SABADO Ť 3 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Tacos de $30 y huaraches de $65; calculan autoridades un millón 200 mil visitantes
El afán de lucro superó a la tradición en Mixquic
JOSEFINA QUINTERO M.
El festejo terminó en San Andrés Mixquic. Vivos y muertos tomaron el camino de regreso. Después de la alumbrada en los altares del cementerio, que los habitantes del lugar realizaron para iluminar el sendero.
Por encima de la tradición en San Andrés, persiste "el desmadre y el abuso de los vivos", aseguró la señora Martha Solórzano, y ejemplificó: el número de ambulantes aumenta cada año. Esta vez los vivos no sólo vieron el color anaranjado de la flor de cempasúchil o el blanco del alhelí, sino que su principal atracción fue el negro y amarillo de la ombliguera y el pantalón ajustado de las edecanes que anunciaban "la cerveza de la luz para el muertito: Sol".
Ellas se encontraban junto a los puestos de comida, donde los vendedores se dieron el gusto de poner los precios que mejor les convenía; así, había tacos de 30 pesos y huaraches de 65, pero se justificaban por ser Día de Muertos.
Mientras los visitantes saciaban su sed y hambre, Agustina Medina Núñez, oriunda del lugar, preparaba la despedida a sus padres y hermano que yacen en el cementerio. A cada persona que se acercaba agradecía la visita, entre flores e incienso.
"Llegaron desde el miércoles pasado; días antes preparé sus platillos favoritos. Les adorné la mesa con flores, veladoras, pan, y hoy comimos mole, caldito de pollo y arroz para luego venirnos al panteón. Ahora tengo que despedirlos porque tienen que regresar y voy a encaminarlos", expresó.
La tradición en Mixquic, cuentan sus habitantes, se inició en tiempos prehispánicos. Sin embargo, con el tiempo los festejos han cambiado y ahora sólo en la iglesia y el panteón se sigue la tradición, "porque todo lo demás surgió para provecho de unos cuantos".
En esta ocasión, de acuerdo con el director de Protección Civil de la delegación Tláhuac, Jaime Rangel, acudieron alrededor de un millón 200 mil personas.