DOMINGO Ť 28 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Washington no puede ni debe ser policía del mundo, decía Bush padre en 1993

Somalia, el fracaso de una intervención de EU

Ť Desplegó a rangers en un país hostil; podrían darse los mismos resultados en Afganistán

DE LA REDACCION

La captura y posterior ejecución del comandante opositor al régimen talibán afgano, Abdul Haq, representó un nuevo golpe para Estados Unidos, que hace una semana comenzó una serie de operativos terrestres en Afganistán, que recuerdan los realizados entre 1992 y 1993 en Somalia.

Entre los comandos que operan ya en Afganistán como parte de la ofensiva contra el terrorismo proclamada por Estados Unidos, figuran los de la fuerza de elite de combate conocidos como rangers, que si bien tuvieron un despliegue exitoso en las intervenciones en Granada y Panamá, en la década de los 80, sufrieron una humillante derrota en Somalia.

Unos 28 mil marines fueron desplegados el 8 de diciembre de 1992 en Somalia con la misión de restablecer la paz y distribuir alimentos en la nación africana, escenario de una guerra civil y de clanes, cuyas cabezas más visibles fueron Siad Barré y Mohamed Farah Aidid.

Retirada antes de un año

Estados Unidos se retiró del país africano el 19 de octubre de 1993, apenas 16 días después de que un comando de rangers se vio envuelto en un confuso y sangriento enfrentamiento. La imagen del cadáver de un ranger arrastrado por las calles de Mogadiscio puso en evidencia el fracaso de la intervención iniciada casi un año antes.

somalia-soldado-euLa anarquía que había prevalecido en Somalia desde su constitución en 1960, fue el argumento esgrimido para llevar a cabo la primera operación militar destinada a intervenir en los asuntos de un país aprobada por la ONU, bajo presión de Estados Unidos.

Surgida de la unión de las ex Somalias británica e italiana, Somalia reclamaba los territorios poblados por somalíes, administrados por Etiopía, Kenya y Francia. En 1969, al independizarse la Somalia francesa, hoy Jibuti, el fervor nacionalista estalló con el asesinato del presidente Ali Shermake.

El mandatario fue sustituido por el general Siad Barré, quien se alió con China, la Unión Soviética, Irán y Egipto, adquiriendo gran cantidad de material militar y preparando un formidable ejército.

Pero la Unión Soviética, tras la revolución etíope, prefería la alianza con Menghistu Hailé Mariam, líder del proceso democratizador que destituyó al emperador Hailé Selasié, y pidió a Fidel Castro entrevistarse con etíopes y somalíes, con el fin de disuadir a Barré, el 15 de marzo de 1977, de invadir Ogaden (territorio somalí ocupado por Etiopía).

Barré no aceptó y el 23 de julio de 1977 unos 40 mil soldados somalíes invadieron Ogaden. El 16 de agosto habían tomado un tercio de Etiopía. Pero Cuba envió 15 mil soldados desde la isla y otros 15 mil desde Angola; los soviéticos organizaron 5 mil vuelos de abastecimiento, trasladando hombres y material.

En febrero de 1978 una gran ofensiva cubano-etíope recuperó el territorio, que culminó a finales de marzo y provocó las mayores batallas en Africa desde la Segunda Guerra Mundial, con miles de muertos en ambos bandos.

El desastre de la derrota somalí resultó en una guerra civil y de clanes. De la euforia de la recuperación del Ogaden somalí, se pasó a la desmoralización de la derrota con miles de muertos y prisioneros, más los refugiados ogadenis que huían de las represalias etíopes. Un millón y medio se hacinaron en campos de refugiados, dando lugar a todo tipo de protestas.

Siad Barré, quien pertenecía al clan daro, el segundo en importancia del país, sufrió un accidente en 1986 que lo dejó muy mermado, lo que fue aprovechado por el clan hawiye, el más numeroso, para reclamar el poder mediante el Congreso Unido Somalí (CUS).

En la antigua Somalia Británica el clan isak constituyó el Movimiento Nacional Somalí (MNS), que tomó las principales ciudades Barbera y Hargeisa y reclamó la independencia.

Una parte del ejército darod abandonó a Barré y constituyó el Movimiento Patriótico Somalí (MPS) en Kismayu (sur), dirigido por Siad Hersi (General Morgan), yerno de Barré.

Los tres movimientos asaltaron Mogadiscio, en agosto de 1989, en una guerra en que fue destruida la capital; la lucha urbana se extendió hasta el 19 de enero de 1991.

Al vencer a Barré, el CUS del clan hawiye, mayoritario, se escinde: el sub-clan de los comerciantes AGBAL, proclama presidente a Alí Mahdi Mohamed, frente al general que dirigió el asalto a Mogadiscio, Mohamed Farah Aidid, también hawiye pero del subclan habr-gidir, casta tradicional guerrera.

La lucha de los dos subclanes hawiye en la capital dejó 14 mil muertos y 27 mil heridos, de septiembre de 1991 a marzo de 1992, y hasta noviembre del mismo año dejó 35 mil muertos más.

Cuatro millones de personas corrían el riesgo de morir de hambre y Boutros Ghali, entonces secretario general de la Organización de Naciones Unidas, declaró que "le preocupaba más Somalia que Yugoslavia", entonces convulsionada por las guerras en las que, a la postre, lograron su independencia Croacia y Bosnia-Herzegovina.

El 8 de diciembre de 1992 unos 28 mil marines de Estados Unidos desembarcaron en Somalia en la operación denominada Devolver la Esperanza; el encargado de supervisar esta operación por parte de la ONU fue el ahora secretario general, Kofi Annan.

Analistas señalaron en su momento que el error estadunidense y de las tropas de la ONU fue implicarse en una lucha directa contra el subclan militar habr-gidir que dirigía el popular general Aidid.

Antes de dejar el poder, George Bush padre, el 5 de enero de 1993, en una visita a la academia militar de West Point en Washington, subrayó que Estados Unidos era la "única superpotencia en el mundo tras el fin de la guerra fría", cuyo deber "es promover una paz democrátrica".

Advirtió que su país debía estar listo para usar la fuerza cuando fuera necesario pero, subrayó, no podía ni debía ser el "policía del mundo, porque no hay apoyo en el exterior o en el interior para que nosotros desempeñemos ese papel... Nos agotaríamos", dijo.

En ese entonces, Bush padre señaló también que había momentos en que Estados Unidos debía actuar en solitario, citando la invasión a Panamá, en diciembre de 1989, como un caso en el que la acción individual fue la indicada para garantizar y proteger vidas e intereses estadunidenses.

Ya durante la administración de Bill Clinton se dio la intervención de los rangers estadunidenses en Somalia. Transportada en vehículos ligeros Hummer, esta fuerza fue sorprendida en un laberinto de calles por la milicia de Aidid, dejando como saldo, el 3 de octubre de 1993, 18 militares estadunidenses y 500 somalíes muertos. Los cadáveres de los soldados estadunidenses fueron arrastrados por las calles de Mogadiscio frente a las cámaras de televisión internacionales.

Los rangers fracasaron en su intento de capturar a Aidid, pero lograron atrapar a varios de sus lugartenientes.

Bajas en la ONU

Contando con las bajas por accidente, la operación de Naciones Unidas en Somalia (ONUSOM II) sufrió 115 muertos en servicio, además de que tuvo un costo de mil millones de dólares.

Las demandas para la retirada de las tropas estadunidenses se incrementaron tras esos hechos, pero Kofi Annan, responsable de las operaciones de paz de la ONU en Somalia, se opuso aduciendo que la participación de Estados Unidos en la operación era "crucial" y su salida perjudicaría la misión.

Presionado por la opinión pública y algunos miembros del Congreso, Clinton decidió que Estados Unidos debía "concluir" su presencia en Somalia. Advirtió que no se permitiría el retorno a esa nación del caos y la miseria prevalecientes antes de que iniciara la operación Devolver la Esperanza, ordenada por su antecesor George Bush y posteriormente en manos de la ONU.

Al ordenar la retirada de al menos 700 rangers de Somalia, Clinton explicó que su presencia en la nación africana ya no era necesaria debido a que se buscaba una solución política, y a que serían relevados por otro contingente de infantes de marina.

En marzo de 1994 la ONU retiró a 10 mil efectivos de los países europeos y dejó a 19 mil hombres, en su mayoría africanos e indios. El último contingente de Naciones Unidas dejó el país en marzo, protegido por una flotilla de mil 800 marines estadunidenses.

El Consejo de Seguridad de la ONU resolvió el 18 de noviembre de 1993 prolongar el mandato de los cascos azules hasta el 31 de mayo de 1994.

Expertos afirmaron entonces que la crisis de Somalia constituyó para la administración Clinton un escarmiento y el prototipo de intervención exterior que no debía repetirse. Afirmaron que los efectivos desplegados en un país desconocido y hostil, sin mandato claro y sin estrategia militar, se vieron enzarzados en una guerra sin frentes, situación que, advierten ahora no pocos analistas, podría presentarse en el actual conflicto con Afganistán.