Ť Gran parte de generales y almirantes no cumplen con funciones de su cargo
Propone titular de Sedena restructuración de mandos
Ť La Armada busca acabar con el "excesivo burocratismo" al reducir número de almirantes
JESUS ARANDA
El secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Clemente Vega García, envió al Presidente de la República un proyecto de restructuración de mandos y personal ?que no se ha hecho público aún?, el cual es independiente de la renovación natural de mandos en el Ejército prevista para los dos próximos años, en la que 18 de los 26 generales de división en activo pasarán a retiro por cumplir el límite de edad.
Por su parte, la Secretaría de Marina dio el primer paso en la restructuración de las fuerzas armadas, al determinar la reducción de 50 por ciento en el número de sus almirantes. Con esta medida se busca que el ascenso de los altos mandos sea por su capacidad, profesionalismo y desempeño, así como por las necesidades propias de la institución de contar con oficiales de mayor rango que cumplan funciones de acuerdo con sus conocimientos y jerarquía castrense.
Según fuentes oficiales, mientras que la Armada cuenta actualmente con 215 oficiales -almirantes, vicealmirantes y contralmirantes-, que dirigen a 50 mil marinos, el Ejército cuenta con poco más de 400 generales -de división, de brigada y brigadieres- que comandan a poco más de 200 mil elementos.
Aun cuando el número de generales es proporcionalmente menor, militares de alto rango reconocieron que hay un gran número de generales de división que realizan labores de dirección -equivalentes a directores generales de la administración pública federal- que no corresponden a sus conocimientos o jerarquía militar; también hay brigadieres que comandan batallones, cuando eso lo puede hacer un coronel.
Además de esta situación está la falta de reglamentación en los ascensos de coronel a general de brigada, de general de brigada a brigadier y de este último a general de división, en razón de que es el Presidente de la República, en su calidad de comandante supremo, el que propone al Congreso dichos ascensos, los cuales son ratificados 100 por ciento de las veces sin ningún problema.
Ascensos "meteóricos"
En el sector militar se afirma que eso permitió ascensos "meteóricos" en el Ejército, como fue el caso del ex secretario de la Defensa Nacional Enrique Cervantes Aguirre, quien pasó de coronel a brigadier, luego a general de brigada y de ahí a divisionario en el sexenio de Carlos Salinas, siendo que el promedio de años para pasar de un grado a otro era de cinco.
Aunque también se dieron casos en que los oficiales fueron congelados por diferencias con el secretario en turno.
Otro caso es el del actual secretario de Marina, almirante Marco Antonio Peyrot, quien fue designado titular de la Armada siendo vicealmirante, y aunque las leyes navales no precisan el grado que debe tener el titular, tuvo que ser ascendido a almirante siendo ya secretario de Estado, porque -según fuentes navales- era inadmisible que un vicealmirante de dos estrellas dirigiera a almirantes de tres estrellas.
Fuentes castrenses aseguran que en los últimos años se incrementó el número de almirantes y generales que cumplen funciones menores que no van de acuerdo con su grado.
Eso llevó a ambas instituciones a replantearse la permanencia y el número de almirantes y generales, por lo que decidieron buscar mecanismos que les garanticen en un futuro "cubrir los puestos necesarios acordes a su rango" y evitar la "subutilización de sus jerarquías".
La Armada afirma en documentos oficiales que busca establecer una "pirámide jerárquica de personal", que no incurra en el dispendio y permita que un mayor porcentaje de los recursos financieros asignados sea aprovechado para la inversión en tecnología y mantenimiento del equipo, pero también para contar con fondos que ayuden a elevar los ingresos de soldados y marinos. En otras palabras, revertir el proceso de crecimiento del aparato administrativo a costa del operativo.
En el Ejército hay 26 generales de división que cumplen un amplio número de responsabilidades, ya que no hay una ley concreta que establezca cuáles son las funciones y encargos que debe cumplir un oficial de este rango.
Así, existe el caso de un general de división que es agregado militar en Gran Bretaña (Mario Delfino Palmerín) o bien la situación de siete generales de división que cumplen funciones de directores, cargos que de acuerdo con lo establecido por el Consejo del Almirantazgo de la Armada y guardando las debidas proporciones, tendrían que ocupar generales de brigada o brigadieres.
De aceptarse una iniciativa similar a la que aprobó el Consejo del Almirantazgo, comentaron fuentes militares, el Ejército tendría a lo sumo 17 generales de división, de los cuales cinco ocupan los cargos de secretario (Ricardo Clemente Vega García), subsecretario (Jesús Alvarez Pérez), oficial mayor (Roberto Castillejos Adriano), jefe del Estado Mayor de la Defensa (Manuel Orozco Pimentel) e inspector y contralor del Ejército (José Gómez Salazar).
Y los otros serían los comandantes de las 12 regiones militares que hay en el país.
Sin embargo, actualmente generales que incluso en su momento fueron "secretariables" ocupan cargos de directores, como son Rodolfo Reta Trigos (fábricas militares), Alfredo Hernández Pimentel (ISSFAM), Fausto Manuel Zamorano (administración), Roberto Miranda (archivo militar), Mario Ayón Rodríguez (personal de promoción), Heriberto Salinas Altés (educación militar) y Tomás Angeles Dauahare (Colegio Militar).
Según fuentes consultadas, esos cargos "no van ni con su grado ni con su experiencia".
Mención aparte merece el ex subsecretario de la Defensa, general Mario Delfino Palmerín, "quien al ser designado agregado militar pone en ridículo al Ejército Mexicano, pero también pone en aprietos a los militares ingleses, porque ningún país del mundo envía a divisionarios como agregados. Es práctica común que envíen a esos cargos a coroneles o brigadieres", añadieron los informantes.
Por otra parte, las 44 zonas militares del país están dirigidas por generales de brigada, mientras que los brigadieres se encargan de las guarniciones militares o de la comandancia de batallones.
Aun cuando el Ejército envió al Ejecutivo federal su propuesta de restructuración, la Armada comenzó ya el camino para reducir la cantidad de personal administrativo y aumentar el operativo, así como definir en su reglamentación los requisitos que debe cumplir un almirante, pero también las funciones concretas o cargos que debe desempeñar de acuerdo con su experiencia, capacidad, visión y don de mando.
Así las cosas, resolvió "reducir al máximo posible el excesivo burocratismo en todas las áreas; revisar y adecuar las estrategias de trabajo para evitar la duplicidad de funciones y la existencia de cargos y plazas que no tenían justificación".
La dependencia redujo al máximo su aparato burocrático, "que en los últimos años ha crecido en forma desproporcionada con relación a las áreas operativas, que son las más importantes", señala el Reglamento del Servicio Naval aprobado recientemente por el alto mando de la Armada.
Para llevar a cabo las modificaciones, la Secretaría de Marina creó el Consejo del Almirantazgo ?integrado por el secretario, subsecretario, oficial mayor, inspector y contralor, y por los comandantes de las Fuerzas Navales del Golfo y del Pacífico?, encargado de analizar las propuestas de los candidatos a ascender a almirantes y de determinar las principales líneas de acción de la dependencia.
Este consejo, trascendió, se reunió el fin de semana pasado y estableció como premisa "romper el esquema tradicional donde sólo se reflejaban los años de servicio para aspirar al grado de almirante".
Dicho órgano decidió reducir el número de oficiales de 215 a 100. En una primera etapa se acordó que los almirantes pasarán de 13 a únicamente seis, los vicealmirantes de 73 a 37, mientras que el caso de los contralmirantes se resolverá en las próximas semanas, aunque se estima que de los 129 que hay quedarán 65.
Además, por primera vez en la historia se precisaron los cargos que deberán cumplir almirantes y vicealmirantes de acuerdo con la importancia de su grado. Es decir, los almirantes serán seis -los que conforman el Consejo del Almirantazgo-, mientras que los vicealmirantes ocuparán los cargos de comandantes de región (siete), comandantes de zona naval (nueve), directores generales y jefes de unidad (seis), inspectores de región naval (siete), presidentes y vocales de la Junta de Almirantes y Junta Naval (ocho).
Sin embargo, como esta decisión no está soportada por una ley de cuadros -elaborada por la Secretaría de Marina y enviada al Ejecutivo federal para que la turne al Congreso de la Unión-, los almirantes que quedarán fuera de la nueva estructura de la Armada no pasarán al retiro inmediato, porque ello violaría la Ley del Instituto de Seguridad de las Fuerzas Armadas al no tener aún la edad para su jubilación (65 años). Estos quedarán a "disposición" del alto mando; es decir, no estarán encuadrados en unidades operativas y cumplirán trabajos mínimos para mantenerse ocupados en tanto llega el momento de su retiro.