VIERNES Ť 2 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Uzbekistán rechaza abrir el puente de Tarmez para que fluya la ayuda humanitaria
Infructuosos bombardeos sobre Mazar-e-Sharif; no hubo avance de las tropas de la Alianza del Norte
Ť Exitosa contraofensiva del talibán obliga a retroceder a las tropas del general Dostum
JUAN PABLO DUCH ENVIADO
Tashkent, 1o. de noviembre. Los intensos bombardeos de la aviación de Estados Unidos en Afganistán este jueves no lograron su cometido de despejar el camino para una ofensiva de la opositora Alianza del Norte en la estratégica plaza de Mazar-e-Sharif, uno de los acuerdos no reconocidos públicamente de la reciente visita del general Tommy R. Franks, a cargo del ataque estadunidense en el vecino país.
Por el contrario, las noticias que llegan a esta capital indican que las milicias talibán, mediante una exitosa contraofensiva, hicieron retroceder a las tropas del general Rashid Dostum y, en el otro flanco del mismo frente, a los soldados de Mohamed Ata.
El panorama, desde la perspectiva de Tashkent, se complica. La mayor preocupación uzbeka sigue siendo que la región colindante, del otro lado del río Amudaria, permanezca bajo control talibán. En el supuesto de que los soldados tadjikos de Mohamed Fahim logren entrar pronto en Kabul, sería todavía más difícil la toma de Mazar-e-Sharif, ante el presumible repliegue de las fuerzas talibanes.
Ello explica que el gobierno de Uzbekistán no se dé prisa en abrir el puente de Termez para que fluya la ayuda humanitaria a la población civil afgana, a pesar de que pone especial énfasis en que ese aspecto fue determinante para autorizar a Estados Unidos el uso de su territorio.
Que la apertura del llamado Puente de la Amistad se excluye en un futuro inmediato, no obstante que no hay otra vía más rápida para transportar grandes volúmenes de ayuda humanitaria, se hizo evidente durante la breve visita del presidente de turno del Consejo de Ministros de la Unión Europea, el canciller belga Louis Michel.
El desencanto
Tras reunirse con el presidente Islam Karimov, Michel no pudo ocultar su desencanto: "No encontré un gran deseo de Uzbekistán de abrir el puente", declaró a la prensa extranjera en Tashkent. Diplomático al fin, el funcionario de la Unión Europea dijo que la entrevista con Karimov le permitió obtener "información muy valiosa" sobre la situación en Asia Central y Afganistán.
Mencionó que hay coincidencias respecto de la integración del futuro gobierno de Afganistán y destacó como positivo que Uzbekistán acepte la inclusión de representantes del grupo étnico mayoritario, los pashtunes, si bien rechaza que los talibanes "moderados" formen parte del mismo, punto de vista que no comparten algunos miembros de la Unión Europea.
La visita de Michel, dentro de la nueva estrategia para Asia Central anunciada por el encargado de política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, el pasado 29 de octubre, trató de contrarrestar el malestar de las autoridades de Tashkent por lo que aquí se considera "tardanza" de los 15 países miembros en reconocer el papel geopolítico clave de Uzbekistán.
Por lo pronto, Michel fue muy cuidadoso en no tocar los tradicionales temas espinosos, derechos humanos y libertades religiosas, que motivaron el virtual aislamiento de Uzbekistán por parte de la Unión Europea.
En esta misión, el canciller belga puso el acento en la cuestión de la ayuda humanitaria a los refugiados afganos, sin lograr hacer cambiar de opinión al presidente Karimov respecto de la necesidad de abrir el puente sobre el Amudaria.
Según se ha sabido, el ministro de Relaciones Exteriores de Uzbekistán, Abdulaziz Kamylov, al reiterar que el puente seguirá cerrado hasta que se estabilice la situación en la parte noroccidental de Afganistán, insistió también en que la carga que eventualmente pudiera transportarse en pequeñas embarcaciones, desde el puerto fluvial de Termez, no llegue a manos del talibán.
Más difícil de resolver es el aspecto político de la llegada de las cargas humanitarias a Uzbekistán. El aeropuerto de Termez, muy pequeño y abandonado, requiere una urgente modernización para poder recibir un tráfico importante de aviones. Asimismo, habrá que construir en esa ciudad fronteriza más bodegas para concentrar la ayuda.
Hasta el momento, el único aeropuerto de Uzbekistán que podría cumplir esa función es el de Tashkent, pero el gobierno de Karimov se opone a que grandes volúmenes de carga humanitaria sean transportados por carretera a Termez. El recorrido es de 708 kilómetros por varias regiones uzbekas muy golpeadas por la sequía de dos años consecutivos.
"Políticamente sería un error permitir que impresionantes caravanas de ayuda humanitaria pasen por zonas de nuestro país que en realidad también necesitarían dicha ayuda", comentó hace unos días a La Jornada un funcionario de la cancillería uzbeka, en relación con el anuncio de que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU se propone enviar a Afganistán 16 mil toneladas mensuales de comestibles desde territorio de Uzbekistán.
Detrás de las declaraciones públicas de buena voluntad de todas las partes, se está entrando en un lamentable círculo vicioso que urge romper para salvar cientos de miles de vidas, del otro lado del río, en serio peligro por el hambre, las epidemias y el frío.