DOMINGO Ť 4 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Elena Poniatowska

Indira Gandhi y su Pakistán

En los cincuenta el presidente de la India Nehru vino a México con su hija Indira Gandhi y su visita causó revuelo. Recuerdo que me invitaron a desayunar con ella para poder entrevistarla y que el entonces secretario de Relaciones Exteriores, Manuel M. Tello, ofreció una gran cena en la secretaría, situada entonces en la esquina de la avenida Juárez y Bucareli, frente al Caballito, que era el mejor sitio para ver el desfile del 16 de septiembre de los niños de la calle porque todos se encaramaban en él.

Esa cena, de rigurosa etiqueta, me dejó una huella indeleble por la blancura de Nehru y porque en el opíparo banquete, en contraste con la pobreza de la India, un político obligó a una señora peinada a la María Félix o a la María Victoria, con una gran cabellera de chinos negros, enfundada en un strapless de satín negro y un inmenso abrigo de visón, a darle un abrazo. Ella se resistió con mucha razón, porque al hacerlo cayó de su brazo una gigantesca pata de pavo, casi la mitad del pavo, destinada seguramente a su refrigerador. Los invitados al banquete se llevaban a su humilde casa no sólo los centros de mesa, sino las viandas expuestas (seguramente para competir con el abrigo de visón). Rogué con toda mi alma que ni Indira Gandhi ni Nehru hubieran visto la espantosa escena. Si la vieron, se hicieron los desentendidos y a la mañana siguiente fui llena de pena y con mucha aprehensión a entrevistarla al hotel. ƑQuién se robaría los tamales, los garibaldis, los cuernos, las conchas, el atole o el chocolate?

Envuelta en su sari blanco como la leche, la señora Gandhi parecía un alhelí y escuchó con mucha cortesía las preguntas que le hicimos las tres reporteras presentes. Era difícil pensar que esta mujer tranquila y muy femenina había participado en la lucha independentista contra Inglaterra desde muy niña y sufrió prisión durante 13 meses, entre 1942 y 1943. Aclaró: ''En la cárcel todo era del color del lodo. La tierra era lodo, las paredes eran de lodo y el techo era de lodo, y nuestra ropa era color de lodo, porque la lavaban en la cárcel con un jabón hecho con una especie de barro que todo lo pintaba, y como nos vestíamos de blanco, éste se volvía color de lodo. Eso fue lo que más me dolió: perder el sentido del color". Además era la esposa del parlamentario Feroze Gandhi (que no era pariente del Mahatma). Volví a verla 20 años más tarde, de nuevo vestida de blaHECTOR GARCIAnco, y como habló de la India y Pakistán, su respuesta en inglés (šojalá y hubiera yo sabido hindi!) tiene hoy un especial significado en vista de la guerra entre Estados Unidos y Afganistán. Entonces dijo algo que se me quedó grabado: ''No creo poder resolver los problemas de la India durante mi vida, o que la próxima generación los resuelva, pero eso no quiere decir que debemos de soltar las riendas. Tenemos que luchar porque así ayudaremos a los que nos seguirán."

La independencia de Cachemira

-El origen (del problema pakistaní) se remonta al tiempo de los ingleses. En la lucha de independencia nos unimos los hindúes, los musulmanes, los cristianos, los budistas, los jainistas; todas las religiones de la India estaban reunidas. Naturalmente, los hindúes, siendo la mayoría, fueron los más numerosos. Mahatma Gandhi había logrado una unidad tan fuerte que los ingleses no podían controlar el movimiento de libertad. Entonces trataron de dividirnos, pero nuestras manifestaciones fueron más fuertes que sus intentos. Alentaron muchas organizaciones musulmanas o hindúes que, por supuesto, estaban a su favor. Mahatma Gandhi nos dijo que lucháramos a costa de nuestras propias vidas, no importaba el sacrificio. Algunos de nuestros líderes más eficaces murieron. Los ingleses alentaron a la gente que apoyaba a Pakistán que no era aquella que nosotros llamamos ''musulmanes nacionalistas", que sí pensaban en el bien de su país, sino aquella que quería anexarse a Inglaterra. No deseaban la independencia, pero dijeron que en caso de que ésta se diera, ellos se mantendrían en un lugar aparte.

La gente (Indira Gandhi usa mucho la palabra people pero en este caso se refiere más a la gente que al pueblo) culpaba a los líderes por haber aceptado la partición y éstos a su vez sintieron que si no la aceptaban habría un terrible derrame de sangre y que en caso de extenderse por todo el país, los hindúes más pobres serían los mayores perdedores porque siempre son los que sufren más. Por ese motivo aceptaron la partición. A los musulmanes se les preguntó si querían irse o quedarse. Un número grande se fue, otro tanto se quedó; era inevitable. No todo el mundo puede abandonar su hogar y su tierra. Así se crearon estados con sus propios gobernantes, que no eran gobernadores en el sentido real, no podían tomar decisiones políticas porque éstas las tomaba el agente inglés que cada estado tenía, su palabra pesaba más que la del Maharajá. Cuando se le preguntó a cada estado de qué lado quería estar, el gobernador hindú de Jammu y Cachemira dijo, aprovechándose de la situación: ''Yo quiero ser independiente. No quiero ir con la India ni con Pakistán". Era algo totalmente ridículo. El no podía ser independiente ni viable, ni nada. Entonces se organizó la revuelta interna obligando tanto a la India como a Pakistán, a intervenirlo militarmente, para que dos años después, en enero de 1949 y bajo el patrocinio de la ONU, se pusiera un alto al fuego. Cuando las tropas hindúes entraron en Cachemira, todos los caminos estaban bloqueados, había heridos por doquier y mucha, mucha pobreza, la milicia formada por el pueblo resistía a los invasores. Un trabajador muy joven y brillante, entre los 18 y 20 años, fue crucificado, como una lección para los otros porque él sí estaba avanzando. Eran muy, muy crueles. Cuando fui con mi padre, las mujeres exclamaban: ''No parecen humanos. Nunca antes hemos visto a nadie así. šNo son humanos!" refiriéndose a los niveles de violencia desatados por el ejército paquistaní, que sembró de cadáveres el largo camino del aeropuerto. Los pakistaníes ocuparon una parte que nosotros llamamos ''Cachemira ocupada" y que ellos llaman ''Cachemira libre". Cuando nuestras tropas llegaron allá en 1965, cuando recuperamos el territorio, no había un solo servicio de salubridad, ninguna escuela y las mujeres se colgaban de nuestros soldados pidiéndoles ayuda médica, ya que siempre llevábamos unidad de atención médica para atender a los civiles".

El resplandor de los países opulentos

A propósito del subdesarrollo y cómo resolver la disparidad entre los países pobres y los países ricos, la respuesta de Indira Gandhi también fue larga y se mostró partidaria de las artesanías:

-Lo más trágico es que la gente se deje engañar por el resplandor de los países opulentos sólo porque producen cosas ingeniosas, nuevos ''gadgets" que hacen la vida más cómoda o para que la gente se mueva más rápidamente. Nada de eso ha contribuido a una auténtica sensación de bienestar o al sentido de autorrealización que tenía el hombre de ayer, aun viejo y pobre, cuando hacía su trabajo. Un pequeño alfarero, por ejemplo, trabajando con su rueda tenía un sentimiento de satisfacción porque estaba produciendo algo, creando algo. Esto ha desaparecido. Muchos países subdesarrollados están tratando de imitar a los países opulentos. Esto no resuelve los problemas al nivel en el que deben resolverse, sino a un nivel que resulta demasiado costoso e inútil a la larga. Al principio fuimos dependientes de la ayuda extranjera, pero incluso cuando vino alguien de fuera, aun siendo dedicado y sabio, no conocía nuestras condiciones. Por ejemplo, si venía un médico, realmente no resultaba tan útil, a pesar de ser más experto, como un médico hindú familiarizado con la situación de la India. Afortunadamente, creo que nuestros médicos pueden defenderse en cualquier parte del mundo. Como primer paso, debemos investigar cuales son las posibilidades de nuestro propio país, hasta dónde podemos utilizar nuestro propio potencial y ver cómo podemos ayudarnos mutuamente los países en vías de desarrollo. Por eso creo que, en primer término, los países subdesarrollados deberían cooperar entre sí, cada uno siendo tan autosuficiente como posible, y creo que si lo hacemos con una sola voz, podemos lograr que los países desarrollados nos escuchen con más atención. No estamos pidiendo caridad y no queremos que los países desarrollados actúen en contra de sus propios intereses. Sentimos que tal cooperación y tal interdependencia basada en la independencia de cada país, beneficiaría también a los países opulentos. No existe ningun país en el mundo que no tenga un problema de desempleo, pero Ƒen donde van a vender su mercancía los países opulentos?

Inglaterra y Francia requieren mercados, nosotros tenemos los mercados. No importa cuánto crezca nuestra propia industria, los mercados de los países pobres seguirán absorbiendo la mercancía que proviene de otras partes, pero si nadie adquiere nuestros productos, entonces, obviamente, no podremos producirlos.

''Somos parte de este mundo, somos sólo una de las especies, pero nos hemos hecho creer que somos los amos y señores y que podemos hacer lo que queramos con la tierra y esto ha dañado no sólo a la tierra, sino también nos está dañando a nosotros mismos. Está creando condiciones en las cuales se está volviendo más difícil para la gente vivir sus vidas de una manera saludable y eso está teniendo repercusión en lo que sólo puedo llamar ''la persona interna", porque así como su desequilibrio interno se refleja en la situación externa, también la situación externa se refleja en uno, porque al vivir en esa clase de situación confusa, es muy difícil ver claramente lo que está pasando dentro de uno o inclusive, desarrollarse en la forma correcta. Antes, la gente pensaba que la felicidad era algo que tenía que uno tenía que perseguir, pero después, la felicidad resultó ser el equivalente de las cosas materiales. Y yo me quedo con el viejo artesano satisfecho porque redondeó con esmero su taza de barro".