La doctora Margo Glantz coordinó la edición de un libro fundamental en el tema: La Malinche, sus padres y sus hijos (Taurus), que reúne las memorias del coloquio del mismo título en el que participaron Carlos Monsiváis, Hernán Lara Zavala y otros connotados escritores. Se incluyen también dos nuevos ensayos de Glantz, colaboradora de La Jornada, que completan una panorámica sobre los mitos, usos y costumbres que han consolidado a Malintzin como el paradigma por excelencia del mestizaje. Presentamos, con autorización de la editorial Taurus, un adelanto de este libro para nuestros lectores.
Si se empieza un texto como éste y se dice que la Malinche es un personaje controversial, se cae en la conversación plana o en el pleonasmo, cuando menos. Otro problema grave cuando se habla de ella es la aparente escasez de las fuentes y su poca confiabilidad y la muy probable ocurrencia de que todos digamos lo mismo. Más grave aún es su evanescencia. Y sin embargo, estoy convencida de que como cualquier personaje mítico y a la vez histórico ?que desaparece y reaparece en forma cíclica en nuestra historia?, debe ser periódicamente revisado y quizá descifrado, problema al que responde en parte esta memoria del coloquio intitulado La Malinche, sus padres y sus hijos. Enigma cada vez más poderoso, sobre todo si se tiene en cuenta que no hace mucho celebramos (o execramos) el Quinto Centenario del Descubrimiento de América y que la Malinche es el paradigma por excelencia del mestizaje.
Cada vez que consulto las fuentes tradicionales que sobre ella existen, soy objeto, de manera invariable, de una fascinación peculiar. Procedo, de inmediato, a un ejercicio de limpieza para recuperarla debajo de tantas gallinas y gallipavos, mantas de algodón bien labrado, joyezuelas, turquesas de poco valor, maíz y las otras diecinueve mujeres que formaban parte del lote entregado a Cortés después de la batalla de Cintla.
Entregada como instrumento necesario para cumplir y hacer llevaderas las tareas de la vida diaria a los soldados, incluidas las tareas de la reproducción, Malinche, cuyo nombre designa una fatalidad, según el calendario o tonalpoualli azteca, será convertida en figura fundacional de nuestra historia, investida de ese halo sospechoso que rodea y encubre a Eva a partir del día en que nos obligó a dejar el Paraíso, a Elena cuando provocó la Guerra de Troya, o a la Cava por cuya culpa se perdió España.
Condenada al silencio historiográfico, como dice Angelo Morino en su muy interesante libro La donna Marina, su liga con Cortés la convierte en uno de los personajes más frecuentados de la escritura de los conquistadores y en figura esencial de los códices de los vencidos, a tal punto que en algunas crónicas y en algunos códices se convierte en diosa. Este destino singular la persigue, ya sea como elemento providencial para el triunfo de Cortés o como la culpable de nuestra desgracia, al grado que en El laberinto de la soledad, uno de sus más difundidos e importantes escritos, Octavio Paz la fusiona nada menos que con La Chingada.
Carlos Fuentes reflexiona a menudo sobre ella, y lo ha vuelto a hacer en su libro El naranjo, como madre de un bastardo, Martín II. En el libro de Tzvetan Todorov tiene también un lugar que ha provocado muchas controversias y adhesiones. Varias novelas sobre la Malinche circulan por el mundo, y aquí debo consignar recibo de un manuscrito que me ha llegado de Argentina, es de Susana Villalba y se llama Papalote. Es bueno recordar en este contexto que Cortés no tiene calle en México, pero en Coyoacán las calle de Malintzin está situada entre las calles de Xicoténcatl y Moctezuma, of all people! La Malinche ha sido muy frecuentada como inspiradora de óperas, tragedias, dramas románticos y de crónicas, poemas ?entre ellos, y muy especial, el que le dedica Rosario Castellanos? y también caricaturas de los moneros de La Jornada, ¿verdaderos nuevos códices?
No importa, ya sea como heroína o como traidora, Malinche es sujeto de la historia y objeto de una mitificación. Hemos querido por ello revisitarla, indagar en nuestras raíces, esas raíces estrechamente vinculadas con el mestizaje y replantear muchas de sus andanzas actuales y pasadas y aclarar su significado, en tanto generadora de malinchismos, para muchos, o como antecesora de los movimientos feministas, o hasta como bandera de las chicanas que ven en ella y en Frida Kahlo un símbolo perfecto de su propia identidad. ¿No dice acaso Gloria Anzaldúa, en su libro Borderland La Frontera. The Mestiza, lo siguiente?:
''No vender yo a mi pueblo, ellos venderme a mí. A Malinali, Tenepat o Malintzin se le conoce como la Chingada, y por ello se ha convertido en la blasfemia más constante en boca de los chicanos. Es la puta, la prostituta, la mujer que vendió su pueblo a los españoles; estos son los insultos despreciativos que los chicanos escupen diariamente contra ella. Pero el peor tipo de traición es el que pretende hacernos creer que la mujer india que llevamos dentro es la traidora. Nosotras, indias y mestizas, civilizamos a nuestro indio interior, y la brutalizamos y la condenamos. ¡Buena labor ha hecho la cultura de los machos entre nosotras!'' [Traducción mía]
Insisto, el coloquio fue importante, una tentativa, un ensayo sobre la interdisciplina. Aquí hemos reunido varias de las ponencias presentadas, y se revisa a la Malinche desde varias perspectivas, analizando su contexto histórico, su instauración como mito y su ambivalente persistencia hasta nuestros días.