EL ECO Y LA SOMBRA
Ť Ricardo Yáñez
Método, tele
MAS DE 300 entrevistas, deduzco de lo afirmado
por el productor y conductor James Lipton en uno de sus programas, constituyen
el muy respetable acerbo de Desde el Actor's Studio, serie que puede
verse en la televisión por cable.
IDEADO DE MODO muy sencillo, una entrevista ante un público cautivo formado por alumnos de actuación, dirección, dramaturgia, guionismo (tres cuartos de hora, más otro de diálogo con el auditorio --puente entre ambas partes un breve cuestionario creado por Bernard Pivot y cuya reiteración, en lo que a las preguntas hace, no en cuanto a las respuestas, algo aflojera), el programa es ameno, didáctico, fluido, y del lado de los entrevistados por lo general fresco, deshinibido, franco. El auditorio, es de esperar, se muestra receptivo, participativo, entusiasmado, no pocas veces ensoñando, no pocas veces concentrado.
IMPOSIBLE OFRECER CON certeza una cifra de cuántas emisiones de Desde el Actor's Studio he visto. Arriesgo, aproximada, una: 50. Lo veo principalmente desde la perspectiva de la enseñanza del arte y de la reflexión obligada pero espontánea acerca de su oficio por parte de creadores (en mi diccionario personal los intérpretes son, evidentemente, tan artistas y hacedores de obra como los autores). Hace tiempo, muy antes de conocer el programa, me ronda el, claro, irrealizado proyecto de entrevistar creadores de diversas áreas atendiendo dos líneas: poética (o ideas estéticas) y modus laborandi. No de otra cosa se ocupa, si excluimos anécdotas (necesarísimas para el relax), Desde el Actor's Studio.
EL ENTREVISTADOR, ACTOR, maestro, se documenta, es pertinente en sus curiosidades y, un poco soltando, un poco jalando la rienda, lleva al interlocutor por donde --ése es su logro-- se diría ambos, y con ellos el público, quieren. Nada falto de percepción del otro, de los otros, aplica su modesta pero eficiente mayéutica con solvencia que, a falta de momento de mejor vocablo, denominaré envidiable.
AYUDA MUCHO QUE el acto se "monte" en un foro teatral, no nada más porque los invitados están, cabe imaginar, familiarizados con la tierra que pisan, sino también (aparte el alumnado) que el sitio tiene su mucho de vientre materno, de regreso a los tiempos dorados, al in illo tempore.
DESDE LUEGO, DEL lado criticable encontraríamos el embeleso grupal, no nada más en lo que a la escuela toca sino asimismo en lo que se refiere al negocio del espectáculo, a la propuesta como propuesta estadounidense (raro, en lo que llevo visto, que mencionen a Stalinavsky, generador de "el método"). Choca asimismo la excesiva admiración a simples buenos trabajadores de la industria cinematográfica, o teatral. En fin, el star system. La expresión de sacristán regañado (y con las estrellitas y las señoras del show busines, rendida, deseosa) fatiga un poco, pero, por otra parte, no deja de divertir.