Instalan fuerte dispositivo de seguridad en la Basílica
Ť Participan 300 efectivos de la PFP y 229 uniformados de la SSP del Distrito Federal Ť Aún incierta, la creación de la guardia guadalupana
SUSANA GONZALEZ Y ALONSO URRUTIA
Ante los festejos del 12 de diciembre en la Basílica de Guadalupe, 300 efectivos de la Policía Federal Preventiva (PFP) resguardan desde ayer el atrio del templo mariano, apoyados por 229 granaderos, policías preventivos y auxiliares de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) capitalina, que se encargarán de la vigilancia en calles aledañas para impedir el comercio ambulante e inhibir la comisión de delitos en la zona.
El operativo, que comenzó desde las cinco horas del domingo y cuya duración puede ser "permanente", según aseguraron autoridades locales y federales, forma parte del convenio de coordinación y concertación firmado por la Secretaría de Gobernación, la Procuraduría General de la República y el Gobierno del Distrito Federal "para preservar la libertad, el orden y la paz públicos garantizando así la integridad de las personas y el conjunto arquitectónico de la Basílica de Guadalupe".
Gobernación informó que la presencia de la PFP en la Villa se basó en el artículo 97 de la Ley General de Bienes Nacionales, que establece sanciones penales para quien utilice un bien que pertenece a la nación, aprovechándolo sin tener permiso para ello.
A su vez David León Méndez, director de la policía sectorial del DF, precisó que al lugar fueron enviados cuatro camiones del Agrupamiento de Granaderos y 20 patrullas más que de manera cotidiana vigilan la zona. En total, dijo, la SSP asignó 229 policías y 26 vehículos al mando de dos superintendentes, tres inspectores y tres oficiales, en la zona perimetral de la Basílica, "para el apoyo y coordinación que realiza la PFP en el interior."
Esta es la segunda ocasión en los últimos tres meses que efectivos de la PFP se encargan de resguardar el atrio guadalupano para liberarlo de los vendedores ambulantes. Apenas en julio pasado, la corporación puso en marcha un dispositivo especial para recibir a 140 mil personas que venían en peregrinación desde el estado de Querétaro, pero una vez que esta concluyó los policías se retiraron del recinto.
Justamente por esas fechas, el Gobierno del Distrito Federal anunció que a partir de agosto comenzaría a operar una guardia guadalupana, formada con 300 integrantes de la Policía Bancaria e Industrial (PBI), quienes serían adiestrados por efectivos de la PFP para combatir el ambulantaje, la delincuencia y la prostitución.
Francisco Garduño, subsecretario de Gobierno, precisó el 15 de julio que para dicho proyecto se requería un presupuesto de 18 millones de pesos, de los cuales ocho millones serían aportados por el gobierno federal, seis millones más por la Iglesia y el gobierno capitalino daría 4 millones.
Sin embargo, hasta la fecha y pese a que se inició la selección y capacitación de los miembros de la guardia guadalupana -"elementos de 20 a 25 años de edad, cinco años de antigüedad en la corporación y una estatura de 1.70 como mínimo", según palabras de Néstor Manuel Alvarado Baltazar, director de la PBI-, no se ha sabido nada más del proyecto.
En el atrio, sólo fotógrafos y comerciantes de libros
Aunque el frío que prevaleció ayer en la ciudad de México hizo disminuir la afluencia de feligreses a la Villa de Guadalupe, no decreció el número de vendedores ambulantes instalados en las calles inmediatas al recinto. La sorpresa y el enojo ante la presencia de la PFP en la que consideran su mejor temporada para vender -"en diciembre del año pasado nos hicieron lo mismo", se quejó Rosa Flores, quien vende veladoras-, no impidió que los comerciantes se colocaran en las calles aledañas e incluso en el camellón de Calzada de Guadalupe que conduce directamente al atrio. Este último quedó libre únicamente en su última cuadra, es decir, entre las calles Alberto Herrera y Fray Juan de Zumárraga, donde los barandales y jardineras del lado poniente fueron utilizados como exhibidores por los comerciantes, que colocaron todo tipo de objetos, desde imágenes religiosas hasta playeras estampadas con la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Tampoco el atrio estuvo libre de la actividad comercial. En el lado oriente de la explanada se instaló una carpa, donde varias editoriales vendieron libros religiosos, con permiso de las autoridades de la Basílica.
Mientras que, en medio de los policías federales vestidos con uniforme gris y chamarra verde militar o negra, al menos una veintena de fotógrafos de dos organizaciones distintas ejercían su oficio, ya que fueron los únicos a los que se les permitió trabajar y vender sus placas, gracias a la obtención de un amparo ganado al invocar el artículo quinto constitucional, el cual estipula que "a ninguna persona podrá impedírsele que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos".
"A nosotros nos conviene que venga la PFP, porque cuando hay vendedores la gente apenas nos nota, y así, con el atrio limpio, hay más circulación y sacamos más fotos", dijo José Luis Raya Ramos, dirigente de la asociación civil Fotógrafos Independientes del Atrio de la Basílica de Guadalupe y Area Metropolitana", quien junto con sus 25 compañeros cobra 30 pesos por cada fotografía. En días así, calculó, podemos sacar más de cien placas, aunque luego precisó que sólo obtienen siete pesos de ganancia por cada una debido a los costos de los rollos, las pilas y los marcos.
Ninguno de los fotógrafos de su organización tuvo problemas para ingresar e instalarse a trabajar en el atrio, sólo con su cámara o con una ofrenda de flores o "portada" con la imagen de la Virgen de Guadalupe que les sirve como fondo para las fotos del recuerdo que toman a feligreses y paseantes.
Y es que, según Raya Ramos, la Policía Federal Preventiva contaba con una lista de los amparados; lo mismo ocurrió, aseguró el líder, con algunos miembros de la Unión Mexicana de Fotógrafos de Instantáneas de La Villa.