DOMINGO Ť28 Ť OCTUBRE Ť 2001
Gustavo LealŤ
Con el APDN, Ƒotra política de salud?
Asumiendo la convocatoria del presidente Fox el primero de septiembre, el secretario Creel abarcó en el Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional (APDN) asuntos sociales, económicos, internacionales y políticos para que la "gente que menos tiene en este país pueda aspirar a un mejor desarrollo".
Descontando que la iniciativa busque sólo amarrar consensos para aprobar el agónico y antipopular reformón de Francisco Gil Díaz -que en materia de salud quiere aplicar el IVA a los medicamentos, hacer deducibles las primas de gastos médicos y elevar los impuestos al tabaco y al alcohol-, las fuerzas políticas que en representación de la ciudadanía han sido convocadas están obligadas a preguntarle si, para que la "gente que menos tiene pueda aspirar" a más, el Poder Ejecutivo contempla seriamente enmendar de raíz las "políticas" que ya ha anunciado a través de su tecnocrático Programa Nacional de Salud (PNS).
Por ejemplo, el Poder Ejecutivo podría reconocer que la componente de salud comunitaria del PNS y el "nuevo" Progresa tiene una capacidad de atención "médica" en extremo rudimentaria y que sus acciones "básicas" son eminentemente preventivas; que a través de ellos casi no atiende daños. Que para atender a los enfermos y atenderlos bien, el gobierno del "cambio" debe innovar políticas clínicas específicas, capaces de rediseñar el segundo y tercer nivel de atención de los daños; que la experiencia internacional muestra que el mejor camino para ello consiste en considerar el saber experto de los principales operadores de la política pública: médicos y enfermeras. Para lo cual resulta indispensable reintegrarles la voz y capacidad de decisión que perdieron desde 1982 con la llegada del doctor Guillermo Soberón a la Secretaría de Salud.
Y es que en el corazón de las "acciones hoy, para el México del futuro" publicitadas en el PNS palpita la tentación de "redistribuir" bienes públicos, pero cobrando crecientemente por ellos. Su "nuevo universalismo" asume que las "contribuciones serán proporcionales a la capacidad de pago". Con ello, el PNS identifica el derecho constitucional a la salud (que establece el artículo 4Ɔ) apenas con el precario y preventivo Paquete Básico de Servicios de Salud, mientras propone abiertamente subsidios escalonados para la atención integral y resolutiva de la enfermedad "según la capacidad de pago del hogar".
Con esta "oferta" para "democratizar" la salud, difícilmente "la gente que menos tiene" podrá aspirar a un "mejor desarrollo". Como dice Francisco Gil Díaz, no se trata de "ordeñar" las instituciones nacionales ni los bolsillos de los pacientes.
Pero sucede que todos los incisos sociales del APDN vinculados con los temas salud y seguridad (2, 6, 7, 9 y 10) calzan perfectamente con ese tecnocrático PNS. ƑPara qué se requiere entonces un acuerdo si ya están "decididas" las "políticas" del Ejecutivo?
Ya Fernando Rocha Larráinzar, secretario general de Sindicato Nacional de Trabajadores del IMSS, ha alertado sobre el "riesgo de un colapso en los servicios médicos" debido a que con la misma capacidad instalada y sin aumentar los recursos se decidió ampliar la cobertura: "Ƒcómo se ponen a decidir sin tomar en cuenta a los trabajadores?"
Una vez que el acuerdo ha sido remitido al H. Congreso de la Unión, es indispensable que los partidos signantes abran el debate con la ciudadanía. Si la iniciativa quiere realmente prosperar, debería exigirle al Poder Ejecutivo reorientar estratégicamente la red pública de salud y seguridad social -a través de la gobernancia clínica- evitando su mercantilización y regulando efectivamente la complementariedad de la red sanitaria privada.
Como observa el panista Felipe Calderón: "viene ahora lo más difícil, que es arribar a acuerdos concretos sobre cada tema y derivar tales en proyectos legislativos o en acciones ejecutivas que cuenten con un consenso básico".
Obviamente. Pero ahí mismo se esconde la gran dificultad, porque ensayar un listado de prioridades nacionales no significa en absoluto "acuerdo" sobre el modo de atenderlas. Más aún, cuando la agenda social de salud y seguridad social del acuerdo firmado el domingo 7 de octubre, reproduce las "prioridades" foxistas que ya se habían establecido en el PNS, Ƒqué es lo que el Presidente está sometiendo a "consenso" en el acuerdo?, Ƒque le ratifiquen lo que él ya decidió en su tecnocrático PNS?
Para favorecer a la "gente que menos tiene", no hay más que consensuar otra política de salud. El H. Congreso de la Unión y la ciudadanía tienen la palabra.
Ť Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco