DOMINGO Ť 4 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť La organización que representa, dominada por empresarios, dicen ex revolucionarios
Daniel Ortega merece confianza, "no su partido"
Ť El ex líder del FSLN se ha mantenido al margen de la corrupción: Joaquín Cuadra
BLANCHE PETRICH
Cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional perdió en las urnas el poder ganado con las armas, 12 años atrás, se propuso reconstruir su liderazgo "desde abajo" para volver a gobernar "desde arriba". Hoy tiene posibilidades de lograr el segundo objetivo, pero el primero parece haberse perdido a lo largo de una década en la oposición.
Desde los primeros años de la transición, el FSLN empezó a sufrir rupturas internas, y una muy profunda ocurrió en 1995, con la salida de Sergio Ramírez, el único civil de la dirección nacional histórica. De entonces a la fecha, en la foto de familia sólo quedan unos cuantos.
Varios de los dirigentes más críticos -unos aún dentro del frente, si bien en la congeladora; otros en "alianza crítica" y otros más desde afuera- coinciden en darle un voto de confianza al candidato presidencial Daniel Ortega como "hombre cabal" y "político capaz de tomar el timón". No así al partido sandinista, como institución.
Aldo Díaz Lacayo, quien representó al gobierno revolucionario como embajador en sitios de interés estratégicos de esos años -entre ellos México-, permanece aún en las filas del FSLN, aunque alejado de la práctica política, al frente de una pequeña librería: "a nivel individual, Daniel es un hombre cabal, de izquierda. Sus tesis y sus propuestas para combatir la pobreza son legítimas. Del resto del partido, derechizado y dominado por una corriente de empresarios, no puedo decir lo mismo".
Joaquín Cuadra, general en retiro, artífice de la institucionalización del ejército nacional, actualmente líder de una formación política independiente, también le da crédito a Ortega "a manera personal". "El se ha mantenido al margen de la corrupción. No así los Borge y los Bayardo, quienes impiden al FSLN modernizarse y evolucionar."
-Ellos (los comandantes Tomás Borge y Bayardo Arce, que encabezan las listas sandinistas para las diputaciones) se consideran la izquierda del partido. ƑLo son?
-Los referentes ideológicos han cambiado, pero los hay éticos primarios. Ser transparente es un valor ético tanto para la derecha como para la izquierda. No se puede ser compañero revolucionario pero corrupto.
Por su parte, a Víctor Tirado López lo que menos le preocupa es la "metamorfosis" de Daniel Ortega que tanto encandila a la prensa internacional: sus camisas rosas, su discurso de cristiano recién convertido, su Mercedes Benz y su Rolex. Le preocupa, sí, la imposibilidad de muchos sandinistas de poner al día un programa viable para Centroamérica: "muchos se quedaron en los 80, otros en los 90. Cuando pasamos a la oposición, muchos fueron con la mentalidad de hacer una oposición a ultranza: el antimperialismo, la denuncia. Lo que no se pudo hacer fue continuar la revolución desde ahí. Ese hubiera sido el eje, pero no lo fue. Eso ya es historia".
Dora María Téllez, la ex comandante dos de la insurrección, líder de un partido que formó una reciente alianza con Ortega, el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), reconoce que el candidato peca de caudillismo. Pero él "no inventó el fenómeno. En todo caso fue un alumno aventajado en lo que es una tradición nacional. Tiene características para encabezar un buen gobierno".
Ofensas entre hermanos
De los nueve comandantes "históricos" de la dirección nacional, sólo Daniel Ortega, Borge y Arce permanecen en la escena, estos dos últimos bajo la sombra y el desprestigio de la corrupción.
Humberto Ortega, primer general del Ejército Sandinista y hermano del ex presidente, se dedica en Costa Rica a sus negocios privados. Desde ahí -se comenta en los corrillos- desaprobó el que Daniel se volviera a lanzar a la candidatura presidencial. Henry Ruiz y Víctor Tirado López, marginados o automarginados, permanecen críticos y silenciosos. De los tres restantes, uno -Carlos Núñez- murió en 1991 y los otros dos no participan más en política.
Dora María corrió el riesgo de sumarse a la convergencia por Ortega aun contra la opinión de otros compañeros de ruta, como el propio Sergio Ramírez. Reconoce que la reconciliación interna no es un asunto que se vislumbre en el horizonte. "Es más fácil perdonar las ofensas entre los extraños que entre hermanos".
Admite que el partido que hoy apoya electoralmente se significa por ser "caudillista y prebendarista." Aun así el MRS se la jugó. "Pudimos habernos quedado como francotiradores, pero decidimos actuar", después de alcanzar una plataforma mínima de acuerdos comunes sobre la reforma institucional, política exterior, derechos humanos, política social. En el MRS participan además los hermanos Cardenal, Ernesto y Fernando, ambos jesuitas, ambos ministros durante la revolución.
El general Cuadra no contempló siquiera la posibilidad de aliarse con Ortega. Por el contrario, acarició la idea de ser él el abanderado del sandinismo. "Soy quizá la única figura que podría haber disputado la nominación a Ortega", comenta, pero el aparato partidario, dominado por danielistas, lo bloqueó.
Endereza su crítica contra el pacto, producto típico de "la idea del Estado botín." Lo que resulta de éste, dice, es "que al final del día en este país todas las decisiones pasan por los escritorios de Alemán y Ortega, no en las instituciones respectivas. Esto es corrupción".
-ƑComo la piñata?
-Su capítulo dos. Los que manejaron la piñata manejan el partido. Con el argumento de que esas son las reglas del juego, lo que defienden son sus intereses particulares.
-ƑQuiénes son?
-Bayardo Arce es a la fecha encargado de las finanzas del partido.
Entre la vieja guardia y la vieja oligarquía
Para Cuadra, Ortega "tiene algo a su favor y le puede funcionar: la plana mayor del hueso duro del FSLN quedó en los primeros lugares de la lista de candidatos a diputados. En la bancada de legisladores sandinistas no habrá caras nuevas, pero Daniel, de ser presidente, tendrá manos libres para armar un gabinete sin ataduras. Podrá hacer las alianzas necesarias con el sector privado para el manejo de la economía y la política exterior."
Ese pragmatismo es precisamente lo que preocupa a Aldo Díaz Lacayo, quien ve con ojos críticos el que en años recientes el FSLN esté controlado por una "corriente de empresarios". Son políticos -cita dos nombres, Mónica Baltodano y René Rivas- que han abrazado la filosofía neoliberal con el argumento de que es un modelo inamovible al que hay que acomodarse. Es, dice, "una derechización, pero con un agravante terrible: los de derecha no nos creen.
"Hoy nadie pone las manos al fuego por Daniel en el sector privado, pero el 5 de noviembre, si gana, van a sobrar los empresarios que le acepten algún cargo. Eso sí, le van a exigir sobrerrepresentación de los sectores que les garanticen condiciones, disciplina monetaria severa y, desde luego, que no incorpore en la gestión económica a cuadros que puedan ser señalados como revolucionarios."
-ƑQuiere decir que su oferta de gobierno es igual a la de Bolaños?
-No. Ortega tiene más énfasis en la distribución de la riqueza. Históricamente, conservadores y liberales se caracterizan por una insensibilidad increíble frente a la pobreza.
-Cuando el FSLN asumió su derrota electoral en enero de 1990, Ortega prometió volver a la base y reconstruir una opción sandinista. No lo hizo. ƑPodrá hacerlo ahora?
-Tal vez sea un propósito demasiado ideal. Lo que sí se puede hacer es política con otras normas, darle un contenido nuevo, volver a lo básico: la ética, la moral, la rendición de cuentas. Eso también es revolucionario.