Ť Un amor del Flaco de Oro, Xiomara Fernández, cierra los ojos y abre la caja de recuerdos
Relatos y canciones en las noches de tertulia dedicadas a Lara en Cuba
Ť De aquel idilio habanero, a la larga un imposible, el
músico poeta compuso Sueño guajiro
Ť ''Era todo un caballero y al mismo tiempo una dama'',
rememora Rosita Fornés
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 2 de noviembre. El paso de Agustín Lara por Cuba se reconstruye por tramos, con anécdotas marcadas por las pasiones, el amor, la vida nocturna y la bohemia. Xiomara Fernández, ahora septuagenaria, recuerda que rechazó al Flaco de Oro: ''En aquel entonces las muchachas éramos distintas a esta época; éramos más recogiditas".
En 1939, cuenta Xiomara a La Jornada, mantuvo nada más que una ''amistad lindísima" con ese hombre ''encantador, único, gentil, caballeroso". Ella tenía 16 años y empezaba en el canto, en un programa de aficionados, en la afamada emisora CMQ. Lara la escuchó y quiso conocerla. El mexicano le pidió que cantara una obra de él.
Ni matrimonio ni contrato
''Yo era muy joven, inexperta, y uno no se pone a pensar la importancia que tiene eso", recuerda Xiomara, cerrando los ojos y abriendo la caja de los recuerdos. Ella cantó Cuando me miraste tú en el Teatro Nacional de La Habana, el Sauto de Matanzas y el Principal de Pinar del Río.
''Iniciamos una amistad muy bonita. El se enamora de mí, me declara su amor. Me propone matrimonio, me propone ir a México. El desde aquí no me podía hacer un contrato, porque yo no era conocida, pero me dice que tan pronto llegara a México me introducía en la vida artística de allá", expresa Xiomara. ''Pero no me interesó. Ni le acepté el matrimonio ni le acepté el contrato."
Fue un amor efímero, de un mes y medio. Suficiente para que Lara le compusiera Sueño guajiro:
''Duerme sobre la fronda de un platanal/ sueña con un amor primaveral/ arrúllame con esa luz...", dice la musa cubana, apelando a la memoria, que finalmente la traiciona.
Recuerda que Lara insistió, le mandaba ramos de flores todos los días, pero ella le reclamó: ''Van a pensar que hay una relación íntima entre nosotros". Y Agustín empezó a mandar una sola flor diaria, discretamente, con un mensajero. De Cuba se fue a Francia. Cuando vino nuevamente a la isla, su amor imposible cubano ya se había casado. ''Nunca más nos volvimos a ver, ni tuvimos correspondencia ni nada. Pero fue una relación lindísima."
Xiomara estuvo en la tertulia que el miércoles por la noche recordó al músico mexicano en la Casa de la Amistad de La Habana, como parte del Festival Internacional Agustín Lara, que se efectúa de manera simultánea en México, España, Cuba y Argentina.
Un público veterano, realmente aficionado a Lara, escuchó con gusto y paciencia relatos y canciones.
Primer destino extranjero
Rosita Fornés, la célebre vedete que forjó su estrellato en México, tuvo también recuerdos amables de Lara. ''Pero fue de una manera diferente a Xiomara. No se excedió conmigo ni se pasó ninguna vez. Era todo un caballero y al mismo tiempo una dama."
Jorge Fernández, cantante mexicano que acompañó a Lara en algunos de sus viajes a Cuba, recordó el debut del Flaco aquí en el cabaret Monmartre, su paso por el Teatro Blanquita (ambos desaparecidos) y las largas noches de tertulia y música que seguían a las audiciones.
Fernández exhibió de puño y letra del homenajeado la letra de Habana, otra de las piezas inspiradas en la isla:
''Habana, princesa del Caribe/ cuando mi mano escribe/ quieren mis ojos llorar/ Habana, Veracruz es La Habana/ cielo y mar la misma vibración/ tu estrellita solitaria/ la llevo en mi corazón."
Omar Vázquez, investigador minucioso del paso de Lara por Cuba, también participante en la tertulia, ha exhumado en estos días de homenaje su amplio archivo en la materia. Cuenta que en 1932, en México, el compositor y pianista cubano Ernesto Lecuona entusiasmó a Lara para que viniera a la isla. Su llegada a La Habana coincidió con el final de la dictadura de Gerardo Machado.
Aquí, relata Vázquez, se hizo amigo del pintor René Portocarrero y del trovador Sindo Garay, a quien escuchaba cantar La tarde y Perla marina, acodado en la barra de La Bodeguita del Medio, la fonda criolla de más renombre en La Habana, cuna del mojito, el emblemático trago cubano.
Lara viajó a Cuba en cinco ocasiones: en 1933, 1938, 1951, 1953 y 1955, aunque en la tertulia los más veteranos de la plaza se enfrascaron en duelos de memoria que precipitaban una danza de fechas. Este país fue el primer destino del músico jarocho al iniciar sus giras al extranjero. Aquí debutó en el Teatro Encanto, junto con Pedro Vargas y Ana María Fernández. Además de las dos canciones citadas, compuso una tercera, Ojos habaneros.
El festival arrancó el martes con un recital de coros infantiles y siguió con un duelo de pianistas y un programa de sones jarochos. Está montada una exposición de caricaturas del músico y todavía están previstas varias audiciones invocadoras del trovador de veras.
Ť Velada con la interpretación de lo mejor de Lara
Hicieron revivir al trovador de veras en Tlacotalpan
Ť Ofrenda de Muertos en memoria del músico tlacotalpense
ERNESTO MARQUEZ ESPECIAL
Tlacotalpan, Ver., 2 de noviembre. Memo Salamanca y un puñado de artistas veracruzanos hicieron revivir la noche del miércoles, en Tlacotalpan, al músico-poeta-trovador de veras Agustín Lara.
La perla del Papaloapan vivió con alegría el mejor y más emotivo acto que hasta la fecha se ha efectuado en el contexto del festival internacional dedicado al Flaco de Oro.
Desde temprano La Costeñita, la radio de mayor audiencia en la cuenca del Papaloapan, daba pormenores del concierto. Un carrito de sonido voceaba la participación del también tlacotalpense Memo Salamanca, quien encabezaba una nutrida delegación artística entre la que destacaban Doris, Aminta Ruiz Pazos, Jorge Balam, Tonatiuh Bazán, el grupo Tlen Huicani, la orquesta Homenaje a Lara y el ballet folclórico de la Universidad Veracruzana (UV). En los portales se alzaba una ofrenda de Muertos en honor de Lara con sus bebidas preferidas, cigarrillos y hasta un piano negro de cola.
En el vestíbulo del Teatro Nezahualcóyotl, espacio en el que se efectuaría el recital Noche de ronda, un grupo de jaraneros entonaba música de Lara al pie de una enorme figura de mujer, la musa lareana.
Salamanca All Stars
Tlen Huicani es el encargado de abrir el programa. La agrupación que dirige Alberto de la Rosa y que oficia como embajadora cultural de la UV recrea aquellas piezas que, como Palmeras, destacan la jarochidad de Lara.
Suenan el arpa y la jarana. Pero en la sala todos esperan el plato fuerte de la noche, el Salamanca All Stars, como se llama al grupo de cantantes que acompañan a Memo en sus veladas de la Casita Blanca.
Memo muestra sus dones en el elegante Petrof que ha viajado por carretera. Es un pianista fino, intuitivo, muy dado a los juegos armónicos y al touche rítmico. Muchos de los allí presentes lo conocen y aseguran que el mejor Lara está con él.
Memo acompaña a Doris y la noche se torna pasional. La cantante jalapeña fortalecedora del programa Un poco más, de Canal Once, toca las fibras más sensibles con su puesta sentimental, interpretando bolerones de largo alcance como Piensa en mí o Sola; danzonetes de la talla de Casita Blanca, tangos de rompe y rasga como este de Arráncame la vida y canción criolla de fuerte carga sentimental vueltas icono jarocho de la altura de Oración Caribe.
Doris cede el micrófono a Aminta Ruiz Pazos, sobrina de Mario Ruiz Armengol y encargada del material criollo lariano. ''Piénsalo bien mulata, piénsalo bien'', cita en la primera frase. Sigue con la guaracha Noche criolla para arremeter depués con la intensa Cosas que suceden y concluir, jiribillosa, con Tengo ganas de un beso. ''Así dice la canción, no yo.''
El montaje de Lara de Noche de ronda se complementa con Balán, joven tenor-inventor-odontólogo, quien derrocha fortaleza vocal al hacer Monísima mujer, Un beso robado y parte de la llamada Suite española con Españolerías y Granada.
A esta altura de la noche el público está más que rendido. Es la música de Lara en su mejor representación, se escucha decir. ''Cada intérprete estuvo en talla.''
Una gran noche, sin duda, en la que se invocaron todas las palabras y todo el sentimiento lariano.