VIERNES Ť 26 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Virajes de la naturaleza y decisiones históricas la han marcado

Guanajuato guarda en sus entrañas ciudades de las que nadie se entera en el Cervantino

Ť Un recorrido con la arqueóloga Irene Victoria descubre sitios ocultos al turismo

RENATO RAVELO ENVIADO

Guanajuato, Gto., 25 de octubre. La urbe se oculta al visitante entre sus cientos de edificios, pasa a segundo plano paradójicamente por su esplendor; casi nadie se entera durante el Festival Cervantino que Guanajuato tiene en sus entrañas otras ciudades ocultas, tantas como virajes de la naturaleza y decisiones históricas la han marcado. Y al mismo tiempo es volátil con sus mil 700 comerciantes ambulantes y mil 262 establecimientos autorizados para vender alcohol, casi uno por cada 10 visitantes de fin de semana.

Ciudad lineal

NEOSEn un recorrido con la arqueóloga Irene Victoria por los alrededores y los túneles de la ciudad es posible descubrir lo que permanece oculto al turismo, incluso a la propia academia, porque en Guanajuato el pasado se encima o se mitifica, no se decanta, convive lo mismo el muro de la hacienda de La Raya (se dice que la primera) que semeja un castillo vencido por el tiempo, que el edificio del Teatro Juárez, neoclásico como el Palacio Legislativo y el templo de San Diego, abajo del cual existe un convento del cual apenas hace dos años se hicieron excavaciones para dejar testimonio.

Y en el rostro externo, el encargado de fiscalización municipal, Sealtiel Avalos Santoyo, advierte del problema heredado de administraciones pasadas, en las que se otorgaron permisos para expender alcohol, uno de los tres aspectos que corresponden a su oficina. Los otros dos son la comercialización en vía pública y lo que tiene que ver con establecimientos mercantiles. Este año, dice, solamente se dieron cuatro permisos, uno por día, para la venta de alcohol en La Yerbabuena. Si uno decidiera solicitar para este año un permiso, no sería posible. Si fuera para 2002, cuando se cumplirán 30 años del Cervantino, la media docena de trámites haría tentador pagar mejor la multa de 100 salarios mínimos como máximo. Quizá valdría la pena: este año sólo se ha sancionado a 20 establecimientos.

La arqueóloga Victoria propiamente no ejerce en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, lo cual se convierte en una ventaja por la flexibilidad de criterio de exposición. Así se camina por el túnel que está dos o tres metros arriba del río junto al cual se construyeron haciendas de beneficio (porque se beneficiaba el mineral), en momentos en que no se entraba a la ciudad sino en mula: ''No es hasta el siglo XVI, cuando pacifican a los chichimecas, que inician las actividades mineras. Y fue un auge. Si en ese siglo había 4 mil habitantes, para el XVII ya había 16 mil".

El historiador Díaz Berrio la llama la ciudad lineal, por su construcción alrededor del río, si bien Luis Fernando Díaz Sánchez sostiene en Historia e identidad de Guanajuato que la ciudad nunca contó con acta de fundación, por lo que la ocupación de los espacios se dio de manera irregular, o mejor dicho a merced y beneficio del río.

Leyenda y fantasía

Respecto del otro río que corre por las calles de Guanajuato, Avalos Santoyo señala que únicamente los establecimientos que solicitaron autorización pudieron extender la venta de bebidas alcohólicas hasta las cuatro de la mañana, con media hora de tolerancia para que nadie permanezca en el local, y que oficialmente la venta de cerveza debe concluir a las 10 de la noche. Destaca asimismo que, como ningún año, ahora se ha prestado atención al flujo de visitantes con espectáculos callejeros en cuatro espacios: Plaza de la Paz, Baratillo, Jardín Reforma y Plaza Juárez.

En el túnel que de alguna manera dibuja el río, debajo de lo que ahora es el Mesón de San Antonio y la sala de prensa, por la única apertura visible (las puertas están tapiadas, como las ventanas o los balcones) es posible ver la entraña del edificio y comprender este ensimismamiento de Guanajuato.

Lo que era la Hacienda de Patrocinio es hoy un gran estacionamiento; en un restaurante llamado El Capitolio es posible descender a las entrañas de la ciudad, los mesones son hoteles, y es ahí donde se juntan los dos ríos: la gente ve en las calles de Guanajuato leyenda y fantasía, pero la ciudad, como se deriva del recorrido con la arqueóloga Irene Victoria, es una urbe que ha sido determinada por la economía y por la naturaleza, por la piedra y el agua.