DOMINGO Ť 4 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Seguían instrucciones los acusados de represión: Garfias

"Manchó" al Ejército obedecer órdenes del presidente en turno

Ť Pese al triunfo de Fox, parece que continúa el vínculo perverso entre el poder político y los militares, dice Gallardo

JESUS ARANDA

La colusión entre el poder civil y la cúpula castrense ha involucrado a algunos militares en acciones policiacas y represivas, violentando el "estado de civilidad" y, al mismo tiempo, se puso como pretexto el fuero de guerra para garantizar la impunidad y evitar el castigo de los soldados que transgredieron la ley por órdenes del poder civil, afirmó el general Francisco Gallardo Rodríguez.

En tanto, el general retirado Luis Garfias sostuvo que el uso discrecional de las fuerzas armadas por el Presidente en turno "manchó a la institución" con el consecuente desprestigio del Ejército.

Entrevistados por separado, ambos militares sostuvieron que también fueron "cómplices" de esta situación los secretarios de la Defensa en turno -durante los años 70, como Hermegildo Cuenca Díaz y Félix Galván López-, además de otros militares que formaban parte de la cúpula castrense en esos años.

desaparecidos_guerrero_am1El general Garfias señaló que la participación de militares en actos de represión y como integrantes de la Brigada Blanca "no era el Ejército en sí", sino un grupo de elementos al servicio del presidente de la República, quienes tomaron parte directamente en la represión que se registró principalmente en Guerrero y Oaxaca, ya fuera que estuvieran comisionados como jefes de zona militar o en los órganos de justicia locales. Mientras el papel que jugó la tropa fue realizar las detenciones o participar en los operativos, pero su labor concluía cuando entregaba los detenidos a sus jefes en los cuarteles.

Garfias dijo que la participación de militares en desapariciones forzadas y como parte fundamental de la Brigada Blanca es un hecho conocido desde hace muchos años en el Ejército, e incluso, el general Enrique Cervantes Aguirre, ex secretario de la Defensa Nacional, y los generales actualmente presos Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo tomaron parte activa en la represión de los grupos guerrilleros de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas.

Gallardo Rodríguez, quien es considerado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como preso de conciencia, sostuvo que a lo largo de los años se estableció un vínculo perverso entre el partido de Estado (PRI) y la cúpula militar con un doble objetivo: por un lado, los soldados apoyaban al PRI en materia electoral, "incluido el robo de urnas y otros delitos de ese tipo" para que dicho partido se mantuviera en el poder. Esa "colusión" incluía también la participación de soldados en reprimir a la disidencia política.

Entrevistado vía telefónica, desde el penal Neza Bordo aseveró que la permanencia de vínculos perversos entre el poder político y los militares parece continuar a pesar del triunfo de Vicente Fox, porque en el reciente asesinato de Digna Ochoa las principales sospechas recaen precisamente en los militares.

Por su parte, el general Garfias, quien fue en su momento comandante de zonas militares y ocupó cargos importantes en el organigrama de la Secretaría de la Defensa Nacional, precisó que la labor de contrainsurgencia que desarrollaron Cervantes, Quirós y Acosta Chaparro en el estado de Guerrero se dio en diferentes frentes. Cervantes como jefe del Estado Mayor de la 50 Zona Militar; Quirós Hermosillo como una de las cabezas principales de la Brigada Blanca, y Acosta Chaparro incrustado en la Policía Judicial del estado de Guerrero.

Garfias insistió en que "fueron pocos" los militares comisionados en la Brigada Blanca, y que el personal de tropa tenía como única función participar en los operativos para detener a los sospechosos de actuar en la guerrilla, pero su función terminaba cuando entregaban en los cuarteles a los detenidos. El resto, indicó, lo hacía un grupo pequeño de oficiales.

Comentó que hubo casos como el del general Salvador Rangel Medina, quien siendo comandante de la 50 Zona Militar se negó a participar en los actos de represión, por lo que fue relevado de su cargo.

Cuestionado sobre por qué los militares solaparon la actitud del alto mando de actuar ilegalmente, Garfias señaló que "en esos años era muy difícil" negarse a obedecer órdenes.

Por otra parte, indicó que la única diferencia entre la represión que vivieron países del Cono Sur -como Chile, Argentina y Paraguay- bajo regímenes militares y la que se registró en México durante los 70 en los estados de Guerrero y Oaxaca es que aquí los desaparecidos y muertos eran de los "sin nombre", es decir, gente humilde que vivía en sitios muy apartados y cuyo deceso prácticamente pasó desapercibido; además de que la represión se focalizó principalmente en los estados de Guerrero y Oaxaca y en algunos puntos en contra de la guerrilla urbana.

En cambio, en Sudamérica la represión fue nacional y alcanzó a intelectuales, estudiantes e incluso amas de casa, por lo que el impacto a nivel nacional e internacional fue radicalmente distinto.