Ť Más de 75 ofrendas en el concurso convocado por Telmex
La Plaza de Santo Domingo se convirtió en panteón popular
ARTURO CRUZ BARCENAS
Ayer, la antigua Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico defeño, se convirtió en un panteón popular. Ahí, donde la Inquisición enjuició a los que acusó de herejes y apóstatas, el sol quemaba la piel morena de vendedores ambulantes, taqueros que ofrecen los "de la vacuna para el antrax" y de otros que expenden los frasquitos con aroma o esencia de bebé. Otrora, los cuerpos fueron quemados en la hoguera.
Frente a los portales, donde los empleados de las imprentas luchan contra el desprestigio mundial, pues han sido señalados como falsificadores de documentos como pasaportes, cartillas de residencia en Estados Unidos, etcétera, y están envueltos en el tema del terrorismo de Osama Bin Laden, las flores de cempasúchil refulgen con su color amarillo, y el ambiente huele a copal.
Las ofrendas forman parte de las 75 que hasta ayer se habían inscrito -sólo en el espacio de la Plaza de Santo Domingo- al concurso convocado por Telmex, el Club de Leones y la Subdelegación del Centro Histórico de la Cuauhtémoc. Las bases obligaban a cumplir el requisito de ser trabajadores del Centro Histórico. Compiten para ganarse una computadora y 3 mil pesos, entre otros premios, en las categorías juvenil, familiar e institucional.
Ofrenda a Tin Tan
Enfrente de esos altares para rendir reverencia a los que se "nomás se nos adelantaron", destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Virgen del Rosario y el Palacio de la Antigua Escuela de Medicina. Un concursante dedicó su ofrenda a Germán Valdés Tin Tan. De un equipo de sonido se escuchan las canciones que hizo famosas el cómico de boca grande, el pachuquito de sombrero con pluma. Otras propuestas son modestas, francamente humildes.
También hay ofrendas concursantes en el Zócalo. Hoy por la tarde, el jurado calificador hará un recorrido en una caravana de bicitaxis por los cuatro puntos donde los participantes han hecho su mejor esfuerzo, en un alarde de imaginación. La Fundación Telmex donó papel de china y muchas veladoras para apoyar a los concursantes. "A quien gane la computadora le darán Internet gratis", dijo una señora que no quiso decir su nombre, porque "me da pena". "A ver si me gano un celular", comentó un señor acalorado.
Sobresale otro trabajo: una ofrenda con muñecas viejas, sin ojos o tuertas, cojas, mancas, tuncas, sin cabello; varias prietas por haber estado expuestas a los rayos del sol; hacen recordar, inevitablemente, la canción La muñeca fea, de Francisco Gabilondo, el popular Cri Cri. En otro espacio, unas calaquitas lucen vestidos de estambre, bordados con cuidado por las manos de una anciana.
"A (Carlos) Slim le gusta todo esto, lo popular, por eso está apoyando la remodelación del Centro Histórico", dijo uno de los encargados del módulo de información de Telmex instalado frente a los portales.
Algunas personas se encaminan al Zócalo, otras a seguir con sus compras. Todas tienen que cruzar por la Plaza de Santo Domingo, que hoy es otro espacio para la fiesta del Día de Muertos 2001.