DOMINGO Ť 28 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Aumento acelerado en la esperanza de vida, señala
Necesario, adaptar sistema de salud a las nuevas demandas de la población: Conapo
Los mexicanos actualmente viven en promedio 75 años, más del doble de la esperanza de vida hace 70 años, lo que ubica al país cada vez más cerca de las naciones con mayores indíces de sobrevivencia, señala un estudio elaborado por el Consejo Nacional de Población (Conapo), dado a conocer por la Secretaría de Gobernación.
Destaca que las mujeres viven más que los hombres, ya que el promedio es de 77.9 años contra 73.4, y que el incremento de la esperanza de vida se basa cada vez más en el descenso de la mortalidad de adultos y adultos mayores, así como de la población infantil y prescolar (de uno a cuatro años).
Conapo advierte que se trata de una transición que debe seguirse muy de cerca en los próximos años, "puesto que por su profundidad y alcance será necesario adaptar el sistema de salud a las nuevas demandas de la población mexicana".
El estudio señala que el descenso de la mortalidad ha sido de tal magnitud que la reducción global del riesgo de fallecer, acumulada de 1930 a 2001, ha sido de 83.7 por ciento en el caso de los hombres y de 86.5 por ciento en el de las mujeres.
Otro dato que resalta es que el descenso de la mortalidad infantil ha ocurrido en forma muy acelerada, en comparación con la experiencia histórica de los países desarrollados. Así, mientras en 1930 de cada mil recién nacidos fallecían 178 antes de cumplir 12 meses, en este año la proporción fue de sólo 24 por mil.
El nivel actual de la mortalidad de menores significa que por cada 100 defunciones infantiles que tendrían lugar de prevalecer las condiciones de 1930, se evitan 87. Por lo que se refiere al caso de prescolares, el cambio ha sido similar, pues por cada mil niños que alcanzaban un año de vida en 1930, 157 no lograban llegar a su quinto aniversario. En contraste, en 2001 sólo ocurren 3.4 fallecimientos por cada mil.
Tal reducción, se precisa en el estudio de Conapo, equivale a haber evitado este año alrededor de 98 por ciento de los decesos que habrían ocurrido si se hubiera mantenido el nivel observado en 1930.
Conapo precisa luego que incluso las diferencias de la mortalidad infantil en la ciudad y el campo se han venido acortando paulatinamente. A mediados de la década de los 90 la probabilidad de fallecer en el ámbito rural era aun superior a la observada en la primera mitad de los 80 en el conjunto de las áreas urbanas, que era de 37 defunciones por cada mil nacidos vivos, frente a 32 también por cada mil, respectivamente.
En esta posibilidad de vivir más han sido factores determinantes el nivel educativo de la madre y la edad al dar a luz. En el primer caso, la tasa de mortalidad infantil en hijos de mujeres con primaria incompleta -72 defunciones por mil nacidos vivos en 1975, 51 en 1990 y 36 en 1996- se ha alejado progresivamente del nivel de las mujeres sin instrucción -86 defunciones por mil nacidos vivos en 1975, 56 en 1990 y 49 en 1996-, aproximándose cada vez más a las mujeres con primaria completa -la estadística es de 51 defunciones por cada mil nacidos vivos en 1975, 40 en 1990 y 28 en 1996.
ANDREA BECERRIL