MARTES Ť 30 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť La noche del domingo fue abrigada por el tenor, una orquesta y un mariachi

Con música mexicana, Fernando de la Mora rubricó la versión 29 del Cervantino

Ť Zapateado a cargo de un coro popular de 6 mil voces a ritmo de huapangos veracruzanos

CARLOS PAUL ENVIADO

Guanajuato, Gto., 29 de octubre. Con un programa integrado por música mexicana el tenor Fernando de la Mora, acompañado por la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, dirigida por Enrique Patrón de Rueda, llegó a su fin la versión 29 del Festival Internacional Cervantino.

El espíritu de la fiesta cervantina se abrigó la noche del domingo para escuchar el arreglo que hiciera el músico Manuel Enríquez a la célebre partitura de Juventino Rosas, Sobre las olas, composición con la que se inició el concierto que convocó a más de 6 mil personas.

De la Mora, quien ha ofrecido más de 300 conciertos en las principales casas de ópera del mundo, ''creando un nuevo estilo de concierto en el que mezcla música mexicana, canciones napolitanas y arias de ópera", interpretó Cuando vuelva a tu lado, Así y Despedida, de María Grever, canciones con las que el público romántico comenzó a entrar en calor coreando aquello que dice ''cuando vuelva a tu lado no me niegues tus besos". Con el frío a flor de piel, el tenor continuo con algunos valses y polkas de Jesús Rosas, para luego hacer cantar a todos los asistentes con las letras del infaltable, en cualquier fiesta mexicana que se respete, José Alfredo Jiménez.

El espíritu del cara'e foca

Un mundo raro y Amanecí otra vez calentaron los recuerdos que crecieron con la entrada al escenario del Mariachi de Marina, con el que De la Mora encarrilado por el sentimiento amoroso, encadenó las canciones Ella, La que se fue, Si nos dejan y aquello que dice: ''Yo sé bien que estoy afuera, pero el día en que yo me muera, se que tendrás que llorar. Llorar y llorar".

Arreció el viento y el ''frío infernal", lo que no impidió que el coro de casi seis mil voces se pusiera (sentados) a zapatear con los huapangos veracruzanos que tenor, orquesta y mariachi hilvanaron uno tras otro.

Y del huapango a los danzones, de éstos a los boleros. Flores negras y A la orilla del mar provocaron el abrazo y los besos. ''Por favor, les pido que se levanten de sus asientos un momento", dijo De la Mora antes de salir del escenario. Y como para luego es tarde, la orquesta arremetió con un popurrí de mambos, el espíritu del cara'e foca, Dámaso Pérez Prado, se metió al cuerpo, en lo que fue el momento más prendido de la noche.

Finalmente, antes de que el cielo se llenara durante 10 minutos de los siempre espectaculares fuegos pirotécnicos, el tenor Fernando de la Mora interpretó, por supuesto, Caminos de Guanajuato. Aplausos y voces pidieron más. Amor eterno y Júrame fueron las canciones con las que, tarareando, se fue el público.