sabado Ť 3 Ť noviembre Ť 2001

Luis González Souza

Guerra asquerosa, peor que sucia

alguien muy famoso alguna vez dijo que la historia tiende a repetirse, primero como tragedia, y después como farsa. "Hermanitos del alma" que ahora son, ello vale, también de hermanada manera, para los gobiernos de Bush Jr. y de Fox. A los pueblos bajo su yugo, en justa contrapartida, corresponde luchar para que las subsiguientes apariciones de feas y viejas historias ya no sean ni comedia ni tragedia, sino una digna y limpia nueva historia, tan limpia y digna como la vida y obra de Digna Ochoa.

La guerra de Bush hijo en mucho parece una vendetta, o un segundo turno al bat por la ponchada que se dio su padre en Irak, en aquella aventura bélica de principios de la década pasada, mejor conocida como Tormenta en el Desierto. Sólo que esta vez la aventura de Bush Jr. más bien parece una tormenta llena de estiércol, que en primer lugar ya comenzó a infectar -con ántrax, censuras y neomacartismos- a la nación estadunidense. Tan vulgar inició la cruzada de Bush II "contra el terrorismo", que muy pronto tuvo que remplazar su combustible más primario, íntimamente ligado al terrorismo más primero, que es el terrorismo conceptual. Justicia Infinita resultó mucho concepto para esta cruzada plagada de cabo a rabo de las más graves y variadas injusticias: desde las ya incontables víctimas inocentes en Afganistán, hasta los múltiples hostigamientos neorracistas en EU contra transeúntes cuya apariencia física nada tiene que ver con Tom Sawyer, Elvis Presley o Jane Fonda.

El nuevo combustible conceptual para ésta, la guerra más terrorista de todas, también se agotó muy pronto. La operación Libertad Duradera cada día se desnuda como una tragicomedia neomacartista que bien podría llamarse "Libertad(es) en la Hoguera". Los primeros actores calcinados en el reparto de esta "nueva" obra son, a todas luces ya, las libertades de pensamiento, de expresión, de prensa, y hasta la libertad de tránsito. De esto último pueden dar testimonio nuestros trabajadores migratorios, que ahora, para ejercer el derecho (universal) al empleo, o para eludir los peores maltratos en el "Paraíso de la Libertad", requieren de una capacitación similar a la de Rambo o a la de un buen combatiente militar. Al mismo tiempo, la histeria antinmigrante nos lleva a ese otro aditamento que hace de la nueva Tormenta en el Desierto, a base de puro estiércol, una guerra no sólo sucia sino literalmente asquerosa: la globalización de la mentira, la hipocresía y los fariseísmos, así como de los neomacartismos, las servidumbres y las deslealtades.

La cacareada "amistad" entre México y EU, o la dispareja "amistad" entre Fox y Bush Jr. son un indicador patente (y patético). También incontables son ya las maromas que el Ƒnuevo? gobierno de Fox ha ensayado a fin de tener contento, muy contento, a su nuevo y peculiar socio-capataz o amigo-gandalla. Las maromas llegaron al extremo bufonesco de ofrecer ša nombre de todo México, y sin pasar siquiera por el Senado de la República! un "apoyo incondicional e infinito" a la nueva guerra de Bush. Es decir, a una guerra ya no sólo sucia sino asquerosa šy por completo chocante con la histórica tradición pacífica de México! En injusta, pero harto predecible contrapartida, el "amigo" Bush también aprovecha su nueva guerra para burlarse y pisotear la única perspectiva de compromiso favorable a México tras las incontables maromas de Fox: la perspectiva de un acuerdo migratorio que permitiese tratar a los trabajadores mexicanos, no más como animales de caza, sino como simples seres humanos. Hasta eso se llevó entre las patas la nueva guerra de Bush, la guerra más sucia y terrorista de todas.

Bueno, pero Ƒcuál es la reacción del Ƒamigo o socio Fox? Adivinó cualquiera que conozca la dinámica del sadomasoquismo o del machismo-servilismo: una reacción más indigna que la sostenida ante el neoguerrerismo estadunidense. El gobierno de Fox no sólo sigue callado ante la embestida antinmigrante y antimexicana del gobierno bushiano. No sólo sigue embaucado en su posición del "apoyo incondicional y hasta lo último" (petróleo incluido, obviamente, vía directa o del esquirolaje contra el alza de su precio). Además y por si fuera poco, el gobierno de Fox ya inició, con acciones u omisiones, la "guerra asquerosa" en nuestro propio país. Primero, y suficiente por sí sólo, con el asesinato de la luchadora Digna Ochoa. Y, segundo, hace unos días, con las amenazas de muerte contra otros cinco distinguidos luchadores por los derechos humanos: Edgar Cortez, Miguel Sarre, Sergio Aguayo, Fernando Ruiz y Juan Antonio Vega. Otra vez la guerra sucia, que tantas víctimas cobró en nuestro país durante los años setenta, pero ahora como tragedia, es decir, como guerra asquerosa: primero, porque traiciona las promesas foxianas y las expectativas más elementales de la sociedad tras las elecciones del año pasado: las de un México por lo menos un poco más libre y digno, hacia dentro y hacia fuera. Segundo, porque esa traición ocurre a una sociedad que ya pagó con creces el precio de luchar y de soñar con algo mejor. Tercero, porque el simple asomo de esta nueva guerra sucia, ahora asquerosa, confirma la ausencia de cambio šhasta en las cañerías más podridas del viejo régimen político! Y cuarto, porque la traición sirve para dar más combustible y excusa a la "cruzada antiterrorista" de Bush y, de paso, para reciclar la relación dominio-servidumbre entre México y EU, como en los peores momentos del régimen priísta Ƒextinto?

Demasiada suciedad, pues. Asquerosa, y ya no sólo sucia, es la nueva guerra internacional librada, para colmo de hipocresías, con la bandera de la "lucha contra el terrorismo". Igualmente asquerosas, las réplicas nacionales en EU y en México de dicha guerra: allá, en nombre de la libertad y šduradera!; y acá, en sucia manipulación del "cambio" por todos los mexicanos tan anhelado. Y más que asquerosos son los métodos y las mentiras para justificar la plena subordinación de México a la guerra y al imperio más terrorista de todos.

Pero una vez más se equivocan los mercaderes del terror. Ni aquí ni allá la sociedad retrocederá. Tanto en EU como en México seguiremos luchando por un mundo nuevo -al menos limpio de tanta suciedad- comenzando por la verdadera renovación de nuestros países. Sólo añadiremos algunas tareas para limpiar un poco las asquerosas guerras que los poderosos insisten en imponernos. Esa limpia comienza por hacer transparentes y públicos los motivos y los métodos de halcones y halconcitos guerreristas a escala global. Con tal empeño, el próximo jueves iniciaremos, Causa Ciudadana y la Asociación de Escritores de México, las Jornadas de la Casa La Pirámide, por una Paz Justa y Digna, no sólo en Chiapas, ahora en el mundo. Ahí luchamos, ahí nos vemos.

 

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