DOMINGO Ť 28 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Inadmisible, que Fox avale la guerra de EU, coinciden Horacio Labastida y Flores Olea

Lamentan analistas cambio en la política exterior

GEORGINA SALDIERNA

El apoyo del gobierno de Vicente Fox a la administración Bush en su guerra contra los talibanes concitó anoche la crítica de los analistas Horacio Labastida, Víctor Flores Olea y Carlos Fazio, así como de Martí Batres, coordinador de los legisladores del PRD en la Cámara de Diputados.

Al participar en el foro La transición democrática en México después del 2 de julio, lamentaron el cambio en la política exterior, aunque puntualizaron que ese giro no es de ahora. Para algunos, viene desde el sexenio de Ernesto Zedillo; para otros, desde que se iniciaron los gobiernos del ajuste estructural.

La mesa dedicada a la política exterior mexicana y a la lucha del gobierno estadunidense contra el terrorismo arrancó con un minuto de silencio en recuerdo de Digna Ochoa, defensora de los derechos humanos asesinada el 19 de octubre.

Primer orador del evento organizado por Casa Lamm y La Jornada, Horacio Labastida consideró un error que México se haya declarado al lado de la guerra del presidente George W. Bush contra el terrorismo. Y explicó que no se trata de un choque cultural entre Occidente y Oriente, o entre cristianos e islámicos, ni la persecución de Osama Bin Laden y sus seguidores, a quienes el gobierno estadunidense señala como responsables de los ataques en Nueva York y Washington.

En la medida en que se intensifica la guerra sobre Afganistán y se comparan las necesidades vitales del capitalismo plurinacional y los mapas geopolíticos del poder mundial, expresó, se configuran en el horizonte dos objetivos aún ocultos en los entretelones del escenario.

El primero, continuó, es eliminar autoridades adversas y rebeliones populares, para lograr hegemonía inapelable sobre los hidrocarburos del Medio Oriente y Asia central, factores sine qua non para la reproducción de privilegios y fueros del negocio metropolitano.

"El segundo objetivo, íntimamente enhebrado al anterior, es exhibir la inigualada capacidad bélica del Tío Sam como garantía del inminente establecimiento universal de un inapelable poder unipolar", subrayó.

Para Horacio Labastida, vincular a México con semejante proyecto es contrario a todos y cada uno de los principios en que, desde 1813, se ha fundado la política exterior mexicana.

Víctor Flores Olea, ex director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, dijo por su parte que la operación bélica de Estados Unidos en Afganistán es una de las más agresivas que haya hecho potencia alguna en la historia para asegurarse el dominio mundial.

Su aplicación, dijo, conlleva la ruptura del derecho internacional y de muchos otros derechos y garantías individuales y sociales que han sido conquistadas.

Con el anuncio estadunidense de que sólo notificará a la ONU de sus acciones punitivas, agregó, se entra a una etapa en la que se están debilitando definitivamente y tal vez irremediablemente a los organismos internacionales. En esta destrucción abrumadora, dijo, a la ONU se le otorga una pequeña indulgencia protocolaria para aliviar la herida mortal: el Premio Nobel de la Paz. "Una ínfima concesión a quien ha sufrido tantos vilipendios", agregó.

Manifestó que han surgido voces enérgicas contra la guerra, los ataques indiscriminados a poblaciones y la posibilidad de realizar acciones punitivas contra otros países que supuestamente albergan a terroristas. Este es un aspecto decisivo del debate mundial y México no puede abstenerse de participar por razones históricas y aun de futuro, y mucho menos sumarse sin más a cualquier aventura que decida emprender el gobierno estadunidense.

Flores Olea consideró que esta oposición contra el terrorismo y la guerra es la primera expresión en favor de un nuevo orden mundial, y México no pude quedar al margen de ese movimiento decisivo de reconstrucción del orden internacional. En este sentido, agregó que son "absolutamente inadmisibles las declaraciones de incondicionalidad, de no regateo y de ponerse a las órdenes de las potencias".

En su oportunidad, Carlos Fazio puntualizó el carácter estratégico de Afganistán por sus reservas petroleras -de más de 200 mil millones de barrilles- y por ser el paso obligado de los hidrocarburos hacia Europa, China e India.

Si Estados Unidos controla la zona, añadió, podría abrir o cerrar la llave del suministro cuando quiera y agudizar la dependencia energética de sus tres potenciales rivales.

Fazio manifestó que el gobierno de Bush ha aprovechado la coyuntura de las Torres Gemelas para dar un "golpe de Estado mundial".

A su vez, Martí Batres destacó que la administración foxista ha promovido un viraje en la política exterior y en lugar de representar los intereses del país trabaja para Estados Unidos. Los tiempos actuales, dijo, no son para el cogobierno ni tampoco para ser muy optimistas sobre acuerdos políticos.