DOMINGO Ť 28 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Cruzaron a Afganistán entre 5 mil y 10 mil hombres; cuentan con armas antiaéreas

Paquistaníes armados se unen a la jihad contra EU

Ť Se pronuncia Pervez Musharraf porque se detengan los bombardeos en el Ramadán: esta guerra podría tornarse "un atolladero" para Estados Unidos y sus aliados, advierte

REUTERS, DPA, AFP, AP

Islamabad, 27 de octubre. Miles de paquistaníes armados cruzaron hoy la frontera hacia Afganistán para unirse en apoyo a la milicia talibán en la jihad contra Estados Unidos, mientras el presidente Pervez Musharraf se pronunció contrario a la continuación de los bombardeos en el mes de ayuno musulmán del Ramadán.

A tres semanas de los bombardeos sobre Afganistán, Musharraf advirtió que esta guerra podría convertrse en "un atolladero" para Estados Unidos y sus aliados.

attacks_holy_warriors_0duPero en Washington el presidente estadunidense George W. Bush dijo estar considerando un aumento en la ayuda financiera a Pakistán, que superaría los 100 millones de dólares ya prometidos para alentar a ese país a apoyar su política contra el terrorismo internacional

Las columnas de tribus paquistaníes, en su mayoría pashtunes como el talibán, partieron desde la aldea fronteriza de Temergarah, encabezadas por el líder Sufi Mohammad, del movimiento Tehrik Nifaz-e-Sharia Mohammadi (TNSM), que reivindica la estricta aplicación de la ley islámica.

Muchos de los activistas seguían llegando y otros habían ingresado ya en horas de la madrugada en camiones y autobuses repletos, en un número que se menciona de entre 5 mil y 10 mil hombres que juraron librar una "guerra santa" contra Estados Unidos, que inició los bombardeos contra Afganistán el 7 de octubre, los cuales cobraron esta semana la muerte de una avanzada de 35 paquistaníes en Kabul.

"Resistiremos si nos intentan detener; la jihad comienza aquí", señaló un portavoz de la organización musulmana consultada por la prensa, cuyos milicianos portaban rifles de asalto Kalashnikov, fusiles de ataque, subametralladoras y hasta lanzacohetes y armas antiaéreas.

En medio de un fuerte sentimiento protalibán en las zonas tribales, las autoridades paquistaníes dijeron no saber cómo actuar frente a este asunto. "Por el momento no hemos recibido instrucciones de parte del gobierno ni para detenerlos ni para permitirles pasar a Afganistán", dijo un responsable local.

Testigos dijeron que los activistas musulmanes, que acudieron a los llamados de su líder Sufi Mohammad, comenzaron a llegar desde el viernes en diversos vehículos, y reportes locales señalaban que varios cientos o miles ya habían entrado a través de la escarpada zona montañosa de Afganistán al caer la noche del sábado.

Mientras los organizadores afirmaban que en otras poblaciones de la provincia de Frontera del Noroeste se estaban formando grupos similares de milicianos, se dijo que su misión era entrar a la provincia afgana de Kunar para apoyar a la gobernante milicia talibán a defenderse de toda incursión de tropas estadunidenses.

Fuentes de los militantes islámicos paquistaníes dijeron haber recibido la instrucción del líder talibán Mohammad Omar de que esperaran su llamado para cuando fuera necesario, pero le respondieron que iban a permanecer en Afganistán como una "fuerza de reserva" y que ellos mismos cubrirían sus gastos de alimentos.

El presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, recordó que el mes del Ramadán comienza el 17 de noviembre y que por eso se inclinaba por detener los bombardeos sobre Afganistán, ya que de lo contrario ello dará "una excusa" a aquellos que están contra las acciones en el vecino país.

El presidente, quien abogó por una solución política y de consenso para la formación de un futuro gobierno en Kabul, descartó que la muerte el viernes del líder afgano opositor Abdul Haq pueda tener alguna consecuencia hacia un futuro gobierno de amplia base.

Sin embargo, al pronunciarse por el fin de la guerra admitió que las actuales acciones militares estadunidenses contra Afganistán están causado "excesivos daños colaterales" y muertes entre civiles, y que esa política debe ser revisada.

Además, insistió en el problema de los refugiados afganos que se encuentran en su país, y dijo que por lo menos otros 2 millones entrarían a Pakistán si se reabrieran las fronteras, y eso repercutiría en problemas socioeconómicos.