VIERNES Ť 2 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Se marcan detalles como madera o piedra, cemento o mármol y cempasúchil o rosas
Hasta la tumba se perpetúan las diferencias sociales en la capital
Ť Abandono y robos en panteones públicos Ť Un espacio privado cuesta hasta 500 mil pesos
MARIA ESTHER IBARRA Y LAURA GOMEZ
Ni la muerte borra la línea entre ricos y pobres.
En el Distrito Federal las diferencias se perpetúan en los 109 panteones oficiales y los 14 concesionados a particulares. Una cruz de madera o latón clavada en un montículo de tierra o al ras del piso terregoso y un bote con flores de nube dan cuenta de que se trata de una fosa de un camposanto público, con las excepciones de algunas criptas y mausoleos. En los privados, estas últimas edificaciones a veces alcanzan las dimensiones de una vivienda.
Pero otros detalles también hacen la diferencia. En los cementerios administrados por el gobierno capitalino los muertos no espantan ya a los ladrones de ornamentos de sepulturas, violadores de tumbas -se dan casos en que las han convertido en "casas"- y a quienes realizan exhumaciones clandestinas para la sustracción de restos óseos, ya sea para investigación médica o para su utilización en prácticas de brujería.
Entre ambos tipos de panteones distinto también es el paso del dolor de la muerte al abandono de los difuntos. De hecho, sólo se apoya a los panteones en la recolección de basura en la época de Muertos, mientras todo el año se encuentran montones de desechos por las calles principales de los cementerios, reconocen las autoridades del gobierno capitalino.
Extensas áreas llenas de hierba, pasto crecido y árido; tumbas abiertas, ataúdes a flor de tierra, cristos caídos, ángeles destrozados y leyendas en las que se leen frases como ésta: "Una lágrima por los difuntos se evapora, una flor sobre su tumba se marchita, una ida al cementerio se olvida, pero una oración por su alma siempre la recibe Dios".
Esto se pudo observar en un recorrido por los panteones Dolores -el más grande de América Latina, donde se tienen 35 mil tumbas abandonadas-, San Nicolás Tolentino, General de Iztapalapa y San Lorenzo Tezonco. A este último son enviados todos los demandantes de un espacio y que se niegan a cremar a sus familiares, ya sea por sus creencias religiosas, su cultura y, a veces, por ignorancia, aun cuando el proceso es más barato. El precio es de 433 pesos, mientras una inhumación cuesta alrededor 2 mil 502 pesos. En caso de los indigentes, el servicio es gratuito.
En cambio, el costo en los cementerios concesionados o particulares va de los 20 mil a los casi 41 mil pesos, entre terreno, gaveta, florero, lápida, inhumación, servicios funerarios y ataúdes que son ofrecidos en paquetes a los familiares del difunto. Estos precios se consideran conservadores, dado que en Mausoleos del Angel se cobra casi medio millón de pesos.
Los muertos ya no espantan
A las leyendas de La Llorona y las ánimas en pena, por ejemplo, los ladrones ya no les temen. En los panteones oficiales es cotidiano el robo de ornamentos de las sepulturas como jarrones, crucifijos, imágenes, ramos de flores, coronas y ataúdes, entre otros artículos. Pero el colmo son los hurtos hormiga de muros y pisos de mármol en lápidas, criptas y mausoleos. Frecuente también es la violación de tumbas o las exhumaciones clandestinas para la sustracción de restos óseos, que en algunos casos son para la investigación médica o para su utilización en prácticas de brujería.
Aun cuando está penalizado, ese tipo de hurtos parecen ser lo de menos. En diversos cementerios se da el caso de las fosas que han sido convertidas en "casas" subterráneas, como ha ocurrido, por ejemplo, en alguno de los diez panteones de Iztapalapa. "Ese problema ha sido erradicado", aseveró el delegado de esa demarcación, René Arce Islas.
Según el funcionario, un grupo de 30 personas que se hacía llamar los Sepultureros se apropió de un número similar de fosas, donde habitaban, además de cobrar precios estratosféricos por la prestación de servicios al margen de la delegación.
Falta de infraestructura oficial
Las autoridades capitalinas aseguran que casi 3 millones de habitantes en la ciudad de México (35 por ciento de la población total) enfrentan el problema de dónde sepultar a sus difuntos por carecer de cementerios o infraestructura para proporcionar el servicio de panteones en las delegaciones en donde viven.
En este caso se encuentra la demarcación Cuauhtémoc, donde se ubica el Panteón de San Fernando -el más antiguo de la ciudad de México, pues data de 1713- en la actualidad ya no da servicio al público por ser considerado histórico. Igual situación se registra en las demarcaciones Venustiano Carranza, Cuajimalpa y Miguel Hidalgo. Esta última, aun cuando tiene el Panteón de Dolores, con capacidad para 253 mil fosas, únicamente cuenta con otro más. Y en las de Coyoacán, Benito Juárez e Iztacalco la infraestructura es mínima.
En contrapartida, las delegaciones con mayor número de panteones son Xochimilco, Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Tlalpan. Sin embargo, esto no necesariamente es sinónimo de mayor capacidad, ya que depende del tamaño del panteón y de la situación en que se encuentren, se aclara en un estudio del gobierno capitalino.
Usos y costumbres
El problema de sepultar a los difuntos se complica ante los usos y costumbres de la población. En delegaciones como Tláhuac, Milpa Alta y Tlalpan, donde hay barrios y pueblos, sus habitantes rehusan enterrar en sus cementerios a quienes no son vecinos del lugar, con el "pretexto de que las tradiciones no lo permiten", dijo el vicepresidente de la Comisión de Uso y Aprovechamiento de Bienes y Servicios Públicos de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el diputado panista Víctor Hugo Gutiérrez Yáñez.
El otro lado de la muerte
De los catorce cementerios concesionados o particulares, la delegación Miguel Hidalgo concentra la mayor, con siete: Francés de San Joaquín, Español, Americano, Monte Sinaí, Alemán, Británico e Israelita. Alvaro Obregón cuenta con el Jardín, Nuevo Jardín y Guadalupe Mixcoac. Coyoacán con Mausoleos del Angel; Cuajimalpa tiene el Jardín de Santa Elena; Cuauhtémoc el Francés de la Piedad; y Tlalpan, el Panteón Militar.
Aunque sea una flor
Con todo, los cementerios oficiales recibirán alrededor de 2 millones de personas este fin semana. Las flores de cempasúchil, nube, crisantemos, gladiolas, nardo y claveles engalanarán las tumbas a pesar de sus altos precios. Un ramo de la tradicional flor de muerto cuesta 40 pesos. Por eso, musitan dos ancianas en el Panteón de Dolores: "Aunque sea les llevaremos una flor a cada uno de nuestros muertos en estos días, para que vean que siguen viviendo en nuestro corazón".