MARTES Ť 30 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Propone el científico que esos gastos queden exentos de impuestos

Las industrias deben invertir en ciencia y tecnología, no el gobierno, dice Baltasar Mena

KARINA AVILES

El científico Baltasar Mena Iniesta, galardonado recientemente con el Premio UNESCO 2001 en ciencia, indicó que para que las empresas puedan invertir en ciencia y tecnología "necesitan dejar de tener el paternalismo que tuvieron durante muchos años en el sentido de poder importar la tecnología", así como contar con sistemas de estímulos para que lo que inviertan en la materia quede libre de impuestos. "Pero a la Secretaría de Hacienda creo que no le hace gracia esto, entonces, no lo van a hacer", dijo.

En una conferencia de prensa en la que también participaron los investigadores Susana López Charretón y Carlos Arias Ortiz, quienes obtuvieron el premio Carlos Finlay, los expertos señalaron que la calidad de la producción científica en México está a la altura de los países del primer mundo.

Sin embargo, señaló Mena, "es una tristeza que los investigadores hagamos por alguna vez algo útil y a nadie le importa... Le bajan a uno la moral, porque se dice entonces, 'para qué hago cosas útiles, mejor regreso a hacer mi ciencia pura'".

Dijo que la UNAM es en todo el mundo una de las instituciones donde más y mejor talento se puede hallar, aun cuando la proporción de científicos por habitante sea considerablemente inferior a la de las naciones desarrolladas.

Indicó que "no puede uno quejarse de que el gobierno no da suficiente. No es papá gobierno, es la industria la que tiene que hacerlo". Las empresas, enfatizó, son las responsables del desarrollo tecnológico y para hacerlo tienen que invertir en investigación básica y aplicada.

Arias Ortiz, del Instituto de Biotecnología, dijo que las enfermedades gastrointestinales son la tercera causa de muerte infantil en el mundo y producen alrededor de cinco millones de decesos al año. De éstos, un millón es ocasionado por el rotavirus.

En la actualidad, gracias a las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias mexicanas a principios de los 90, la cifra de muertes por este tipo de infecciones se redujo de 25 mil a 5 mil anuales, indicó.