DOMINGO Ť 28 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Pese a los tanques y las rampas de lanzamiento de misiles, "todo está tranquilo"

Tensión en ciudades fronterizas con Afganistán

Ť Termez, ciudad de Uzbekistán con miles de afganos que quedaron "atrapados" desde 1998

JUAN PABLO DUCH ENVIADO

Termez, 27 de octubre. En Termez, como en el resto de Uzbekistán, no hay refugiados afganos, propiamente. En esta pequeña ciudad hay, eso sí, varios miles de afganos de origen uzbeko, grupo étnico equivalente a 10 por ciento de la población del vecino país, que se mezclan con los habitantes locales y esperan desde hace tres años el momento de regresar a su tierra, al otro lado del río Amudaria.

En 1998, cuando los talibán tomaron la ciudad de Jairatón, justo enfrente de Termez, la frontera fue cerrada y los afganos que se encontraban aquí -dos centenares y medio, en su mayoría dedicados al comercio, actividad que por estas latitudes tradicionalmente era sinónimo de contrabando- no pudieron regresar.

El resto, hasta alcanzar una cifra que nadie conoce con exactitud y que se cree no menor de 5 mil, llegaron a Termez a través de la frontera con Turkmenistán en los años siguientes, hasta que se clausuró esa vía de acceso con el comienzo del ataque de Estados Unidos contra Afganistán.

El gobierno uzbeko no sólo reforzó la frontera con Afganistán, sino también la divisoria con Turkmenistán, convirtiendo en campos minados los sectores que antes eran de relativo fácil ingreso.

Escape del talibán

uzbekistan_sa27jMajmut, que aparenta más años de los 25 que tiene, es uno de los últimos afganos de origen uzbeko que pudieron huir de la persecución talibán hacia Termez. Llegó en febrero pasado. Lo ayudó a venir un tío, dueño de una tienda de ropa en el centro de esta ciudad, cuando la milicia talibán ejecutó a su padre y él mismo se salvó por una simple casualidad.

Como muchos otros afganos de origen uzbeko, Majmut está al frente de un puesto en el bazar de Termez, muy animado este sábado. Vende ropa de la tienda de su tío y a simple vista es imposible saber que nació del otro lado del río.

"Ya no podía permanecer un día más en Jairatón. Mi familia, fiel a sus raíces uzbekas, nunca aceptó el orden integrista que han querido imponer los talibán y ello le costó la vida a mi padre", comenta Majmut a La Jornada.

Sigue su relato: "Mi familia siempre se ha dedicado al comercio y vivíamos más o menos bien hasta que llegaron los talibán. Mi hermano mayor, Anvar, estaba en el ejército del general Rashid Dostum y tuvo que abandonar Mazar-e-Sharif, cuando en 1998 hubo una traición y los talibán tomaron la ciudad sin necesidad de disparar un solo tiro. No tardaron en llegar a Jairatón, donde sí hubo resistencia, pero finalmente expulsaron a los pocos soldados que teníamos ahí".

Cuenta Majmud que alguien delató a su familia y un grupo de milicianos talibán arrestó a su padre en la misma tienda. Nunca lo volvieron a ver y luego supieron que lo habían asesinado tras someterlo a brutales torturas para que revelara dónde estaba su hijo Anvar.

El día que desapareció su padre, Majmut había ido a visitar a unos familiares a una aldea cerca de Jairatón. Ello le salvó la vida. Vivió varios meses escondido en casas de amigos hasta que alguien pudo hacerle saber a su tío -en Termez- su situación y éste organizó su salida clandestina del país.

Ahora Majmut sólo tiene un anhelo: volver a Afganistán apenas las tropas de Dostum recuperen Mazar-e-Sharif y expulsen a los talibán de Jairatón.

La cantidad de grúas en el puerto fluvial de Termez, que ahora usará la Organización de Naciones Unidas para transportar la ayuda humanitaria hacia las provincias del norte de Afganistán, da una idea de la intensidad del comercio que había cuando la región del otro lado del río estaba bajo control de Dostum.

En esa época, y de hecho siempre, salvo los diez años que duró la invasión soviética, uzbekos de ambos lados podían cruzar la frontera libremente en pequeñas embarcaciones, siendo muy común que las familias de Termez y Jairatón arreglaran, como se estila todavía por acá, matrimonios que fortalecían los vínculos de negocios entre ellas.

Desde hace tres años muchas familias quedaron separadas y perdieron todo contacto entre sí. La irrupción de los talibán en Jairatón fue interpretada por las autoridades uzbekas como una amenaza potencial de su expansión hacia el norte, lo que motivó el cierre inmediato de la frontera.

Hasta hoy muchos se preguntan aquí si los tres misiles que entonces cayeron en Termez, causando un muerto y varios heridos en plena ofensiva talibán sobre Jairatón, fue un accidente o un acto deliberado para amedrentar a los uzbekos de este lado.

Accidente o no, ahora se teme una reedición de los hechos, en caso de que las milicias talibán decidan replegarse hacia Jairatón, cuando las tropas de Dostum entren en Mazar-e-Sharif y empiece una nueva ofensiva sobre la contigua ciudad, esta vez de signo contrario que hace tres años y apoyada con aviones de Estados Unidos.

Sin embargo, las autoridades de Termez pretenden hacer creer a los periodistas extranjeros que su máxima preocupación en este momento es iniciar los preparativos para conmemorar el 2 mil 500 aniversario de la fundación de la ciudad.

"Todo está muy tranquilo en Termez", con estas palabras recibe invariablemente a cualquier periodista extranjero Ramazán Ashurov, portavoz de la alcaldía.

-¿Y las medidas extremas que se han tomado?

-No se ha tomado ninguna medida. Todo está muy tranquilo en Termez.

-¿Y los estallidos que se escuchan por las noches?

-No son bombas, lo que pasa es que cerca del hotel hay un billar y el ruido que generan las bolas, al chocar con fuerza, parece un estallido ?se anticipa en la respuesta un colaborador de Ashurov, que más bien parece oficial del servicio de seguridad.

La explicación provoca carcajadas entre los cinco periodistas extranjeros que solicitamos ver a Ashurov. Nos recibió en la calle, junto a la entrada de la alcaldía.

Corrige a su colaborador: "A lo mejor no es el billar. Es que muy cerca de aquí tenemos un polígono de pruebas y por las noches se realizan disparos de artillería. Todo está muy tranquilo en Termez", dice por enésima vez.

-Entonces, ¿podemos ir al aeródromo militar de Kakaida (a 25 kilómetros de Termez)?

-No. Hace falta un permiso de los militares.

-¿Y al Puente de la Amistad?

-No. También hace falta un permiso de los militares.

-Por lo menos, ¿puedo tomar una foto de los tanques soviéticos que están al aire libre, junto al museo que tenemos a una cuadra de aquí?, pregunta en plan de broma el reportero gráfico de la agencia Ap.

-No. Es necesario un permiso de los militares -responde Ashurov y se anticipa a la última pregunta de un diálogo que carece de sentido: "Es que luego algunos periodistas extranjeros andan diciendo que la situación es tan tensa en Termez que ya hay hasta tanques en las calles".

En las calles no. Están en las afueras de la ciudad. Igual que las piezas de artillería y las rampas de lanzamiento de misiles, apuntados todos hacia Afganistán.