VIERNES Ť 2 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Los incendios bajo los escombros podrían seguir durante meses, según expertos
World Trade Center, la herida que no cierra
Ť A casi 60 días de los atentados, se ignora la cifra exacta de desaparecidos
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York y Washington, 1o. de noviembre. Los incendios siguen bajo los escombros del World Trade Center, recordando a esta metrópoli que la herida no ha cerrado, y los expertos dicen que esos fuegos continuarán por meses.
Unos 10 mil niños se quedaron sin un padre o una madre por el ataque contra las Torres Gemelas. Todos los días se sabe de otra víctima y se celebra otra misa o procesión fúnebre.
Casi dos meses después, se ignora si son 2, 3 o 5 mil los desaparecidos bajo los escombros, pero se sabe que los que murieron eran originarios de casi 80 países. Las torres eran de Babel, pero al final las lágrimas se convierten sólo en un idioma humano.
Entre los familiares de las víctimas hay muchos que ahora ven la destrucción de más vidas, la muerte de otros padres, hasta de niños, en Afganistán. Algunos dicen que no hay de otra, otros creen que posiblemente en este caso sí se vale la venganza. Pero algunos están desesperados, insistiendo en que sus seres queridos jamás hubieran deseado que las actuales acciones militares se realizaran en su nombre.
Posturas diferentes
Otros han escrito cartas abiertas, o al gobierno de George W. Bush, expresando su oposición, insistiendo en que más muerte no rescata a nadie. Algunos, incluso bomberos y policías que vieron fallecer a sus compañeros, sostienen que algo se debe hacer para vengar esas muertes, y que Osama Bin Laden y el talibán tendrán que pagar el costo.
Este es un lugar muy extraño por definición: en el curso de hoy, uno se topa con un cura budista al lado de dos argentinos; poco después se encuentra con dos suecos pidiendo alimentos a una mesera rusa, y en la cocina tres mexicanos preparan la orden. Las notas de jazz brotan desde una estación del metro, donde un africano tal vez reconoce un hilo de esa música, mientras un dominicano empieza a bailar discretamente. Todos ellos podrían haber estado, estaban, o tenían a alguien afectado, herido o muerto en el World Trade Center. Por eso los incendios y los escombros que siguen ahí afectan todo este mundo de Nueva York.
Hay señales de que las cosas han regresado a la "normalidad". Un loco aparece en un vagón del metro donde a todo volumen informa: "bienvenidos a mi casa, este es mi condominio horizontal, este tren de diez vagones. Me escapé de mi casa, huyendo de mi mujer. Dicen que un hombre que abandona a su mujer no es hombre. Digan lo que quieran de mí, pero si hubieran conocido a mi mujer, hubieran huido también. šTaxi! šTaxi!"
También, ayer ganaron los Yankis y emparejaron la Serie Mundial con dos milagrosos cuadrangulares en la novena y décima entradas.
Pero sigue lo que ahora llaman la "nueva realidad": guardias nacionales armados en la estación de ferrocarriles Pennsylvania y otros lugares públicos; la noticia de que hallaron los 250 millones de dólares en barras de oro y plata que habían quedado enterradas bajo los escombros en un banco (šchin, tantos que esperábamos encontrarlas para otros usos!); que los funcionarios no pueden resolver el misterio de cómo la mujer que murió por ántrax pulmonar ayer se contagió, ya que no trabajaba con correo, ni en un medio de comunicación, ni con un político; que el gobierno federal giró nuevamente instrucciones para intensificar las medidas de seguridad en las 103 plantas de energía nuclear en 32 estados, incluyendo una a poca distancia de Nueva York.
Al respecto, algunos periodistas han señalado que la planta nuclear Indian Point está a poco más de 60 kilómetros de esta ciudad, y que si uno de los aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas hubiera buscado hacer lo mismo contra esa planta, esta ciudad, y toda el área alrededor podría ser hoy peor que Chernobyl, y que sus consecuencias podrían haber afectado toda la costa este, y eventualmente al mundo, al desplazarse la nube nuclear provocada por un atentado así. O sea, por sólo 60 kilómetros, esto hubiera sido impensablemente peor.
El infierno
Los incendios bajo el World Trade Center, según los expertos, podrían tardar meses en apagarse, ya que cuentan con un exceso de los tres elementos necesarios, oxígeno, combustible y fuente de calor, para alimentar las llamas.
El lugar sigue humeando y al destaparse ciertos lugares entra más oxígeno, lo que provoca más brotes infernales. Hay pedazos de metal que salen rojos por calor, y abajo hay hasta seis pisos donde existen estas condiciones. "Es un incendio tan diferente a los normales que es imposible pronosticar su evolución", señaló un experto.
Alguien afirma que esta escena tiene todos los elementos de los cuentos de hadas: un dragón con aliento de fuego, un tesoro escondido, torres de castillos, y actos de heroísmo y rescate. Nadie identifica todavía cuáles círculos del Infierno, el de Dante, son los que están aquí presentes.
Torres neoyorquinas
Juan, un dominicano encargado del mantenimiento de un edificio en Broadway, afirma: "los gringos no entienden que tienen una cuenta pendiente con tantos países en este mundo, y que todo eso lleva ahora al sufrimiento de los que estamos aquí y de muchos en el extranjero". Da ejemplos: "mire nada más el caso de Dominicana, todo lo que se han llevado durante tantos años, la bauxita, el níquel, y mire en qué condiciones nos han dejado. Después nos invitan al libre comercio, a la prosperidad, y todo lo que se ve son maquiladoras y la explotación de la gente. Y después las intervenciones en mi país, en Panamá, de eso no se acuerdan aquí, pero nosotros sí". La explicación lleva a una sentencia: "este país necesita un cambio profundo, o no se salva. Todos los imperios llegan a su fin".
Juan se despide, debe trabajar. Nueva York es tanto él, como el corredor de bolsa, el político corrupto, el obrero anónimo que rescató a un desconocido y se esfumó sin esperar las gracias, el que ahora está buscando cómo lucrar con el patriotismo, y el que recuerda cómo sus abuelos y padres construyeron los rascacielos, incluso los que ahora él, como obrero de la construcción, se ocupa de desbaratar entre los escombros. Todo esto siguen siendo las torres y los sótanos neoyorquinos.
ƑLlegará el momento en el que todos, los que llegan de todas las esquinas del mundo y se concentran aquí, podrán encontrar la manera no sólo de llorar juntos, sino también de celebrar un futuro común, en un mismo idioma?
ƑUno debe cruzar, como dice Dante, todos los círculos del infierno para lograrlo?