VIERNES Ť 2 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

MEXICO S.A.

Ť Carlos Fernández-Vega

LEJOS, MUY LEJOS, de obtener 7 pesos por metro cuadrado, como pretenden hacer con los habitantes de San Salvador Atenco, y sin menospreciar la posible participación de los grandes consorcios internacionales especializados en la materia, se encuentran las principales empresas constructoras del país que ya hacen cuentas sobre los beneficios que les dará su participación en las obras del nuevo aeropuerto en Texcoco.

EL VIEJO TRUCO DE LA iniciativa privada de élite, en el sentido de utilizar a los desplegados de prensa (''los abajo firmantes felicitamos la sabia decisión que el señor Presidente de la República...", etcétera) como sinónimo de registro e inscripción en el negocio público en turno, se sigue practicando como en los mejores tiempos tricolores, y la semana que concluye ha sido muestra fehaciente de ello.

NO OBSTANTE LA FORTALEZA económica que reporta el país, de acuerdo con los informes provenientes del inquilino de Los Pinos, el de la construcción ha sido uno de los sectores más golpeados por el atorón oficial (recesión real), y muchas micros, pequeñas y medianas empresas dedicadas a esta actividad han pasado a formar parte del anecdotario, al igual que el empleo por ellas generado. Pero qué más da, si los grandes contratos de obra pública bien valen una misa, con todo y desplegados.

RESULTA OBVIO SEÑALARLO, pero las grandes empresas constructoras del país cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, aunque algunas de ellas estén al borde de la quiebra o, de plano, abrazadas a ella, como en el caso de Bufete Industrial, que ahora preside el quinista Sergio Bolaños, luego de que sus accionistas, encabezados por José Mendoza Fernández, se vieran obligados a vender el consorcio. Todas tendrán participación en el negocio de Texcoco, aunque las rebanadas no serán de la misma proporción.

A LA CABEZA DE LOS poderosos constructores del país, aparece Ingenieros Civiles Asociados (ICA), presidida por Bernardo Quintana Isaac, empresa que -todo indica- se llevaría la más generosa de las rebanadas texcocanas. Bernardo Quintana Arrioja, padre del anterior, fundó este consorcio en 1947 junto con Fernando Espinosa, Raúl Sandoval, Javier Barros Sierra (ex rector de la UNAM), Raúl Quiroz Cuarón, Saturnino Suárez, Felipe Pescador, Fernando Hiriart (ex secretario de Energía) y Alberto Barocio Moll. Entre otras obras de relevancia, ICA participó en la construcción de la Ciudad Universitaria, las hidroeléctricas de Acapulco, Infiernillo y la Villita, Ciudad Satélite, las unidades habitacionales Independencia y Nonoalco Tlatelolco, el Centro Médico, el Palacio de los Deportes y el Metro de la ciudad de México. Fue uno de los grupos beneficiados con las concesiones carreteras durante el salinato y el posterior "rescate" financiero del zedillato.

ACTUALMENTE, EL CONSEJO de administración de ICA lo preside Quintana Isaac y lo acompañan Saturnino Suárez Reynoso, Carlos Abedrop Dávila, Javier Ramírez Otero, Emilio Carrillo Gamboa, Lorenzo Zambrano Treviño (cabeza de Cemex), Roberto Hernández Ramírez (el del negocio del siglo), José Luis Guerrero, Alberto Escofet Artigas (director de la CFE con López Portillo), Ernesto Marcos Giacoman (ex director de Nafinsa), Jorge José Borja Navarrete, Luis Fernando Zarate Rocha, Sergio Fernando Montaño León, Jorge Bernardo Aguirre Quintana, Bernardo Sepúlveda Amor (secretario de Relaciones Exteriores con Migue de la Madrid), Joaquín Gómez Alvarez, Arturo García Chávez, Luis Carlos Romandía García y Gerardo Seriña Garza. Al cierre del tercer trimestre de 2001, reportó ventas por 2 mil 301 millones de pesos, 23 por ciento menos que en igual periodo de 2000.

BUFETE INDUSTRIAL, TODO un emporio en sus mejores momentos, es presidido por su nuevo accionista mayoritario Sergio Bolaños, compañero de negocios y de rejas de Joaquín Hernández Galicia, esta última actividad tras su aprehensión en 1989. La vicepresidencia está a cargo del famoso Eduardo Legorreta Chauvet, El Bayo, encarcelado un mes después que La Quina y Bolaños, aunque corrió con mayor suerte porque fue liberado un año y medio después. Participan también José Luis Dávila Becerril, Miguel Herrerías Alvarado, Luis Puig Lara y Francisco Fuentes Ostos. De acuerdo con su propia información, los negocios de esta empresa con el sector público llegaron a representar 75 por ciento de sus ingresos.

GRUPO MEXICANO DE Desarrollo (GMD) -originalmente Constructora Ballesteros- es otro de los grandes consorcios de esta actividad, siendo su fundador (1959) Crescencio Ballesteros Ibarra. Los hijos de éste llevaron a la empresa a una situación de fragilidad -de manera destacada por las concesiones carreteras del salinato, aunque felizmente fueron "rescatados" por Zedillo y sus guajiros- que, todo indica, no ha sido superada. Actualmente, el consejo de administración lo conforman Manuel Gómez Daza, presidente, Arturo Martínez de la Mora, Jorge Zapata Alvarado, Enrique Corral Cuétara, José Luis Olvera Caballero, Jaime y Luis Carral Pinsón, Jorge Morfín Núñez, Enrique Portilla Ibargüengoitia, Diego Martín del Campo y Souza, Miguel Icaza Conrey, Sergio Rentería Guzmán y Alfonso Larena Nájera.

OTRO DE LOS CONSORCIOS, también con drásticos problemas financieros, es Triturados Basálticos, mejor conocido como Tribasa, fundado en 1969 aunque creció y se desarrolló -con todo y concesiones carreteras- de manera destacada, aunque no muy transparente, durante el salinato. Este grupo, que también gozó de las mieles del rescate zedillista, lo preside David Peñaloza Sandoval y en el consejo de administración lo acompañan Arturo Martínez de la Mora, Fernando Gutiérrez Ochoa y el júnior David Peñaloza Alanís.

LAS MENCIONADAS SON LAS principales empresas del sector representadas en el mundo bursátil nacional, aunque no las únicas interesadas. Todas ellas están preparadas (moviendo sus contactos con el cambio) para clavarle el diente al nuevo aeropuerto y los 5 mil millones de dólares que, por ahora, implica la construcción del nuevo business. La única esperanza que queda es que el erario nacional no termine por "rescatarlas", una vez más.

Las rebanadas del pastel:


SI LOS HABITANTES DE SAN Salvador Atenco no están de acuerdo con los siete pesotes que el gobierno federal pretende pagarles por sus tierras, la solución es más que simple: que funden un emporio constructor, que lo registren en la Bolsa Mexicana de Valores, que hablen con el presidente (el municipal, desde luego), que publiquen sus desplegados y šlisto! No cabe duda que a dichos pobladores les falta visión empresarial en este México del cambio.

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