Ť Werclaín Ramos, el principal operador, al parecer recibía órdenes directas de Albores
Red de espionaje puso en riesgo estabilidad en Chiapas
Ť El equipo utilizado para interceptar llamadas desapareció; podrían mantenerlo en funciones
ANGELES MARISCAL CORRESPONSAL
Tuxtla Gutierrez, Chis., 3 de noviembre. La red de espionaje montada por el ex jefe policiaco Werclaín Ramos Aguilar tenía en su poder los recursos necesarios para poner en riesgo la estabilidad del estado -información, armas y gente a su cargo-, lo que obligó a la actual administración a cambiar las estrategias de seguridad internas.
El ex director de la Policía Sectorial de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) -mantuvo el cargo incluso en los primeros meses del gobierno de Pablo Salazar-, señalado como el brazo ejecutor de Roberto Albores, hoy se encuentra prófugo, al igual que tres ex policías que lo servían incondicionalmente; sin embargo, huyó con un sofisticado equipo de espionaje e información importante sobre la estrategia operacional de las corporaciones policiacas.
Ramos Aguilar dejó el cargo el 15 de septiembre pasado, cuando se le vio por última vez al encabezar un motín con los policías a su cargo en el cuartel general de la SSP, donde existe un importante banco de armas.
La madrugada del día siguiente, luego de rodear con agentes de la Policía Federal Preventiva el lugar donde se encontraban los inconformes, autoridades de la entidad realizaron un cateo en la vivienda particular del funcionario amotinado.
Según el comprobante 2794 de la SSP, Ramos Aguilar ganaba a la quincena 4 mil 708 pesos, de los cuales le descontaban casi mil 600 por concepto de pensión alimentaria.
En su domicilio, ubicado en la zona sur-poniente de esta ciudad, tenía títulos de propiedad de 17 inmuebles, entre ellos cinco ranchos de más de 40 hectáreas cada uno, ubicados en los municipios de Villa Flores y Ocozocuautla.
Hombre de apariencia sencilla, que sólo había alcanzado a cursar la educación básica -primaria y secundaria-, poseía 13 relojes finos de alto precio, así como diversas joyas, al menos 50 monedas antiguas de oro y 167 mil 550 pesos "como caja chica".
Como muestra de su poder adquisitivo, el 9 de enero de este año retiró de la cuenta 0128551325 de Bancrecer 110 mil pesos, según comprobantes bancarios localizados durante el cateo.
En uno de sus ranchos poseía guacamayas -especie en peligro de extinción, de la cual sólo quedan unos 100 ejemplares en Chiapas-, un tractor e implementos agrícolas.
Algunos de estos bienes estaban a nombre de su cónyuge, María del Rosario Reyes Cruz. Sin embargo, la evidencia localizada indica que Ramos Aguilar tenía otro hogar en el municipio costeño de Acacoyagua.
Préstamos personales
Ramos Aguilar acostumbraba realizar préstamos al personal a su mando. En su vivienda se encontraron pagarés hasta por 23 mil pesos.
Todas estas evidencias sorprendieron a las autoridades. Sin embargo, los datos más "relevantes" se encontraron en dos computadoras personales, las cuales "contenían información sobre la forma en que están distribuidos los diversos destacamentos (policiacos), la forma de comportarse, las líneas de acción que podrían seguirse en caso de una emergencia, en dónde podría haber un punto de reunión, claves para llamar o convocar", señaló a La Jornada el procurador de Justicia de la entidad, Mariano Herrán Salvatti.
También contaba con información sobre diversos delitos graves que se han cometido en la entidad en diferentes fechas y lugares. Además, el plano de uno de los edificios del penal de Cerro Hueco, que especifica los sitios asignados a un grupo de narcotraficantes y asaltabancos involucrados con el ex procurador Jorge Enrique Hernández Aguilar.
"Eso motiva la presunción de que Werclaín Ramos Aguilar sabía exactamente qué ocurría y en qué momento. Esa información muy diversa y muy completa correspondería tenerla exclusivamente a la Procuraduría estatal."
A este descubrimiento se unen la grabación y transcripción de conversaciones telefónicas logradas mediante el espionaje, realizadas incluso a sus superiores de la anterior y la actual administraciones. La mayoría de ellas, localizadas en el domicilio de Ramos Aguilar, corresponden al periodo en que Jorge Mario Lesscieur Talavera -ahora rector de la Universidad Autónoma de Chiapas- era secretario de Gobierno.
Una de las conversaciones grabadas fue la sostenida el 3 de mayo de 2000 entre el entonces candidato de la alianza de partidos de oposición al gobierno de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, y el secretario general del Partido Acción Nacional en la entidad, Rafael Camargo, hoy secretario de Obras Públicas.
-Oye -dice Salazar Mendiguchía-, estás seguro de lo que me propusiste hoy, sin tantos detalles, porque ya está tu propuesta en la mesa, maestro.
-A ver, de México o de Chiapas, porque por eso se pusieron las propuestas.
-No, estamos hablando de lo nacional.
-Ah, ok, sí.
-Sí, yo estoy en las grandes jugadas desde hace mucho.
-Sabes mucho de propuestas.
-Yo no sé jugar amateur, yo estoy en las grandes ligas.
--Sí, nada más dime que sí, y ahorita la gente va.
-No, tampoco te digo que sí estoy proponiendo.
-No, el problema es que nos amarran, está bien.
-Espérate que arranquemos contigo a las 10 de la mañana.
-Sí, sí, está bien la gente que está esperando eso.
-Bueno, no te muevas nada más.
Esta y otras intercepciones telefónicas en diversos periodos, principalmente previos a la jornada electoral del 20 de agosto de 2000, indican que lo mismo se espiaba al candidato del PRI, Sami David, que al de la Alianza, Pablo Salazar. Incluso al entonces secretario general del Consejo de Seguridad Pública de la entidad, Florencio Madariaga; al ex coordinador de Comunicación Social, Manuel de la Torre, y a otros personajes importantes en el quehacer político de ese tiempo.
"Por las evidencias que encontramos, creemos que las intercepciones las hacían con aparatos sofisticados que al momento de grabar transcribían las conversaciones inmediatamente. Grababan más de una conversación a la vez", explica un alto funcionario encargado de las investigaciones del caso.
Sostiene que las evidencias indican que "cuando se tiene información de esta dimensión se puede desprender que Werclaín servía a órdenes directas del entonces titular del Poder Ejecutivo local (Roberto Albores Guillén), o a otras personas que tienen intereses en lo que ocurra en Chiapas".
Tener en su poder este tipo de información sobre "los personajes más importantes de la vida social y política de Chiapas" les daba, al ex servidor público y al grupo de poder al que pertenecía, la posibilidad de "atentar contra la seguridad del estado", asevera el funcionario.
Las investigaciones en torno al vínculo entre ex funcionarios de gobierno -quizá algunos de ellos aún en funciones- y grupos paramilitares o de civiles armados, y lo relativo a la red de espionaje que mantenían, serán atraídas por la PGR, una vez que la Procuraduría estatal desglose las evidencias que están en su poder, explicó Herrán Salvatti.
De hecho, Mariano Herrán sostuvo que a Werclaín Ramos Aguilar se le investigaba "desde hacía tiempo". Sin embargo, estas averiguaciones previas, 285/2001, 288/2001 y 232/2001, eran por los delitos de abuso de autoridad contra sus subalternos y despojo en agravio de particulares.
Ramos Aguilar fue ratificado en el cargo de director de la Policía Sectorial por el actual secretario de Seguridad, Mauricio Gándara Gallardo. Meses después de este hecho, el funcionario que comandaba a más de 4 mil 500 policías desde la administración de Roberto Albores Guillén empezó a realizar acciones de espionaje y desprestigio contra Gándara Gallardo.
En las dos computadoras en su poder había información sobre la vida personal y privada del secretario de Seguridad, e incluso alguna que se "filtró" a la prensa estatal y que ponía en entredicho la honorabilidad del funcionario.
Uno de los encargados de la investigación y desglose de las evidencias encontradas en la casa de Ramos Aguilar concluye que este personaje "incurrió en delitos que pudieran darse inclusive contra la seguridad del estado. Porque estar metido en todo y conocer todo, debía tener un objetivo muy claro, inclusive tratar de desestabilizar la seguridad interior".
"El espiaba a todos -dice Mariano Herrán-, no se nota que hubiera un grupo o persona en particular. Es como si existiera una estrategia para enterarse de muchas cosas y acciones que obviamente tenían que ser del conocimiento de sus superiores".
Según se desprende de las primeras indagatorias, las "líneas políticas iban arriba, a la Secretaría de Gobierno, que es la que conocía y manejaba las líneas de acción que servían para la toma de decisiones políticas y sociales en el estado".
En concreto, "Werclaín era el brazo ejecutor de Roberto Albores", y fungió como director de la Policía Sectorial durante los primeros nueve meses del gobierno de Pablo Salazar.
Mariano Herrán concluye: "no hemos podido encontrar el equipo con el que se dedicaba al espionaje. No podríamos precisar si está siendo utilizado en la actualidad..."