MIERCOLES ? 31 ? OCTUBRE ? 2001

Robert Fisk

Al talibán no le preocupa que lo bombardeen*

Peshawar, Pakistán. El doctor piensa antes de hablar. Son momentos largos, de preocupación y reflexiones. Su relato no es común en Kabul y él es tan conocido que no puede hablar libremente. Tres veces me pide que no publique su nombre.

Cuando le pregunto cómo le gustaría que lo llamara en mi texto, me dice que odia la falsedad. Así que será el doctor, un pediatra, que cuenta su historia con su enorme y triste sonrisa, con su sombrero blanco y redondo. No le gustan los talibanes. Pero tampoco los estadunidenses. Habla con gran precisión. Cuando le pregunto qué fue lo que destruyeron los estadunidenses en el aeropuerto de Kabul, replica de inmediato: "tres aviones militares y una aeronave Tupolev TU-152 de Aerolíneas Ariana, todos ellos de fabricación rusa". Le creo.

En una ciudad sin periódicos, Kabul se va con el murmullo de las radios. "Seguimos todas las estaciones porque su transmisión comienza a diferentes horas: La voz de América, en pashtu, a las 7 pm, luego sintonizamos el servicio de la BBC en pashtu, a las 8 pm", cuenta el doctor. "El mejor programa es el servicio de la BBC en dari (persa) -su Magazine de Asia Central o Majalaya Osyayeh Miona, que sabe lo que ocurre en Afganistán- y el peor es de la Radio Iraní, que anda muy mal. Antes del ataque estadunidense, se concentró en hacer propaganda antitalibán, pero después de los ataques no dijo nada de los talibanes -se centró en los ataques estadunidenses y transmitió mucha propaganda antipaquistaní".

Pese a las prohibiciones talibanes, algunas familias todavía miran televisión. "A escondidas, en los sótanos, con alambres como antena conectados a plato pequeños. Y cuando vieron a Powell y a Musharraf, juntos, tomados de las manos y como amigos, bueno, cuando vieron esto -cuando se percataron que habría una cooperación Estados Unidos-Pakistán- sintieron que se perpetraba una nueva agresión contra ellos". El secretario de Estado, Colin Powell, y el autoproclamado presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, se reunieron en Islamabad el 16 de octubre.

No es difícil comprender las sospechas que surgen en esos sótanos de Kabul mientras radios y televisiones susurran tan quedo. Los iraníes odian a los talibanes, pero odian más a los estadunidenses. Los paquistaníes ayudaron a crear el talibán. Ahora los estadunidenses son amigos de los paquistaníes. El doctor hace una pausa mientras me enfrasco resolviendo estas ecuaciones de sótano.

"Debe usted entender algo", dice repentinamente. "La mayoría de la gente, gente neutral que no está conectada con grupos políticos, odia la política estadunidense -por lo que si los talibanes modificaran tan sólo 20 por ciento de sus políticas contrarias al pueblo, entonces el pueblo estaría hombro con hombro junto a ellos. Estamos esperando el momento en que se ponga fin a las políticas talibanes contra las mujeres y contra la educación. Dése cuenta, la gente nunca olvidará lo que Pakistán ha hecho para minar Afganistán -Pakistán es a sus ojos el eterno enemigo".

El doctor se pregunta si me doy cuenta de lo que trata de decirme. ¿Que los afganos no pueden confiar en nadie sino en ellos?, pregunto. Asiente vigorosamente con la cabeza. "Entre la gente que tiene educación, el 11 de septiembre creó una situación nueva. Sabíamos que Estados Unidos ayudó a crear el talibán y a Osama" -nadie en Afganistán se molesta en agregar "Bin Laden"- "y los tildamos de "hijos" de Estados Unidos y Pakistán. Cuando vino la primera noche de ataques, no sabíamos a qué atenernos. Fue tan repentino. Pero las bombas iban al blanco. No hubo civiles lastimados. Después, los ataques comenzaron a golpear a los civiles. Algunos estaban en muy mala condición y se los llevaron al hospital Jumhuriyet, en el centro de la ciudad. Pero los talibanes nos bloquearon y ya no pudimos ir al hospital. Perdimos contacto con los heridos".

El doctor se queja amargamente de que los hospitales afganos no tienen medicinas ni equipo -"es mejor atenderse en casa", dijo en algún momento-, pero su resentimiento aumentó con los subsecuentes bombardeos de Kabul. "La segunda noche, la casa de nuestros vecinos recibió un impacto. La gente quedó atrapada por una pared que se colapsó, pero no murieron. Salieron sonrientes. Cuando el ataque se enfocó sobre objetivos militares, los talibanes nos impidieron el paso a los sitios, igual que bloquearon el paso a los hospitales. Luego anunciaron que la gente no debía salir de sus casas. Tuvimos que encerrarnos. Nos dijeron que ahí nos quedáramos". Cuando la destrucción alcanzó las casas de las montañas que circundan Kabul, el doctor preguntó si podía ayudar a los heridos. Los talibanes bloquearon los caminos.

"Al principio, 90 por ciento del bombardeo daba en el blanco, pero luego los estadunidenses comenzaron a usar bombas de 500 kilos y hubo áreas seriameattack afghanistan_3cvnte dañadas. Cuando impactaron las torres transmisoras de televisión, nuestras casas se sacudieron y la tierra tembló y tragamos mucho humo. Después, Radio Shariat (la radio talibán) salió del aire y al otro día vimos que estaban instalando una antena nueva. El talibán siempre hace esto. Cada vez que algo se destruye, lo remplazan de inmediato. Hacen rondas para recolectar equipo dañado. Y se les ve muy relajados". El doctor hace otra pausa. "Trato de describir la reacción talibán a los bombardeos estadunidenses, ¿sabe?, no se les ve afectados por los ataques. Me intriga mucho -me extraña- haber presenciado esto."

"Los talibanes le dijeron a muchas personas que iban a salir victoriosos. Todas las noches, los estadunidenses bombardean los alrededores de Kabul. Pero cada noche, el círculo de bombardeos es más y más cerrado, y se acerca más y más al centro". El doctor dice que los cuatro técnicos afganos en desactivación de minas, muertos en los ataques, murieron porque sus oficinas se las habían rentado a Radio Afganistán -fueron asesinados, dice, cuando se destruyeron los transmisores.

"Por la noche, escuchamos sonidos muy pesantes, de hélices, algo como aviones volando muy bajo, y nos dijeron que eran aeronaves de 'descubrimiento'. ¿Qué son aeronaves de 'descubrimiento'?"

Le dije al doctor que suponía eran aviones no piloteados de reconocimiento que fotografían los sitios bombardeados. Y que en el lingo militar les llaman drones (1), la única clase de aeroplano que los talibanes pueden bajar, por ahora, al menos.

El relato del doctor es cronológico. El primer viernes, los estadunidenses reactivaron sus ataques después de las oraciones vespertinas musulmanas, e impactaron un depósito de gasolina. "Fue como un terremoto -el suelo se movió una vez más". Luego los ataques se enfocaron sobre un depósito de transportes, camiones y autobuses viejos que abandonaron los soviéticos en 1990. Más noche fueron las barracas vacías del llamado Batallón Babajan. Pero el Babajan abandonó Kabul hace mucho tiempo. Ahora combate en la denominada Alianza del Norte.

"El siguiente objetivo estaba situado un kilómetro y medio al norte de Kabul, en un vallecito donde el Batallón 015 busca almacenar comida para el talibán. Los ataques estadunidenses destruyeron toda la reserva de alimentos. Usaron seis bombas pesadas que explotaron en cortos intervalos y volaron las ventanas, las puertas y los techos de las casas más cercanas". El doctor sacude la cabeza repetidas veces. No volverá a Kabul hasta que termine la guerra.

"Alguna gente de Kabul, algunos de mis amigos, piensan que los estadunidenses invadirán. Otras personas creen -esperan- que si (el antes rey) Zahir Shah viene, podrá hacer algo para poner fin a esta guerra. La gente con más educación piensa que los estadunidenses se quedarán mucho tiempo en Afganistán. Yo lo que pienso es que los paquistaníes y los estadunidenses y el talibán y Osama son lo mismo. Si Osama actuó como terrorista, entonces también los estadunidenses actúan como terroristas. Si viniera Zahir Shah, ¿no piensan que vendrán con él asesores estadunidenses? Mi sensación es que los estadunidenses están muy estúpidos. Observen y se darán cuenta".

Traducción: Ramón Vera Herrera

(*) Artículo publicado en The Independent, Londres, Gran Bretaña, el 27 de octubre de 2001. Robert Fisk es corresponsal en Medio Oriente de The Independet of London

(1) Seguramente por ese sonido pesante y continuo, semejante a un zumbar grave. Drone es también el vocablo popular para los abejorros, y en música el término se usa para designar el bajo repetitivo e hipnótico que permite crear una atmósfera para que otros instrumentos resuenen en armonía (N. del T.).