Ť La obra, de Fred y Bob Fosse, recrea la vida de esa ciudad en los veinte
Fusión de danza y teatro, el musical Chicago, por primera vez en México
Ť Se representa en el Centro Cultural Telmex, con la dirección de Walter Bobbie
Ť Más de dos decenas de bailarines y cantantes, así como una orquesta en escena
JUAN JOSE OLIVARES
La noche del pasado miércoles fue estrenada en el teatro Dos del Centro Cultural Telmex la obra musical Chicago, puesta dancística y teatral en dos actos que recrea, por medio de la danza, la gesticulación y la música, la vida de la ciudad de Illinois en los veinte: jazz, asesinatos a sangre fría y la controversial importancia de la prensa en la vida social.
Chicago el musical, obra que tiene 27 años de existencia desde su primer estreno en Broadway, rindió culto al poder seductor de la femineidad con una historia de dos mujeres asesinas que están obsesionadas con ser estrellas del vodevil.
"Tercera llamada, tercera...", sonaba el altavoz y el teatro se oscurecía y daba paso al encuentro con 23 bailarines y cantantes, así como con una orquesta de 18 músicos de jazz que ilustró el relato de muerte, pasión y alegría.
La ironía es uno de los principales ingredientes de la obra y sus fundamentos escénicos son, desde un inicio, la estupenda vocalización del coro y las solistas, así como la buena técnica dancística y una bien dirigida coreografía de Bob Fosse.
No hay más en el proscenio que bailarines-cantantes-bailarines (adonis y afroditas góticos) que gesticulan cada parte de la puesta, original de Fred y Bob Fosse, este último el primer director en la historia en ganar los premios Oscar, Tony y Emmy en el mismo año (1973) por la película Cabaret, el musical Pippin y el especial de televisión Liza with a Z.
Largo recorrido
Como se sabe, este exitoso musical ha recorrido a lo largo de su existencia, varios países y ha contado en cada uno de éstos con personalidades que ahora son estelares del mundo del espectáculo, como la alemana Ute Lemper, quien fue la protagonista en Londres y Nueva York.
Sin duda, la agrupación, dirigida por Isaac Saúl, es parte fundamentral en el desarrollo de Chicago, y no porque ocupe casi la totalidad del tablado, sino porque, paralela, dicta la atmósfera de la historia. Eso sin contar con la espontaneidad y talento de las dos protagonistas, que en varias ocasiones se roban las risotadas de la audiencia. Y es que tanto Marroquín como Guida, además de mostrar un soltura escénica y vocal, se adueñan del proscenio en forma natural, como si ya se hubiesen presentado ante el público unas cien veces.
Coordinación de baile y cantos corales de los demás bailarines acompañan a la novela y sus personajes, como extraídos de los progamas del Chicago farandulero y noctámbulo.
El relato habla sobre Velma Kelly (Sandra Guida) y Roxy Hart (Bianca Marroquín), quienes se encuentran en la cárcel luego de cometer asesinatos pasionales. Su leitmotiv es el erotismo y, al final, se redescubren como auténticas divas del espectáculo.
Son casi dos horas de show en el que el auditorio pocas veces tiene tiempo de distraerse, porque está inmerso en la búsqueda del hilo conductor de la obra y por la versatilidad de los artistas (todos con experiencia en danza y teatro), que en cada número musical ?22 en total, unos más largos que otros? fueron aplaudidos por el público, dentro del que se encontraban personajes del teatro en México.
Quizá lo que faltó fue un espacio con dimensiones mayores para un despligue coreográfico más espectacular (la orquesta tuvo el que se merece) y un cierre más vistoso, que amarrara la gama de sensaciones que provoca la puesta a lo largo de su presentación. Sin duda, el director Walter Bobbie ya dio el primer paso, falta que convenza a la gente que no está acostumbrada a presenciar musicales tipo Broadway, donde el montaje se estrenó en 1975.