DOMINGO Ť 28 Ť OCTUBRE Ť 2001

Lockheed, a la alza

El contrato sin precedente que firmó el Pentágono con Lockheed Martin en perjuicio de Boeing para fabricar un avión de combate multifuncional, cuya puesta en servicio está prevista para 2008, presenta innumerables incertidumbres.

El Departamento de Defensa estadunidense anunció el viernes que prevé encargar 3 mil de estos aparatos Joint Strike Fighter (JSF) por un monto de más de 200 mil millones de dólares en los próximos 40 años. El Pentágono pretende vender un número similar de estos aparatos a los aliados de Estados Unidos, lo que representaría un contrato global de más de 400 mil millones de dólares, estimaron analistas.

El encargo de 200 mil millones de dólares incluye 19 mil millones para la puesta a punto que Lockheed Martin compartirá con sus dos socios minoritarios, Northrop Grumman y British Aerospace, y que se prevé que durará unos seis años. Además, el fabricante de motores Pratt and Whitney recibirá 4 mil millones de dólares.

Esto es sólo el principio del largo camino que recorrerá el JSF en un momento en el que Estados Unidos enfrenta crecientes limitaciones presupuestales en un periodo de dificultades económicas y de aumento del gasto para financiar la guerra contra el terrorismo, según diversos analistas.

El JSF ha sido pensado para remplazar a casi todos los aviones de combate de las fuerzas aérea y aeronaval, y a la infantería de la Marina estadunidense.

El General Accounting Office (GAO), especie de tribunal de cuentas del Congreso, pidió recientemente al Pentágono que postergue el inicio del programa del JSF, al considerar que varias nuevas tecnologías clave del proyecto aún no están a punto, lo que representa un riesgo financiero.

Además, los partidarios del control de armamento se oponen firmemente a la idea de vender a otros países un aparato tan sofisticado, debido al riesgo que representa proveer armamento a potenciales enemigos.

Aparte de Gran Bretaña, los otros países involucrados son Dinamarca, Noruega, Holanda, Canadá e Italia. Singapur, Turquía e Israel están autorizados a comprar estos aparatos y Washington quiere, evidentemente, ampliar esta lista para recuperar los costos el JSF. (AFP)