miercoles Ť 31 Ť octubre Ť 2001
Luis Linares Zapata
Herida en la convivencia
El Presidente no se percataría, sino hasta días después de su llegada, de que se abría una herida en el cuerpo de la convivencia organizada del país con la ejecución a mansalva de la abogada Digna Ochoa y Plácido. Las reacciones ante ese grave suceso han seguido apareciendo en cascada sobre el ámbito colectivo, la conciencia social y, por derivación obligada, en la conducción de los asuntos públicos a los que ha tocado en su centro y futuro desarrollo y ante los cuales la administración que encabeza no atina a darles la dimensión que exigen con urgencia. Menos todavía puede responderle con el debido tratamiento para asimilar sus consecuencias.
Cierto, el de Ochoa es un caso del fuero común y lo debe perseguir la procuraduría capitalina. Es la ocasión para que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) se zambulla en esas oquedades que forman las llamadas "inteligencias" del Estado, sobre todo en la del Ejército, para revisar, con método y detalle, las bitácoras y reportes cotidianos que podrían confluir con las tareas de la abogada. De ahí puede salir mucha hebra.
Pero este atentado también lo es contra el Estado y entonces se transforma en un asunto de la más estricta seguridad nacional. Y es esta doble vertiente la que no se aprecia, aun ahora, en las declaraciones del Presidente o en sus tardías reacciones. Tuvo que ser antecedido por el Departamento de Estado (Estados Unidos), por la señora Robinson (ONU), por órdenes religiosas y la multitud de otros reclamos nacionales e internacionales para darse cuenta del dardo mortal que su gobierno traía clavado en el centro de sus políticas públicas: las que conectan a México con la comunidad internacional y las diseñadas para la gobernación del país.
El asesinato de la defensora de derechos humanos está teniendo un efecto disolvente sobre los cimientos de la acción desplegada ante el mundo por Fox y su canciller. El supuesto bono de legitimidad del 2 de julio entró en una zona de franco cuestionamiento, y hasta de sospecha en varios centros del poder caros al aprecio de Relaciones Exteriores, y de conspicuos pero cruciales grupos de presión. Con enorme dificultad la cancillería podrá sustentar, de aquí en adelante, sus pretensiones de una diplomacia activa, promotora de la democracia y los derechos humanos si, en su propio cuerpo nacional, se suprime con violencia inusitada a los luchadores que defienden libertades básicas e inalienables.
Similar fenómeno acontece para con los asuntos internos. ƑCómo confiar en las instituciones y la ley si se golpea a los defensores de aquellos mexicanos que tienen cargos por alegados delitos de gran peligrosidad? Los asesinos de la abogada Ochoa agredieron también a la justicia que trataba de esparcir sobre aquellos casos que defendía.
De aquí en adelante, los procesos abiertos a los dos ecologistas guerrerenses presos, el de los hermanos acusados de pertenecer al EPR y presos en Almoloya, de los zapatistas todavía no liberados y de los adicionales que ella, con valentía inusitada, llevó a pesar de las amenazas, secuestros y muerte, han perdido sustento y legitimidad para los fiscales y deben revisarse de inmediato. Son pasos obligados que salvarían algo de la credibilidad de un gobierno (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) que quiere diferenciarse de tal crimen.
ƑPor qué tanta dilación, tantos titubeos y cortedades de comprensión de un asesinato de esta envergadura? Mucho debido al desbarajuste que se nota en el gabinete, ensartado en pleitos de grupúsculos y en la ineficacia de su operatividad. Otro tanto por el temor a entrarle, de lleno, a los crímenes y trampas del pasado. La Secretaría de Gobernación prefiere tirar línea sobre las bondades de la ley que atorarle a la pervivencia de amplias cadenas de impunidad o instituciones ajenas a la transparencia.
Es más fácil proponer treguas a ciertos actores poderosos que cortar esas ramificaciones perversas que les brotan a las burocracias públicas, a ciertos grupos de interés o al crimen organizado. Es mejor abrir mesas de diálogo que meterse a destrabar las malformaciones de las agencias encargadas de la seguridad y la vigilancia. ƑDónde quedó la prometida ley de seguridad nacional que tanto presumió Aguilar Zinser?
Pero también los errores de cálculo político quizá provienen del escaso o nulo contacto que esta administración de gerentes y sus aliados del PAN mantienen con esa zona nebulosa del Estado que se mueve entre la marginación, la informalidad, las exclusiones, las rebeldías y la proletarización; la extensa franja de población que se debate entre coordenadas que no obedecen a las normas establecidas y donde la represión, la arbitrariedad, la indefensión, las corruptelas, son sustitutas de la ley o la rendición de cuentas. En fin, las trabas y opresivas realidades que alteran la cultura ciudadana que, por error de apreciación, talante desviado o simple frivolidad, a veces se trata de promover en giras rocambolescas, cenas concierto de caridad, mesas redondas, fórmulas ISO 900, presentaciones en subido tono cursi en sociedad de la filantropía y promoción virtual de changarros.