MARTES Ť 30 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Entregaron el premio Califa de Oro a 15 personajes del medio farandulero

En el California Dancing Club se sabe que al pueblo le gusta ser escuchado: Mariana de la Cruz

Ť "Aquí vienen personas que hace 40 años eran jóvenes y hoy bailan con sus nietos", agrega

ARTURO CRUZ BARCENAS

Quien no conoce el California Dancing Club "no conoce el mundo", expresó Mariana de la Cruz, quien durante 19 años ha conducido los destinos del popular salón de baile de la colonia Portales, testigo del cambio en la imagen urbana, desde hace 47 años, cuando fue fundado para que capitalinos y personas provenientes de estados circunvecinos, y allende fronteras, bailen la música de barriada, sobre todo cumbia y salsa.

La noche del pasado domingo, De la Cruz encabezó la 19 entrega del Califa de Oro, en esta ocasión a más de 15 personajes del medio farandulero. Ahora lo recibieron Silvia Pasquel, Carlos Samperio, Sol Moreno, Irán Eory, Valentino Lanus, Carlos Rico y Mauricio Islas, entre otros, quienes no desaprovecharon la oportunidad y se reventaron una cumbia de Estrellas Andinas, Efrén David, Kolé, Guardianes del Amor, Ruiz Latino y Agua Nueva, grupos que amenizaron la celebración. El padrino de honor fue el ex Chanoc Andrés García.

El respetable llegó desde las 20:30 horas. Algunos y algunas iban en grupos. Es un sitio en el que se va a ligar, a conquistar, "a gatear (conquistar una criada o empleada de servicio)", a engancharse a un pelos relamidos de tanto gel, a esos empleados que le talachean duro al camello toda la semana y esperan que el denominado Palacio del baile en México abra sus puertas. "Todos los que vienen aquí trabajan, sino no podrían pagar su boleto y el de su chava", comentó un taxista que hace sitio frente al Califa desde hace tres años.

Del plafón del histórico centro de bailongo populachero penden unas canastitas con flores, de las que se utilizan en las fiestas de 15 años; en las mesas de los balcones, unas copas de boca ancha medias llenas con agua, en las cual flota una vela que da el tono romántico. Aquí no se venden bebidas con alcohol, pero sí ricas aguas de sabores y sandwiches de jamón, queso y chile.

Pero el mexicano se las sabe de todas todas. Sale y en los changarros aledaños se echa una cerveza; regresa animado para darse a su pasión semanal: el baile, la cumbia, con rutinas de hasta 16 movimientos. La bella actriz del cine nacional Elsa Aguirre dijo que estar en el Califa es motivo de orgullo para ella. "Me permite tener contacto con esta gente, que es más directa, más sencilla", aseveró.

La señora Mariana de la Cruz expuso que "el California Dancing Club se ha instituido y hace una labor social con los jóvenes, con todos los que quieran seguir un camino recto y bonito; aquí hay música y entretenimiento, sin alcohol. La gente con poco dinero se puede divertir; el público busca su artista.

"Es una satisfacción darles alegría, desde hace 19 años, sola, pero ya son 25, si se considera que mi esposo lo manejaba antes. De entonces a la fecha los alrededores han cambiado. El Califa era un salón popular, pero ahora es mucho más popular, con más rectitud, frescura y reconocimiento. Aquí siempre se ha bailado bien, por eso el Califa es el número uno en el ámbito grupero", añadió.

-ƑEs difícil entender al pueblo?

-No, para nada. El pueblo somos nosotros y yo me siento y soy pueblo; sé lo que le gusta; es decir, ser escuchado, ser atendido. La gente baila porque es como hacer deporte; es una terapia después de muchas horas de trabajo.

"Aquí no se gastan todo su dinero, pues los precios son populares. Lo mejor es que aquí vienen personas que hace 40 años eran jóvenes y hoy bailan acompañados de sus nietos. Han salido muchas parejas, muchos matrimonios".

-ƑCómo está la seguridad?

-Con el California siempre han tendido mucha consideración (las autoridades). Los taxistas de allá afuera cuidan al público.

-Dicen que el que no conoce Los Angeles no conoce México...

-El que no conoce el California no conoce el mundo.

Reconoce que le han querido comprar su negocio, pero por ahora no piensa ceder. "Mucha gente vive alrededor del California, varios no pagan impuestos, pero yo sí. Mi esposo fue dueño de aquí, se llamaba Guillermo César Escoto; antes estuvieron sus padres, Ramón César González y Guillermina Escoto, hace 47 años, desde un 13 de abril. Cuando este lugar cumpla 50 años va a ser la locura, primero Dios".

La fiesta siguió, como es costumbre, hasta las cinco de la mañana. Hasta que un grito rompió el silencio: "šYa vámonos señores! šHay que ir por la leche!"